Los 10 peores spin-off infantiles

Preparad la leche con Cola-Cao y las Tosta Rica (ese recuerdo de la infancia de todos más provocado por los anuncios en la tele que por la realidad) y apagad las luces. No mucho, que luego os hacéis daño en los ojos, cabestros. Hoy os vamos a contar una terrorífica historia de que os dará tanto canguelo que no la podréis olvidar. Una de esas historias que todo el mundo conoce y que pasará de padres a hijos, prolongando su leyenda, como El Doctor Jeckyll Y Mister Hyde, Yo Me Maté En Esa Curva (Pregúnteme Cómo) o La Cuarta Temporada De Community. Su nombre, El Productor Avaricioso. Ibáñez nos había propuesto llamarlo Mandador El Productor, pero claro, hay que tener en cuenta lo gagá que está el hombre a estas alturas.

Érase una vez que se era McPesétez, un productor de cine y televisión que quería realizar su sueño de infancia (y el de todos nosotros, para qué negarlo): Bañarse en una piscina de monedas cual Tío Gilito, por mucho que duela y por mucho que se le clavaran monedas de 20 céntimos en el ojo. La ceguera con toneladas de billetes es menos ceguera. Mirando a su amplio abanico de licencias de baratillo, nuestro ávido McPesétez pensó: “Eh, ¿habrá alguna forma de ganar más dinero con las chorradas que hago, aunque con ello destroce la obra original por completo?”. Después de poco pensar (así es como nuestro protagonista hizo también la segunda película de Expediente X, ¡y todos sabemos lo necesaria que era!), la solución llegó a su mente: ¡Pues claro! ¿Por qué no crear versiones infantiles de los héroes de las sagas que funcionan? Nuestro productor rió malvadamente a la luz de la luna, llamó a un guionista de segunda fila que se dejara mandar por cuatro perras y tres latigazos diarios y espero a que su piscina se llenara del todo. Fin. Buh. Terror y miedo.

Walterito White y su contrabando de gominolas de pica-pica

Walterito White y su contrabando de gominolas de pica-pica

Aunque no lo creáis, este terrorífico relato de Halloween que nos demuestra que el mal gana siempre está basado en cientos de historias reales (¡Sorpresa! ¡Shock! ¡Bostezos!). Dejando aparte a los cómics de la golden age en los que Batman se encontraba con un Batman bebé de una realidad alternativa o a Superboy, que se lanzó para crear nuevos y rocambolescos giros de guión (¡Superboy se ha convertido en la mascota de Krypto El Superperro! ¡Pa Kent no puede azotar a Superboy porque su culo es de acero! ¡Superboy está gordo porque ha comido mucho! ¿Qué demonios les pasaba en aquellos años?), el primer ejemplo claro le encontramos en los cómics de, cómo no, Archie. Corría 1956 cuando, en mitad de una partida de póker, que seguramente fuera de Monopoly, pero esto queda menos glamouroso, alguien comentó a John Goldwater, creador del personaje, “Has hecho un imperio solo con Archie. Todos tus tebeos son Archie esto, o Archie aquello, o Gran Archie o Pequeño Archie”. No se necesitaba más inspiración. Así de genial era el tipo (cámbiese “genial” por el adjetivo más insultante que puedan encontrar, desde “inútil” hasta “guacamolense”). Little Archie duró 140 números y se hizo un hueco entre el resto de publicaciones de Archie Comics, como Archie Y Yo, Las Carcajadas televisivas de Archie o Vida Con Archie (detecto una pauta… ¿Pero cuál?). A posteriori, después de que muchas otras series lanzaran un rayo rejuvenedor a sus personajes, el fenómeno “¡Ahora son niños! ¿Qué disparatadas aventuras correrán?” pareció desvanecerse hasta que, en 1984, Los Teleñecos (The Muppets para esos que dicen Lost en vez de Perdidos o FlashForward en lugar de ¿Qué Cojones Es Esta Mierda?) lanzaron Los Pequeñecos, que, sorprendentemente, no estaba tan mal como pudiera parecer. Pero la calidad de la serie daba igual mientras hubiera niños comprando peluches a montones. ¡Y vaya si los había! El éxito fue tal que los productores vieron el filón de nuevo y se dedicaron a realizar, sin miramiento alguno, versiones “bebé” de sus productos más famosos. Por suerte, no se llegó al límite de Friends Babyz, Dragon Ball Junior (aunque GT lo intentara), M*E*N*O*S*H o barbaridades similares, pero pronto descubriréis que no estuvieron tan alejados. Preparaos para descubrir hasta dónde puede llegar la crapulencia de McPesétez y sus coetáneos con… ¡¡las 10 versiones infantiles más increíbles de la historia!!

