¿Qué tienen en común Jaime Rosales, la bandada de secuelas semanal y un reseteo que sigue trayendo cola? Vale, que si Jaime Rosales hiciera una secuela de La soledad sería mejor realizar un reseteo de la humanidad, ¡¡pero tambien que forman parte de las noticias de esta semana!! ¡¡Las habrán leído en más sitios, pero seguro que no tienen un flamante pase de prensa para Sitges 08!!
ROSALES VUELVE A ARMARLA
Hay veces que un director cambia la historia del cine. Orson Welles nos enseñó que una nueva narrativa era posible en Ciudadano Kane, Charlie Chaplin y Buster Keaton abrieron nuevas ramas de la comedia que iban más allá de slapstick. Y Jaime Rosales creó la polivisión. O eso le gustaría creer a él. Hay un género de directores de cine que me dan mucha rabia. Y es que para dedicarse a esta industria hay que ser, en primer lugar, humilde, algo que a Rosales se le queda un tanto largo. Rosales es el típico tipo que se planta delante de ti y dice “Soy un genio. Soy el mayor genio que ha dado la historia del cine, porque parto la pantalla en dos mostrando cosas insustanciales y además hago que los diálogos casi no se escuchen”. O sea, confunde genialidad o innovación con pretexto chorra realizado expresamente para creerse superior al resto de directores de la humanidad. Algo parecido a lo que le pasaba a Lars Von Trier con su Dogma 95. La cosa es que Rosales, tras La soledad, ha presentado su nueva película en San Sebastián: Tiro en la cabeza (y no, no voy a hacer el chiste obvio). Por si fuera poco que le dejen rodar una nueva película, encima el tío ha ido partiendo la pana. Eh, aquí estoy yo, soy un genio que ha sabido captar a la perfección la realidad del País Vasco y reto a los espectadores. Soy el puto amo. Por una vez, hay que decir algo a favor de los críticos de cine: La gran mayoría no se han dejado engañar por la nueva propuesta del colega Rosales, calificándola de vacía, estúpida, pretenciosa o estéril. De hecho, sólo hay un par de avispados que dicen que debería estar en el palmarés para mostrar el problema real de la sociedad vasca (un problema que, por supuesto, lo sabe mejor que nadie un listillo catalán como Jaime). Para quien no lo sepa, la película trata sobre un hombre. Un hombre que hace una vida normal durante 80 minutos y al final se va a Francia y mata a dos guardias civiles. Todo esto sin que se oigan los diálogos (Rosales prefirió centrarse en el ruido de fondo. Es para darle de collejas y no parar, de verdad) y rodada con teleobjetivo para, supongo, parecer más cool. Vamos, que no la rodó con los ojos vendados porque se lo reserva para su tercera película polivisionil-gafapasta (Las horas del día es de él, pero no es polivisionil, así que es, obviamente, mala). Lo dicho: Habemus Rosales. ¡¡¡¡AVIV SELASÖR!!!!
No les miren así. Ellos no tienen la culpa de compartir nombre con eso.
Y ya que estamos habando de gente que se droga, es hora de contar la última gran polémica del mundo de los videojuegos. ¿Adivinan? ¡Se trata de algo relacionado con GTA! Los chicos de Rockstar, que a estas alturas ya provocan por provocar (me juego el cuello a que en GTA 5 veremos sexo explícito y se nos darán más puntos por hacerlo sin condón. Al tiempo), han decidido que su juego para Nintendo DS, Chinatown wars (decidlo con voz rimbombante. ¡Suena mucho mejor!), será cuanto más adulto mejor. Y junto a características tan interesantes como contar con ciclos día-noche y varias condiciones atmosféricas, unos gráficos altamente chungos o misiones cortas (que estamos en la DS, ¿recuerdan? La consola de los perritoz), en Rockstar han decidido poner un minijuego en el que venderemos droga. Ya sabéis: Los de Rockstar tienen pelo y testosterona hasta en la uña meñique del pie izquierdo. Son machos de verdad. ¿Cómo? ¿Qué insinuais? ¿Que buscan la polémica por la polémica? Desde luego, qué tonterías. Ni que les gustara salir en los telediarios y hacerse los mártires por no tener libertad de expresión o algo así. Pobres, pobres tipos del GTA. Arrasando en ventas y bañándose en bañeras de dinero y crack. Pobrecitos.