¿Me recuerdan? Sí, hombre, soy aquel jovenzuelo que la semana pasada les recordó lo idiotas que eramos todos al creer en algo como Los Fruittis, el invento de una mente desequilibrada como la de Antonio D’Ocon, que pretendia crear un ejercito de niños contra los vegetarianos que comen fruta. Seguramente lo hizo porque su primo tenia una charcuteria, y le iba mal porque le habian colocado un restaurante vegetariano delante, y como es el que más pasta se ha sacado de la familia, un favorcito le podría hacer. El resto de la historia es por todos conocido, pero… ¿Cuál es el resto de la historia que les conté hace un par de semanas? ¿Realmente desean verlo? Agárrense, porque vienen mierdas (si es que soy chocantísimo. El humor, el humor)
Y parecía listo, el Pincho este… “¿Y donde me pongo la cuerda?”. En la nariz, no te jode… Además, cuando le responde que en el cuerpo, él dice “Aaah…” como si fuera una posibilidad que no se le habia ocurrido antes. Por cierto, ¿en qué angulo baja esa jodida cascada? Si sigue cayendo, lo normal seria que lo siguieran viendo, ¿no? ¿Y cómo se descubre una cueva secreta detrás de una cascada cuando estás cayendo a punto de morir?
Dos observaciones: 1) Gazpacho es la única fruta que cae dos veces en la misma cascada, y 2) ¿Es que no puede dejar de decir tonterías? “por loh peloh mihmamente”. ¡¡GAZPACHO, QUIERO UN HIJO TUYO!! Además, es un tio con honor, con orgullo, un macho ibérico que nunca admitirá haberse caido por una cascada cuando bajaba por una cuerda para entrar en una cueva que un cactus acababa de encontrar. Por cierto, el cactus. Fuerte como él solo, oigan. ¿Superman? ¿Qué? ¡Pincho lo deja a la altura de Beppo el supermono! Agarra una mochila, tira un poquito, y ¡ZAS! Rescata a sus dos recién conocidos amigos. Este sí que sabe qué hacer con sus poderes, y no Hiro Nakamura. En poco tiempo pasa de todo, la excusa de Gazpacho, una clase de geología de Pincho sobre las estalactitas, la respuesta “graciosa” de la piña, la admiración que siente gazpacho hacia la mochila de Mochilo sale a la luz y aun da tiempo para que Pincho se de cuenta de que las frutas también envejecen (aunque él no lo sea).