10-Piratas del Caribe: Jack Sparrow

¿Qué es? Queriendo acercar el mundo de Piratas del Caribe a los chavales más jóvenes (porque, ya sabéis, las películas en sí no estaban suficientemente infantilizadas), un talentoso -ejem- grupo de jóvenes escritores bajo el pseudónimo de Rob Kidd (pronunciado como “Alan Smithee” y traducido al castellano como “mano de obra barata”) se dedicó a escribir Piratas del Caribe: Jack Sparrow, una colección de 13 novelas con un título tan original como llamar Guau a tu perro, Garfield a tu gato o Quítatedeencimabichosarnoso a tu iguana. Las novelas narran los años del famoso pirata -y única razón para tragarse más de cinco minutos de la tercera parte de la saga- como codicioso adolescente ávido de dinero, amores y curiosidad. O sea, como cualquier adolescente normal, solo que cambiando las discopartys por las refriegas a bordo y el gintonic de pepino por el grog. En mi pueblo, la historia de las novelas se resumiría en “cómo sacar el dinero a los pobres padres que no saben decir que no a un chaval cuando se pone a llorar en la sección de libros del Opencor”. En mi pueblo somos muy letrados, sí.

Pteronado, la secuela espiritual de Sharknado

Pteronado, la secuela espiritual de Sharknado

¿De qué va? En Piratas del Caribe: Jack Sparrow seguimos a un grumete de 16 años con pasado tumultuoso y una relación de amor-odio con su abuela (jo, igualito que en las pelis, ¿eh? ¡Con vejetes hilarantes y todo! ¿Habrá también un mono cachondo y una cacatúa parlanchina?). Entre otras maravillas que nos podemos encontrar en las tramas de estas novelas para jóvenes nos encontraremos con el fantasma de Hernán Cortés peleando con el de espíritu de Moctezuma, relojes de pulsera con el poder de parar y retroceder en el tiempo (y que en absoluto han plagiado de Harry Potter, claro) o el tridente de Poseidón, que hace que el que lo tenga pueda controlar el mar. ¡Ah! ¿Hemos mencionado ya que por el camino Jack conoce a Benjamin Franklin y viaja hasta la prehistoria para pasar el rato con los dinosaurios? ¡Cómo se nota que al hacer novelas no hay presupuesto y puedes desbarrar lo que te da la gana, ¿eh?! Sorprendentemente, y por absurdas y mal escritas que puedan estar, las aventuras del Jack Sparrow adolescente funcionan (más o menos) y están bien pensadas, como si se tratara de una temporada de una serie, a episodio por libro. Eso sí, hay que pasar por alto romances adolescentes obvios (¡Vaya, parece que Jack se pelea mucho con esa chica que luego se sonroja! ¡Qué sutileza!), personajes secundarios sin carisma y situaciones forzadas, pero peor sería poner a Jack Sparrow enseñando a leer y sumar, ¿no? (“Una saga muy agotada más un cheque sin fondo, igual a… ¡Johnny Depp haciendo la novena parte: La Maldición Del Asilo Perdido!”)

9-Gadget Boy

¿Qué es? Uno de esos recuerdos que todos supuestamente tenemos de la infancia, entre el pan con Nocilla (en serio, si comimos tanta Nocilla como recordamos, moriremos todos antes de los 40) y la peonza (francamente, qué cosa más coñazo), es ver Inspector Gadget por televisión. La serie quizá no haya aguantado demasiado bien el paso del tiempo, pero en su momento, el Gadgetocóptero nos hacía soñar. Oh. Apuntad esa frase para un libro titulado La Tele De Los 80: Cómo Molaba, ¿Eh?. ¡Éxito de ventas asegurado! El caso es que pasó más de una década hasta que alguien rescatara Inspector Gadget del olvido y le llevará a vivir nuevas aventuras (no, no hablamos de las películas, que merecen nuestra más absoluto odi ira homicid indiferencia, eso, indiferencia). Tristemente, su retorno no vino plagado de una gran calidad: En las últimas dos décadas, la serie se ha transformado en una serie educativa sobre geografía (que no interesó absolutamente a nadie. ), un concepto extraño (Gadget y los Gadgetinis, que suena a Poochie desde su mismo nombre) y una horrible película en 3D en la que Gadget se enfrentaba a un agente escocés con nombre de enemigo de Mega Man llamado Bombaboy y un lagarto volador gigante (¡ah, el espíritu de la serie!)… Tras toda esta sarta de despropósitos, finalmente llegó Gadget Boy (Inspector Truquitos en Latinoamérica, un nombre que solo puedo aplaudir hasta que se me caigan las manos), un policía biónico de muy poca edad (explotación laboral infantil, ¡pues claro! ¡Qué ideaca!) que es, básicamente, un Inspector Gadget en miniatura. De hecho, si nos fiamos del primer episodio, Gadget Boy es un androide infantil con la personalidad y el intelecto de Gadget en la cabeza (se ve que el Gadget original no pudo contra el lagarto gigante volador. ¡Con lo útil que es el Gadgetocóptero para estas cosas!), dando pie a una serie más parecida a la serie original de Gadget que el resto de bodrietes que se hicieron en la época. Tampoco es decir mucho: Hasta 24 era más parecida a la serie original de Gadget que aquellos engendros.

¿Cómo que salva el mundo al final? SPOILER ALERT, joder.

¿Salva el mundo al final? Pues ya no la veo. SPOILER ALERT, joder.

