El mundo de los crossovers es un mundo tramposo. O sea, sí, está muy bien ver a Hulk dándose de toñas con Spiderman, pero a veces la cosa se transforma en un espectáculo ciertamente lamentable. “Eh, vaya, ahí está Batman. Ya me ha salvado la vida quince veces y hemos colaborado otras tantas contra el mal, pero sigo sin fiarme de él. ¡Tendremos una lucha a muerte!”. Y al final, tan amiguitos. Uno termina hasta las narices de que, cuando un superhéroe está a punto de morir, de repente aparezcan Los vengadores de la nada y le hagan una cara nueva al villano de turno. No, hombre. Los crossovers deberían ser cosas especiales, apasionantes e increíbles. Coño, que hasta el doctor Extraño se ha convertido en un ser con el que Spidey hace gracietas mientras toman pastas de té. Ninguna editorial se libra de hacer crossovers. Mortadelo lo hizo con el capitán Trueno, Pafman con Sporty, Sabrina con Sonic…me jugaría el cuello a que, si buscamos, aparece algún crossover entre Hansi y El nazi de la sopa. Y entre todos estos crossovers radioactivos y perjudiciales para la salud de cualquiera, uno que destaca entre todos. Uno cuya mera concepción forma parte del museo de los horrores. No puedo estar hablando de otra cosa que de Punisher conoce a Archie (y habría estado encantado de no hacerlo).
En 1994, un agente doble de Marvel y Archie comics decidió que juntar al asesino despiadado y al adolescente metido siempre en problemas teens sería una gran idea. Y obviamente, llamaron corriendo al mejor guionista que tenían en plantilla en los 90: Batton Lash, conocido por haber hecho el volumen 2 de Radioactivo man (ni el uno le dejaron al pobre) y Simpson super-espectacular #1-#5. Alguien con un curriculum tan abultado era, sin duda, el adecuado para Punisher meets Archie. A los lápices, por parte de Marvel, John Buscema. Sí. Buscema. Uno no entiende como un maestro así se dejó engañar, pero como que está mal hablar ídem de los muertos (sí, por si os preguntabais por qué estaba tardando en sacar nuevo cómic, es que no le dejan entregar si la página está llena de tierra), simplemente diremos: Pobrecico, espero que le obligaran en Marvel o algo. Por parte de Archie Comics, el tambien veterano Stan Goldberg, que trabajó con Marvel escribiendo historias de amor chungas y cambió de registro totalmente al entrar en DC, donde escribió las apasionantes y recordadísimas series Cita con Debbie, Baila con Scooter y Binky. Después, entró en nuestra querida Archie Cómics, donde sigue hasta ahora dibujando series tan poco repetitivas como (juro que no me invento ninguna) Archie y yo, Betty, Betty y yo, Todos quieren a Archie, Vida con Archie, Los amigos de Archie, Archie en el instituto Riverdale, Sabrina la bruja adolescente… Vamos, su vida era, SIN DUDA, apasionante hasta el máximo antes de hacer este crossover en 1994 que, por alguna razón, le supuso un premio en la Comic-con. No preguntéis. Mejor así.
¡¡48 páginas!! ¡¡Sin anuncios!! Fijaos, hasta Lost tiene anuncios, ¡¡pero Archie meets Punisher NO!! ¿Símbolo de una obra maestra? ¿Simple casualidad? No sé vosotros, pero ya me han dejado en vilo. No en vano es el crossover que llevábamos pidiendo desde tiempo inmemorial. ¿Capitán América contra Superman? ¿A quien demonios le puede interesar? ¿Spiderman contra Hitler? ¡¡Un cómic para nenazas!! ¿Archie conoce a Punisher? ¡¡Esto es un cómic de verdad, malditos verdaderos creyentes!! Y ya en la portada, el primer detalle que nos hace ver que, contra lo que podamos creer, este es un cómic para hombres muy hombres. Fijaros bien en la entrepierna de Punisher. ¿Creíais que era una flecha normal e inocente? ¡¡Fijaros en la forma!! Y es que, si no es lo que parece, ¿a qué demonios viene una flecha ahí? ¿Seguís sin estar convencidos? ¡¡Fijaros en cómo Archie sonríe mirando de reojo metido en su tazo volador!! Segundos sentidos en un cómic viril y aparentemente intrascendente como éste. Archie meets Punisher tiene mucho más de lo que parece para ofrecernos.
