¿Qué tienen en común un montón de bromas malas, Superman y una oficina normal y corriente? Vale, que si alguien viera a Superman trabajando en una oficina normal creería que es una broma mala, ¡¡pero también que forman parte de las noticias de esta semana!! ¡¡Las habrán leído en más sitios, pero seguro que no tienen una horda de frikis quinceañeros pidiendo su cabeza al grito de «Tu tambien eres un friki» y «Nunca serás Viruete»!!
SUPERMAN, DINERO CON PAN
Hay gente que no se conforma con nada, oigan. Si tienen una novia supermodelo que juega a la consola con ellos por la noche, se liarán con la camarera desaliñada de la esquina, si ganan millones de euros en la lotería seguirán trabajando por si acaso, si son coronados presidentes del mundo empezarán a conquistar otros planetas. Ya me entienden. Dan rabia, ¿eh? Y lo peor es que el tiempo les da la razón y te miran por encima del hombro entre sonrisitas de maldad absoluta. Es lo que ha ocurrido con Jerry Siegel, uno de los creadores de Superman (el otro fue Joe Shuster) en 1937, en unas tiras de prensa míticas y terriblemente ingenuas a día de hoy. Tras la publicación del soso número uno de Action cómics, Siegel vendió todos los derechos del personaje a DC (Detective Comics por aquel entonces. No tuvieron la hipocresía de mantener el nombre original, obviamente) por unos míseros 130 euros (míseros ahora, ojo, en la época daba para comer chuleta durante un buen tiempo). La mayoría de nosotros, si viéramos a nuestro personaje crecer tanto como ha crecido Superman, diríamos “Porras, podríamos haber pedido más. En fin, un mal trato, qué le vamos a hacer, hagamos algo nuevo”. Jerry Siegel no. Ya en los 40, y junto a Shuster, intentó recuperar a su personaje. Obviamente no lo consiguieron, pero en vez de una risotada a lo Nelson Mutz, que es lo que se merecían, se llevaron 94.000 dólares por parte de DC para compensarles. La avaricia rompe el saco, dicen, y de nuevo la mayoría nos habríamos quedado ahí, pero ellos no: En los 70 volvieron a la carga, logrando 20.000 dólares anuales, que después fueron 30.000. Suficiente si no quieres vivir a todo lujo, vaya. Para comer una tortilla por las noches y comprarte la Wii ya te da. Siegel murió mucho y todos pensaron que la batalla por los derechos se había acabado, pero de tal palo tal astilla. Y la familia de Siegel, que no debe entender qué es eso de trabajar pudiendo chupar la sangre de tu familiar muerto, pidieron recuperar los derechos una vez más (¿cuántas vamos ya?) en 1997. Y, contra lo que nos han enseñado en fábulas populares y refranes cutres, esta semana el veredicto del juez ha ido a su favor. Aun no se sabe cuánto van a cobrar esta vez, por mucho que sea una indemnización sólo de lo publicado desde 1999 (Superman returns incluída, que es lo que les va a dar más pasta. También está incluída Superman contra Bugs Bunny, si es que a alguien le importa). Por lo visto, es posible que en 2013 los herederos de Siegel (y Shuster, aunque los herederos de este parecen pasar un poco del tema) tengan todos los derechos del personaje durante 20 años debido a la jodida ley de Derechos de Autor (¿leen ahí la palabra “Herederos” por algún lado? Porque yo no). Por ello no sólo se complica la realización de más películas de Supes y la de la JLA, sino que, si los herederos no están contentos con DC o no les dan suficiente pasta, ya han amenazado a irse a Marvel con el personaje. Si es que cuando digo que vivimos en una época de oro de los cómics no es por decir. Por cierto, yo cuando era pequeño hice un dibujo sorprendentemente parecido a un dibujo del Ja en El jueves y, er, exijo todos los derechos de…uh, ¿cuela?
De oro es lo que está ocurriendo en Marvel. Sí, ya sé que soy un pesado y que a veces podría hablar de DC o callarme la boca, pero qué quieren, uno es marvelita y tiene que hablar de estas cosas. Por cierto, a partir de ahora habrá unos SPOILERAZOS ENORMES. Avisados quedan. Y es que el número uno de Secret invasion nos ha dejado las bocas más abiertas y babeantes que recordamos leyendo un cómic (aparte de los de Manara, obviamente). Bien, como doy por hecho que este párrafo sólo le estarán leyendo si son marvelitas y no le temen al miedo, vamos a hacer una pequeña sucesión de hechos para este cómic que, si bien no cambiará el universo para siempre, sí que le va a pegar un golpetazo. Nada más empezar el cómic descubrimos que Jarvis, el criado de Los Vengadores, es un skrull que mete un virus en la armadura de Iron man (que, por cierto, no. No es un skrull). Mientras, una skrull que se hace pasar por Sue Storm (la mujer invisible, vaya) vuela por los aires el edificio Baxter de los 4F (que, por cierto, siempre me ha parecido feísimo y ostentoso. Que aprendan de los X-men, viviendo en un colegio, coño) y deescubrimos que Hank Pym (Yellow jacket) también es un skrull…que dispara a Reed Richards (Mr. Fantástico, chulo él al ponerse el nombre) en la cara. Se lo merecía, coño. Y al final, una nave llega al centro de Nueva York. Y en vez de malosos, Marvin el marciano o skrulls trae…¡¡¡a los héroes de los años 70 felices por haber vuelto a la Tierra y sin poder reconocer a quien está enfrente suyo!!! No me digan que, por una vez, el señor Marvel no ha acertado. Me lo estoy pasando como un crío, oigan. Como un crío. Si quieren saber más, los chicos de Zona Negativa están haciendo un fabuloso resumen de todo lo que ocurre los lunes. Eso, o esperar nueve meses a que nazca (¡oh, qué inteligente juego de palabras!) el cómic en España. Ustedes verán. Y no, yo no soy un skrull. Y oh, sí, les queda mucho que aguantar de esta Invasión Secreta. ¿Será Superman un skrull? ¿Le importa a alguien?
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