¿De qué va? Gadget Boy es un detective biónico infantil (¡ojo al concepto! ¿A qué esperan para lanzar Robocop Junior?) que trabaja para la Interpol en Nueva York, que, naturalmente, confía en un niño robot para resolver el crimen, y que cuenta con la ayuda de su perro mecánico, que se transforma en cualquier vehículo o herramienta que Gadget Boy necesite (eh, así yo también, ¿eh?), y su asistente Heather. No es muy diferente del Inspector Gadget, salvo por tres puntos clave: El primero, que las tramas tienen mucho menos carisma. El segundo, que Gadget Boy es muy inteligente y siempre resuelve todos los casos gracias a su intelecto sin igual (¿Pero no hemos quedado en que tenía al policía original en el cerebro? ¿Por qué se contradicen a sí mismos así?). Y, finalmente, el tercero y más obvio: Qué demonios, un niño no va a sufrir los golpetazos que sufría Gadget en la serie original, por lo que está claro que va a salirse con la suya siempre. Entre algunas de sus apasionantes tramas, aquella en la que Gadget Boy coge un constipado (verídico) o el enfrentamiento con una némesis de sí mismo (caray, nunca se había visto algo así. Recomendado por los médicos para el insomnio crónico). Ah, la cosa no terminó aquí; tuvo serie-secuela educativa en la que se dedicaba a enseñar los misterios de la historia y en el que hacía cosas como formar equipo con los tres mosqueteros o enfrentarse a un ejército de monstruos creado por Mary Shelley. Ver para creer.

8-Sesame Beginnings

¿Qué es? Os voy a contar un secreto: Barrio Sésamo es una franquicia de mucho éxito. Sí, sí, como lo oís. Aunque aquí es más conocida como “la serie esa de Espinete” o “Jajajaj, Espinete iba desnudo y luego se ponía pijama para dormir, jajajaj” (jajajaj, mira, monologuista de mierda, un puñetazo en la nariz, jajajaj), en las Américas la serie lleva más episodios que Los Simpson (y sin hacer que a Elmo se le folle un oso panda o que Epi se enrolle con un kebab). Exactamente siete veces más: durante 40 años se han realizado 4300 episodios, y teniendo en cuenta que la trama de la mayoría de ellos son “Estos son los colores” o “Aprende a sumar de una vez, so burro”, la cosa tiene mérito. Durante estos cuarenta años, también conocidos como “Los 80” por los nostálgicos imbéciles, se han creado tres películas, varios especiales de televisión, videojuegos, peluches y extraños dibujos no oficiales realizados por y para pervertidos sexuales. Por dios, incluso uno de los mejores programas de la historia de la televisión, Los Teleñecos, nació aquí. ¿A quién le sorprende entonces que McPesétez y su troupe lanzaran a mediados de 2005 una línea de peluches llamada Sesame Beginnings? La línea, lo habéis adivinado, presentaba a los protagonistas de una forma mucho más adorable (adorable del estilo “Chica que se encuentra a un gatito y hace awww”, no del “Jesucristo en la cruz repleto de estigmas”, ya sabéis) y, bueno… infantil. Dolorosamente infantil. Y estamos hablando de los estándares de Barrio Sésamo.

¿De qué va? Veréis, el problema con Sesame Beginnings está muy claro: Barrio Sésamo jamás se dirigió a los niños como si fueran imbéciles, sino que propuso una y otra vez un entretenimiento sano y divertido, con sketches francamente ingeniosos para el tramo de edad al que se dedicaba. Sesame Beginnings es, directamente, un programa que pensó con una máxima: “Los niños son tontos”. Hablo de programa porque después de la línea de peluches, una serie basada en los personajes basados en Barrio Sésamo se lanzó directamente en DVD, pensada para los niños entre 0 y 2 años (a los que, entre nosotros, lo mismo les da ver Sesame Beginnings que el último The Walking Dead, porque se van a enterar igual). Decir “esta serie es para niños de entre 0 y 2 años” parece, hoy en día, como decirle a un guionista “Oye, escribe cuatro chorradas en este rollo de papel y vamos a tomarnos el resto del día libre, que estamos educando”. No es ya que la serie no sea educativa, graciosa o interesante, que no lo es: ¡Es que ni tan siquiera aparecen los personajes de los peluches! ¿Tu sueño es, por algún motivo, ver a los peluches de Barrio Sésamo comportándose como si tuvieran problemas a la hora de mantenerse en pie, moverse y hablar? ¡Pues ni siquiera tú estarás contento con esta cosa! Y es que, entre canciones estridentes, profesores de peluche tocando el tambor y la aparición de la abuela de El Monstruo De Las Galletas, aparecen vídeos de padres e hijos en imagen real haciendo cosas juntos (¡Aprendiendo a comer! ¡Usando el cuarto de baño! ¡Metiéndose en el imperio de la droga para dar de comer a su familia!), y aburriendo tanto a los niños como a los padres. Básicamente la cosa se trata de ver cómo otras familias hacen lo mismo que deberías estar haciendo tú en vez de ver estos DVD. Brillante idea. Oh, ¿os he dicho ya que al principio de los episodios un doctor presenta los vídeos, diciendo que son muy terapeúticos y muy buenos, haciendo que cualquier bebé en sus cabales pierda el interés a una velocidad supersónica? Esta es nuestra lección de hoy, niños: ¡Aburrirse viendo la tele es sorprendentemente fácil!

