¿Qué tienen en común el cómic francés, los guionistas americanos y la muerte de dos mutantes? Vale, que si dos mutantes murieran en un cómic francés seguro que andaban los guionistas americanos por detrás diciendo que el cómic no entra en continuidad, ¡¡pero también que forman parte de las noticias de esta semana!! ¡¡Las habréis leído en más sitios, pero seguro que no tuvieron ayer su comentario 5.000!!
A ANGOULEME HEMOS DE IR, CON UNA BOTA, CON UNA BOTA
Si alguien de un universo alternativo llegara y nos dijera que los coches vuelan y los dinosaurios han repoblado la tierra extinguiendo a la raza humana, probablemente le miraríamos, totalmente crédulos, y le acogeríamos entre nosotros. Al fin y al cabo son cosas que pueden pasar. Si en vez de eso nos dijera que en España lleva 34 años en pie un festival dedicado exclusivamente al cómic patrio le daríamos una patada tal en el trasero que volvería directo a su realidad alternativa. Que hay cosas que no pueden ser, hombre. Un festival dedicado al cómic español, ya. El día que se reconozca como buen cómic, suficiente para llenar cientos de stands, la obra de Monteys, JMV, Bartual, David Ramírez, Rubén Fdez, Nacho Fernández (que se tiene que marchar fuera para poder publicar) o cualquiera de los grandes del webcómic español que merecen ser descubiertos y publicados ya (mención especial a ¡Eh, tío!, Freaks y Geek in love, que merecen publicación casi inmediata), ese día, montaré una gran fiesta por todo lo alto. Más que nada porque supondrá que se publican tantos cómics españoles en España como franceses en Francia, donde tenemos para dar y tomar, y no sólo cómic gafapasta o semihumorístico como aquí: Tenemos ciencia ficción, humor, aventuras, superhéroes “made in France”, amor…y ¿sabéis qué? Se montan colas gigantescas hasta para el autor más nimio, nadie se queja de que el manga se come al cómic patrio (a pesar de que esté a la mitad de precio que por aquí. En serio, ver un tomo de Nana a 4 euros es para que se te caiga la cara de vergüenza al suelo), y, en general, los dibujantes y guionistas de cómic son mirados con tanto respeto como cualquier otro artista. Angouleme es otro mundo.
Aquí se consideraría vandalismo callejero
En Francia, el cómic es una disciplina artística, como quien dice. Es una maestría, algo más que el “pintar monitos” que se cree por estos lares. Lo lee, como en Japón, todo el mundo: Los pequeños, los medianos, los mayores. Aquí, o diriges el tema a tu público directamente (en el último Expocomic me intentaron endilgar como cinco veces Amor entre hombres o algo así, a pesar de que iba con Hardita de la mano en plan empalagoso-asqueroso. Debo tener pinta de gay de todas todas) o te comes los mocos más de lo que ya te los vas a comer. Y no es tema del proteccionismo francés, que tambien, sino de saber promocionar lo bueno que tienen. Nosotros tenemos a Mortadelo, ellos al Pequeño Spirou. Nosotros tenemos a Zipi y Zape, ellos a Astérix. Nosotros tenemos a Pafman, ellos Tintín. No me han comparar la calidad y la importancia en la historia del cómic, por favor. Pero vaya, lo mismo pasa con el cine. Nunca escucharás a un francés decir que el cine francés es malo (en parte porque para nada lo es), ni a un francés que jamás haya leído algo de BD. Aquí si lees cómic español y ves películas rodadas por, pongamos, el gran Nacho Vigalondo, eres rarito y debes ser crucificado. Así nos va mal, gente. Vamos a tener que emigrar todos a Francia para que se nos reconozca un poquito, coño. Por cierto. La noticia es que del 24 al 27 de enero, o sea, ahora, sucede en Angouleme el festival internacional de la bandè dessinè. O lo que es lo mismo, del cómic. Allí estaremos a pesar de que no entienda un pijo de francés. Sólo por ver a tanta gente emocionándose por el cómic merece la pena. Algo muy diferente a lo que tenemos aquí, ya les digo. O sea, ¿en qué mundo normal gente así seguiría permaneciendo en el anonimato? Una industria es lo que necesitábamos. Coñoya.
(more…)