Vamoallá. Todo empieza con un tipo encapuchado siendo perseguido por Punisher, en dos geniales páginas que nos dan una idea del nivel del guionista y de lo que será el conjunto de la obra. Os transcribo los diálogos al completo, para que os metais en la trama al doscientos por cien: “Puff puff! Pant pant! Screech! Oh, @*@*!, Puff puff! Grunt! Ka-chung Blam Blam Blam, Yadda Yadda Yadda!, @*@*!, Budda Budda Budda”. Impresionante, ¿eh? Nivel por todo lo alto. Ni en el mes mudo de Marvel se inventaron tantas onomatopeyas (¿Yadda yadda yadda?). Al final, Punisher encuentra la gorra del tipo encapuchado (porque sí, era un tipo encapuchado con gorra) y la mira misteriosamente. Poco después, un malvado clon de Archie y el tipo de la revista Mad, al que llamaremos amablente Mad Archie, pide un billete para Riverdale después de pensarlo un rato.
Sabemos que es un clon malo de Archie por las cejas y, uh, los dientes, supongo. Más que nada porque en todo lo demás es jodidamente igual. Anda que se comieron mucho la cabeza en Archie comics. Por otra parte, ¡qué referencias tan bien llevadas! Archie, Marvel y ahora…¡¡DC!! ¡¡Gotham!! ¡¡Apenas se nota que esa viñeta está puesta exclusivamente para hacer la gracia!! ¡¡Apenas!! En fin, tras aterrorizarnos con la terrible cara de Mad Archie (esas cejas dignas de ser peinadas por Llongueras, esas paletas dentales capaces de comerse un buey sin cocinar ni nada…), nos vamos directamente a Riverdale, hogar de Archie, Verónica, Jughead y un montón de gente que en España jamás le han importado a nadie. Allí, a Archie le mojan entero con un globo de agua mientras va a buscar a Verónica, una de sus dos novias (como Física o química, esto es un incisivo relato de la realidad cotidiana). Y como esto es un cómic de diversión y risas mil, un tal Leroy, primo de Verónica, le apunta con la manguera, a lo que él le responde mojándole y pillando de rebote a Verónica, que se pilla un idem de los gordos. Ah, la risa y el humor no paran. Que aprendan los guionistas de sitcom. Archie se molesta muy mucho y salta de manera estúpida mientras pregunta “¿Entonces de follar ni hablamos, no?”.
…O su equivalente en cómic infantil, vaya. ¡Repámpanos, Verónica! ¿De patinar ni hablamos, no? Me gustaría saber de dónde salen las estrellitas (dibujadas por un niño de cinco años o así, vaya) si no se hace daño a nadie con la puerta, que no deja de ser curioso. Y cómo puede pegar Archie esa clase de saltos sin esmorrarse, vaya. Mientras tanto, Punisher persigue al clon éste, porque por lo visto se ha enterado de que se ha marchado a Riverdale (¿que cómo se ha enterado? ¿Y a quien le importa? Me parece que amenazando a un tipo, ¿no es lo que hace el Punisher?) y hace anotaciones en su diario que prueban que, eh, muy normal no es. Vamos, digo yo. A mí me enseñaron que después del uno venía el dos…
…Y después del 769446 venía el 769447. Pero vamos, por comentar. Tampoco me voy a meter con un tío que lleva una calavera en la camiseta, una metralleta en la mano y cara de cargarse a cualquiera que le pida la hora. Por si no os habeis dado cuenta a estas alturas, que va a ser que sí, Archie y Mad Archie se parecen (¡oh!), y Punisher les va a confundir cayendo en una serie de divertidos enredos con el asesino más despiadado de Marvel como protagonista absoluto. ¡¡Yay!! Nada más empezar, Mad Archie llega a Riverdale y conoce a Verónica, que dice que Archie es agua pasada y demás, rollo mujer despechada (y eso que sólo la han mojado con una pistola de agua, tú. Si llega a pillar a Archie con la otra chica tenemos matanza en Riverdale…y el cómic subiría de calidad inmediatamente, por cierto).