7-La Pequeña Lulú Adolescente

¿Qué es? Seguro que recordáis La Pequeña Lulú, ni que sea por haberlo leído en recopilaciones de cómics, entre otros visiblemente mejores, o por haberla visto en pijamas del Bershka. No es para menos: El cómic original se publicó por primera vez en 1935, y desde entonces ha conocido multitud de autores y encarnaciones, tanto en papel como animadas (y ninguna de ellas, aparte de la primera, con el más mínimo de los intereses más allá del histórico). Aunque la serie original terminó en 1944, el McPesétez de la época (McRúblez, supongo) hizo que volviera en 1948 en un cómic que duraría hasta el año de mi nacimiento. Joder, claro: Nazco yo y termina lo bueno. 1984 marcaría el final de La Pequeña Lulú, pero claro: Dejar morir una serie que nunca tuvo demasiado que contar es algo que nuestro querido productor maligno no se puede permitir, y desde Brasil (ojo al giro de los acontecimientos) consiguieron los derechos para realizar, de forma totalmente legal, Luluzinha Teen E Sua Turma (que, aunque suene a Os Carrinhos en A Grande Corrida, significa La Pequeña Lulú Adolescente y su Pandilla. Bueno, ya solo le falta ser mutante, tortuga y ninja para tener los cuatro ingredientes que la harán ser interesante por fin). Esta nueva serie no solo no respeta la original, sino que la degrada a límites inimaginables, con un acabado manga (manga del que podemos encontrar en Subcultura, no del de verdad, vaya) y que, tristemente para los fans de la caspa, no ha salido de Brasil. ¡¡Oooooh!!

"¡Oh, no! ¡Tuenti está de mantenimiento!"-"No os preocupéis, tengo una lupa y unas gafas 3D caseras. ¿Qué puede salir mal?". En serio, esas gafas. Por qué.

«¡Oh, no! ¡Tuenti está de mantenimiento y mi ratón del revés!»-«No os preocupéis, tengo una lupa y unas gafas 3D caseras. Yo llegaré hasta el fondo de todo esto». En serio, esas gafas. Por qué.

¿De qué va? Lulú es una adolescente normal (si fuera española añadiría “con sus habituales orgías, drogas y DJ Rulas de fondo”, que es como un viejo como yo ve ahora a la juventud actual. ¡Drogadictos perversos! ¡Salid de mi propiedad!), que sigue rodeada de sus amigos de toda la vida, solo que sin parecerse absolutamente nada a los originales, para poder vender más: Tobi, el gordo, no solo está como un tren, sino que tiene una banda de rock; Anita es una geek a la que le encantan los videojuegos (guau, van a por todas las audiencias sin excepción, ¿eh?); Gloria es una fashion victim superpija y Pepe ahora es skater y un fanático de las motonieves (¿La afición más aburrida de la historia? Probablemente). Por algún motivo, estas cinco personas sin absolutamente nada que ver y que, obviamente, han tomado rumbos diferentes en su vida, siguen siendo los mayores colegas, La serie lleva 52 episodios (en el último, Lulú destapa una trama mafiosa que roba dinero a un trabajo social con la ayuda de un periodista, mientras, en la banda de rock, Rosa, la teclista, no aparece en los ensayos. ¡Que alguien me de un valium! ¡No puedo aguantar tanta emoción!), y en ellos hemos visto amor, reality shows, Lulú haciéndose judoka inspirada por un manga, convenciones de anime y videojuegos rollo Los Sims demasiado realistas (¡crítica social!). Ya de destrozar un personaje, destrocémoslo al cien por cien. Y a los fans de toda la vida, que les den por saco, hombre. Envidia es lo que tienen por no habérseles ocurrido antes.

6-Los Pequeños Picapiedra

¿Qué es? El primer recuerdo que tengo de Los Pequeños Picapiedra fue el de un cómic con su nombre y la famosa etiqueta “¡Gran éxito en TV!” (de cuando “emitirse un sábado por la mañana” ya se consideraba “Gran éxito”). El cómic en cuestión me lo leí cuatrocientas veces (cosa de vivir en un pueblo y querer Spidermans, pero tener que conformarse con Los Pequeños Picapiedras), a pesar de que no tenía ni puñetera gracia. Es normal que le cogiera manía a la serie, hasta el punto que, cuando por fin la pillé un día, la odié con todas mis fuerzas (más que por ellos, por el destrozo que le hicieron al pobre Capitán Cavernícola). Pero hagamos historia: Cuando Los Pequeñecos se convirtió en un exitazo, fueron muchas las series que trataron de tener el éxito de aquella (un fenómeno solo comparable al de “series de animación basadas en películas de Jim Carrey”, que acabó, por suerte, en Dos Tontos Muy Tontos, antes de hacer El Show de Truman: La Serie Animada. ¡Ahora, con un perro parlante que ayuda a Truman!). Una de los intentos más triste de alargar el chicle fue el de Los Pequeños Picapiedra, en el que se podía ver, como su propio nombre indica, a Pedro, Pablo, Wilma y Betty viviendo su infancia. Ojo, porque no es tan sencillo: La línea argumental de Los Picapiedra no tiene nada que envidiar a la de los tebeos Marvel o a la de la saga de El Planeta De Los Simios. Durante los años, las aventuras de los protagonistas casados sin hijos, con hijos, las de Pebbles y Bam-Bam en el instituto y las de éstos dos resolviendo misterios junto a Dino se mezclabron sin continuidad alguna, confundiendo al espectador. Ahora, sumadle otra línea temporal donde Pedro, Pablo, Wilma y Betty se conocían desde la infancia, viviendo entrañables aventuras en las que utilizaban mucho la palabra “roca” (“¡Rocosos días, Pablo!”, “¡Qué rocosidad! ¡Vamos al rocacolegio!”, “¡Ponte un roca-profiláctico!”). No es poco para la cabeza de un chaval.

¿De qué va? Los Pequeños Picapiedra no era nada especial, y la propia serie era consciente. De hecho, trataba sobre pequeñas aventurillas del día a día sacadas de la famosa “ruleta de las tramas argumentales” que toda serie de animación para niños guarda en su despacho (llámalo despacho, llámalo despensa) de los guionistas: Pedro trata de aprender magia, Pablo se pone enfermo y otras cosas insustanciales que le ocurren a un protagonista al que, si no tenías suficiente manía después del bullying continuo a su mejor amigo en la serie primigenia, se la tendrás después de esto. Todo ello, claro, aderezado con otras pequeñas historias, como pequeñas aventuras de ciencia-ficción (“¡Eh, no se nos ocurre nada con el argumento Pablo va al dentista que nos ha dado la ruleta! ¿Y si hacemos que tengan aventuras espaciales?”. Así nacen las leyendas, amigos) o aventuras protagonizadas por Dino. Porque todos sabemos que un personaje basado en estamparse contra puertas y ser el secundario graciosete, puede protagonizar historias por él mismo. Ahí tenemos Joey para probarlo, ¿no? Para ser justos, el programa no estaba mal, pero su humor era tan blanco que el Ku Kux Klan se sentiría orgulloso de él. Tan soso y moralista que hasta de niños nos dábamos cuenta. ¿Por qué está tan alto en esta lista, entonces? Porque hizo algo que difícilmente se le puede perdonar a alguien: Hacer nacer a Cavernicolita, el hijo del Capitán Cavernícola. Sí, está bien, Hitler era malo, pero pensadlo por un momento: ¿Era peor que el tipo que pensó que sería buena idea meter descendencia a un personaje que funcionaba a las mil maravillas por sí mismo? Sí, creador de Scrappy-Doo, también te estoy mirando a ti.

5-Yo Yogi!

¿Qué es? Como su propio nombre indica, esta debería ser una interesantísima versión de Yo, Claudio protagonizada por el Oso Yogui (su frase “¡Eh, Bubu! ¡Podemos robar el emparedado a ese romano campista!” se podría haber convertido en un hito), pero, tristemente, nada más lejos de la realidad. Si a estas alturas tenemos que contaros quién es el Oso Yogui, es que has vivido dentro de una cueva a la que no llegaban los dibujos animados con fondos repetitivos, tramas simplonas y carismatiquísimos acentos latinoamericanos. La cueva más triste del mundo, diría yo. Por recordar un poco al personaje (y culturizaros, so paletos. Ya me lo agradeceréis cuando os salga una cosa de estas en Saber y Ganar, ya): Yogui (“Yogi” en el original, que parece más el nombre de un yogur que otra cosa) nació en 1958, junto a Bubu (“Boo Boo” en el original. Sutiles los autores, ¿eh?), su clásico compañero de andanzas. Y desde el principio fue un éxito: Yogi y su amigo robaban emparedados en Jellystone, el guardia les quería cazar… Vamos, unas risas. Ni un monólogo de Luis Piedrahita, vamos. El problema es que la trama “robamos comida en Jellystone y… eh… pasan cosas… como… eh… muy interesantes” se quedó corta enseguida, y cuando la serie empezaba a dar síntomas de flaqueza comenzaron los spin-off. Si Frasier funcionó, ¿por qué no iba a funcionar La Carrera Espacial del Oso Yogi? Sí, habéis leído bien: Como Los Autos Locos, pero Yogui y otros personajes prescindibles de Hannah-Barbera. Y quien dice La Carrera Espacial, dice La Búsqueda del Tesoro de Yogi (en la que Yogi y otros personajes, asesorados por Don Gato, buscaban tesoros alrededor del mundo), El Arca Loca De Yogui (con Yogui haciendo de Noé, volando en una arca voladora y luchando contra un villano medioambiental. Y no, no me lo estoy inventando) o El Nuevo Show del Oso Yogi (que introducía personajes como un mapache con kimono. Si Mapache Cohete mola, esperad a ver a Mapache Kimono. ¡Éxito asegurado!). Y entre esta vorágine de creatividad (y muchas, muchas drogas), alguien decidió que sería buena idea transformar a Yogui en un adolescente. Y entonces, todo cambió.