Y como no podía ser de otra manera, cambia de novio y se lleva a Mad Archie a una fiesta de graduación, mientras pega saltitos a lo Archie (o sea, con las dos piernas levantadas hacia el cielo). La pobre chica no se da cuenta de que en realidad quiere a Archie. Como en el episodio aquel de Ross y Rass. Mientras, en otro lugar (una cafetería, para ser más exactos), Archie es confundido con Mad Archie por una banda de mafiosos (¿qué os he dicho? ¡Aventuras disparatadas! ¡¡Viva!!) y Punisher les sigue. Straczinsky no lo habría hecho mejor. Sobre todo por la sutilidad con que se trata desde el principio el tema de que el nuevo Archie (cada vez más parecido a Ron Weasley, por cierto) es malvadocabrón.
Aupa ahí. Haciendo amigos. Que vale, que yo tambien le arrancaría el brazo a un tipo tan mal dibujado como ese, tan años 50 el muchacho, pero vaya, que le acabas de conocer, tampoco hace falta poner mala cara sólo porque te diga como comprar un sobresaliente en química mientras te pasa la mano por los hombros sin haber cruzado una palabra cont…eh…me empieza a caer bien el nuevo Archie. Sociópata, pero si consigue que haya una matanza en Riverdale, el objetivo de mi vida estará casi completo. Después, los amigos de Archie se preguntan qué habrá pasado con él igual que nosotros nos preguntamos qué ha pasado con la aventura sin límites que nos prometían en la portada. Tranquilos, empieza ahora. Y es que los gangsters siguen siendo perseguidos por Punisher mientras dicen frases muy de gangster a lo “Shaddap” (en vez de “Shut up”, ¿lo pillais? ¿lo pillais?), hasta que llega el momento de decírles quien les persigue a Archie y su amigo Jughead (del que no sé nada y prefería seguir sin saber).
“¿Punisher? ¡¡Pato!!”. Es también lo primero que me vendría a mí a la mente, oye. ¿Que me va a matar un asesino conocido en el mundo entero por sus artes sanguinarias y de venganza absoluta? ¡¡Codorniz!! ¡¡Águila!! (sí, ya sé que tiene que ver con el camuflaje del Fuck, pero demonios). Atención especial a los ojos de Jughead, totalmente desacordes con el diálogo, como diciendo “Bueh, esto ya lo he vivido tantas veces que es tan emocionante como una pelea Spiderman-Rino”. Finalmente Punisher les detiene (no sin antes dedicarle una viñeta entera a la palabra “Crash”, sin ningún otro tipo de lenguaje visual que le acompañe, demostrando o bien que este cómic no necesita de metáforas visuales o bien que el dibujante era muy inepto para poner un accidente de coche medianamente decente. O sea, si a lo máximo de realismo visual que podía llegar era a esto…
…tampoco le podíamos exigir mucho al muchacho, que hace lo que puede. Me gusta cómo un simple ejercicio de primero de escuela de arte (enseñar un objeto desde distintos ángulos) se convierte en una viñeta auténtica del cómic. Especialmente cuando las líneas de dirección están mal hechas. Qué demonios, hasta yo tuve que hacer algo parecido en 4º de ESO. Ahora bien, nos planteamos en la siguiente vicisitud (¿Randy usando palabras inteligentes? ¡Wow!): Punisher es un tipo que mata a todo el que se le pone por delante. ¿Que un joven no ayuda a una señora a cruzar la calle? ¡Petardazo del 15 que te parió! ¿Que un anciano escupe en el metro? ¡¡Calibre 25 para su corazón!! ¿Qué no hará con Archie, al que ha confundido con Mad Archie? Porque lo normal sería pegarle un disparo entre ceja y ceja y marcharse sin preguntar. ¡¡Es Punisher!! ¡¡Es malo!! ¡¡Es sanguinario!! ¡¡Jamás dudaría en…!!
Uh, ¿se puede saber qué demonios hace dudando AHORA? En fin, la semana que viene veremos qué tal le va a Mad Archie en su camino para conquistar a Verónica, si Puni le dispara a Arhie de una vez y veremos el final de esta cosa. ¡¡Con las apariciones especiales de Fat Sonic, Spiderman y el Capitán América!! ¡¡Yo de ser vosotros, me lo perdería!!