Bubu, con complejo de Bart Simpson y Diddy Kong

Bubu, con complejo de Bart Simpson y Diddy Kong

¿De qué va? Obviamente, cuando digo que “todo cambió” no quiero decir que fuera para bien, ni tan siquiera remotamente. Es como cuando la contraportada de los cómics de Spiderman anuncia “En este tomo, todo cambió”. Todos sabemos que Spiderman una serie en la que cada cambio significa hacer más y más putadas a Peter Parker. No puede ir a la huelga ni quejarse, ¿no? Oh, ¿hemos hecho ya que tenga la lepra? ¿Lepra arácnida? ¡Perfecto! ¡Un nuevo año de geniales aventuras cuando Spiderman vaya perdiendo sus piernas por Nueva York! En fin, cuando nos referimos a que con Yo Yogi! “todo cambió”, nos referimos, básicamente, a que supuso la última vez que Yogui aparecería jamás en televisión (con la excepción de pseudo-películas como Yogui, El Oso De Pascua, que suena tan bien como un puñetazo en el ojo izquierdo). Ojo, no es de extrañar: La serie en cuestión se lo ganó a pulso. Y es que Yo Yogi! era una serie demasiado molona, demasiado cool, demasiado creada para gustar a la chavalada de 1991 (ay, los 90, cuánto daño hicieron en el mundo en general). En este caso, un Yogi adolescente, su novia, Bubu y otros personajes de Hannah Barbera en paro resolvían crímenes y atrapaban a ladrones… Dos veces por episodio, más concretamente. ¿Que dónde está el elemento molón en este plagio de Scooby-Doo? Pensad un momento: ¿Qué nos quieren vender ahora como lo más guay del Paraguay, que cambiará la historia del cine por siempre y para siempre tal y como lo conocemos? No, aparte de las palomitas a quince euros. Efectivamente: El 3D. Yo Yogi! contaba con segmentos emitidos en tres dimensiones (en los que los niños debían buscar y ponerse unas gafas 3D que, a su vez, venían en las cajas de cereales. Todo muy sencillo y muy apto para cualquier audiencia, vaya). Por resumirlo, la experiencia psicotrópica no le gustó absolutamente a nadie, y Yo Yogi! fue cancelada después de 13 episodios. Tristemente, todos sabemos que el personaje podía caer más bajo: Ahí está la película de imagen real. Pobre, pobre Yogui.

4-Little Rosey

¿Qué es? Cuando yo era pequeño, yo conocía Roseanne como “la serie de los gordos”. No podía ser el único en España, maldita sea. En todo caso, mientras que aquí la serie tuvo un éxito muy moderado, en América Roseanne era lo máximo. La crème de la crème. Fíjate, la protagonista tiene unos cuantos kilos de más y no le importa. ¡Oh, y fíjate! ¡Tiene ideas feministas! ¡Claro que sí, Roseanne! ¡Que se enteren esos hombres de que, euh, eres una mujer! ¡Toma ya! Roseanne Barr, la protagonista, lo tenía todo para ser la mayor triunfadora de la televisión americana desde Bugs Bunny. Pero Roseanne Barr tenía un problema: Roseanne Barr. O, más concretamente, el ego que le acompañaba y que era como veinte veces ella. Así es como, en 1990, la actriz decidió que no bastaba con Roseanne: El público demandaba más con locura (¿sabéis lo tentado que estoy de hacer chistes de gordos? ¿Sabéis lo que me está costando callármelos? ¡Que me den un premio! ¡El Nobel de la Paz o algo así, que le den a cualquiera!). ¿Y qué es lo que quieren los espectadores de una sitcom feminista con chistes más o menos adultos? Pues claro: ¡Una serie de dibujos animados en la que los protagonistas sean niños! Así es como nació Little Rosey. Y sí: El contenido es tan horrible como el título en sí mismo.

¿De qué va? Según la propia Roseanne Barr, cuyo tema de conversación favorito es ella misma (“¿Habéis leído ya 50 sombras de Gr…?””Sí, claro, yo la llamo 50 Roseannes de Roseanne. ¿Os he contado ya que ayer fui a comprar el pan y…?””¿Ves? ¡Por eso nadie te quiere!””¡Calla, amigo imaginario número 3, o irás a donde fueron los dos primeros!”), la serie trata sobre su vida cuando tenía ocho años (¿qué podría ser más interesante que la vida de esta mujer? ¿La de Anna Frank? ¿La de alguien que hiciera… ya sabéis, algo?), junto a su hermana Tess (y su guardaespaldas) y su mejor amigo Buddy. Aunque la animación no estaba todo lo mal que uno pudiera esperar, la serie se hundió desde el momento en que Roseanne no quiso doblarse a ella misma. Eso sí: El hecho de que el propio personaje de Roseanne no estuviera doblado por ella misma, sino por otra persona, y que pareciera que le habían dedicado tanta atención como se le dedica a una mosca, hizo que nadie quisiera ver la serie en cuestión. ¿Os acordáis de Maldita La Hora, el programa de Máximo Pradera que salió de antena “para cambiar un par de cosas”, a pesar de que todos sabíamos que jamás volveríamos a ver la cara al muchacho en cuestión? Bueno, pues lo mismo, pero en televisión americana e incluso más ego. Después de irse, Little Rosey nunca volvió, aunque dos años después se emitió un especial animado de Roseanne en el que los protagonistas trataban de hablar con los ejecutivos para que no cambiaran su serie. Ay. Lo que tiene el ego, ¿eh? No quiero ni pensar en lo que haría Roseanne si tuviera un blog. ¡Lo mismo hasta lo dejaba para volver un mes, año y pico después! Ay, ¡qué locuela!

3-Baby Looney Tunes

¿Qué es? Ah, ¿quién no recuerda los cortometrajes clásicos de los Looney Tunes? Bugs Bunny siendo disparado, Piolín comprando boletos para ser asesinado por el espectador, el Coyote recibiendo diversas (y graves) lesiones cerebrales… Los Looney Tunes nos gustaban a todos por su constante humor físico, los disparos, las tramas delirantes, su música, su humor cafre, su doblaje sudamericano (¿habéis visto lo que pierden los cortos redoblados? ¡No, no me digáis que es nostalgia! ¡Prefiero vivir en mi mundo, donde siempre tengo razón!)… Bueno, entonces uno sabe lo que se va a encontrar en Baby Looney Tunes, ¿verdad? Niños siendo disparados, un mini-diablo de Tasmania destrozando toda la guardería, momentos geniales y delirantes por doquier… Bueno, pues efectivamente: No. Baby Looney Tunes se emitió desde 2002 y 2005 y en sus 53 episodios lo más violento que se pudo ver fue al Pato Lucas golpeado, de forma muy débil (no vaya a ser que las Asociaciones de Padres con Severos Problemas Mentales se nos quejen) con un balón de fútbol. Y ni siquiera en sus partes. ¿El resultado? Muy triste. Quizá no tanto como Duck Dodgers o Loonatics (¿qué demonios era eso?), pero aún así, una forma de explotar la marca de forma casi ilegal. Y ojalá me refiriera a “explotar” con un entrañable artilugio marca ACME y no con un pequeño petardito, seguido de ochenta minutos enseñándonos por qué las explosiones son malas.

¡Bien! ¡Yupi! ¡Somos todos super-amigos! ¡Olvidad los yunques y los explosivos! ¡Lorelei lorelei!

¡Bien! ¡Yupi! ¡Somos todos super-amigos! ¡Olvidad los yunques y los explosivos! ¡Lorelei lorelei!

¿De qué va? Tampoco hay que comerse mucho la cabeza: Los Baby Looney Tunes son agentes del gobierno estadounidense persiguiendo a terroristas internacionales metidos en diversas tramas de conspiración intergubernamental. Podéis creer eso y no ver la realidad, o aceptar que se trata de tristes versiones en miniatura de los personajes de Warner haciendo cosas muy monas mientras la abuela (la dueña de Piolín. Oh, maldito sea el día en que compraste a ese pajarillo del demonio, vieja senil) cuida de ellos. Los episodios son tan apasionantes como os imagináis, incluyendo increíbles y rocambolescas tramas, como “Silvestre pierde su manta y todos le ayudan a encontrarla”, “Lucas tiene miedo de nadar”, “La abuela enseña a los niños a decir la hora” o “Piolín aprende lo que es una sombra”. ¿Quién no ha pensado alguna vez “Oh, ojalá dedicaran 20 minutos a contarme lo que es una sombra”? Los Baby Looney Tunes, haciendo realidad nuestros anhelos más profundos. Y no vale excusarse en que es una serie pensada para niños. Tiny Toons era una serie para niños, y era estupenda. Maldita sea, los propios Looney Tunes eran para niños y eran obras maestras. ¿Qué ocurre? Claro, los niños no pueden disfrutar de las clásicas historias de la Warner, con golpes, chistes y disparates por doquier hoy en día. ¡No teniendo mantas que encontrar! Así nos salen las generaciones de retrasados que nos salen. No es culpa del Sálvame precisamente, sino de adoptar el mantra “Todos son tontos hasta la edad que yo lo diga” y llevarlo demasiado al extremo. Ay.

2-Rugrats: Más Grandes y Traviesos

¿Qué es? Vamos a dar la vuelta a la tortilla y viajemos al futuro. En 2004 finalizaba Rugrats, una de las series de más éxito de la historia de Nickelodeon (y a la que personalmente le vi siempre la misma gracia que a tirar piedras al río, con la salvedad de que igual alguna piedra rebotaba, dándote más emoción y risas que cualquier episodio de Chuckie, Phil, Lil y compañía). Por supuesto, McPesétez no podía permitir que millones de dividendos se fueran por el desagüe, por lo que empezó a pensar de inmediato en cómo poder continuarla. Mmmmh… ¿Roborugrats, la historia de unos bebés convertidos en robots interestelares? ¿Rugrats-rats, la historia de unos bebés convertidos en… ratas? ¿Mini Rugrats, la historia de unos espermatozoides muy traviesos, que es lo que toca cuando no se puede ir más hacia atrás? Cuando McPesétez estaba a punto de aprobar esta versión, alguien puso un DVD del año 2001, en el que se realizó un especial de doble duración en el que se veía a los protagonistas de la serie diez años después. Uh-oh. Aqui había mandanga. Antes de que Rugrats finalizara, ya se había emitido el primer episodio de Rugrats: Más Grandes Y Traviesos (All Grown Up!). Quizá la traducción española del título no fuera la mejor posible, no. Grrrrr, Angélica, ven aquí, traviesilla.

"Oh, planta. ¿Eres realmente mi última esperanza en el amor?", dijo Chuckie antes de caer en una espiral de autodestrucción.

«Oh, planta. ¿Eres realmente mi última esperanza en el amor?», dijo Chuckie antes de caer en una espiral de autodestrucción.

¿De qué va? Obviamente, todos seguimos teniendo contacto con la gente con la que jugábamos en la guardería, y nuestro grupo favorito (no, Queen no, los Rugrats, so zopencos) sigue estando unido, y por lo visto no se aburren los unos de los otros ni nada parecido. Con una salvedad: ¡Ahora son adolescentes! ¿Preparados para un buen montón de tramas con moralina, un poco de amor forzadísimo y enseñanzas de esas que te hacen cambiar de canal antes de que el episodio acabe? En este spin-off, Kimi se convierte en novia de Tommy, el líder del grupo que, a sus 13 años ya ha tenido dos ligues (ante todo, realismo), Chuckie sigue siendo un pringado, Angélica se ha convertido en la más popular del instituto… Y Lil y Phil, por fin, tienen tramas en las que se diferencian, basadas en, bueno, que quieren ser diferentes el uno del otro. ¡Esta bas… esta seriaza se escribe sola! Por si la cosa no os llama demasiado (¿cómo es posible? ¡Si Phil y Lil tienen tramas en las que intentan diferenciarse!), McPesétez hizo aún otra secuela: Rugrats Pre-School Daze, que no llegó a España (¡vaya por dios, con la buena pinta que tiene!) y en la que veíamos la época de preescolar de Angélica y sus amigas. Después de todo, el malvado McPesétez se salió con la suya a la hora de producir Mini-Rugrats. Solo se produjeron cuatro episodios antes de cancelarse, así que nos quedamos sin ver a los espermatozoides Lil y Phil (¡son iguales! ¡Jajajaja! ¡Ese es el chiste!) o al óvulo que contiene a Chuckie (¡es rojo! ¡Como el pelo de Chuckie! ¡Y hace chistes como “Me tenéis hasta el cigoto”! ¡Genial!). La cosa con los Rugrats es no quedarse quieto en un momento del tiempo, vaya: O pequeños, o adolescentes, o inexistentes. Que no os extrañe ver Rugrats: ¡Todos adultos y con coches! seguida de Rugrats: ¡Todos impotentes y con demencia senil! próximamente. Están al caer.

1-Betty Toons

¿Qué es? Para bien o para mal (para mal, ya os lo avanzo) todos conocemos Betty, La Fea: Fue un exitazo a nivel mundial (¡Oh! ¿Quién iba a pensar que detrás de esa chica tan fea se escondía una chica guapa? ¡Qué lección moral hemos aprendido todos después de tropecientos episodios!) y se hicieron versiones en muchísimos países, con títulos tan geniales como Bella, La Fea, Veto al Feo, Amor En Berlín, La Fea Más Lista o No Te Rindas, Nina (la que más episodios tuvo, por supuesto, fue la española, con 773. ¡Somos los mejores alargando guiones hasta el hastío! ¡Oe oe oe oe! ¡Oe! ¡Oe! ¡Campeones!). Cuando la serie original terminó tal y como todos esperaban que terminara desde el episodio 1 (las cosas como son: un final de serie con Betty cogiendo una metralleta y liándose a tiros en su empresa al grito de “¡Fea tu puta madre!” habría sido, como poco, desconcertante) se pensó rápidamente en cómo seguir explotando a la gallina de los huevos de oro, aparte de con dinamita de la mejor fábrica del tercer mundo, claro. Así nació Ecomoda, una serie que no interesaba a nadie (¡Bah! ¡Betty ya no es fea y es feliz! ¡No queremos historias de gente feliz!) y que terminó después de 26 episodios. Y, a su lado, una serie que llegó a salir fuera de Colombia, por desgracia de todos: Betty Toons. Como los Looney Tunes, pero con feminismo incorporado y una increíble falta de explosiones nucleares.

¿De qué va? Betty Toons es una serie difícil de ver: No es solo que la animación sea muy primitiva (al nivel de Mortadelo y Filemón de BRB, para que os hagáis una idea) y los diseños sean desagradables, sino que el convertir a los personajes de la serie en niños, obviando por completo la línea temporal de la serie, no solo crearía paradojas temporales que, tristemente, obvian, sino que, además, obliga a crear tramas tan interesantes como “La primera comunión de Betty”, “Betty toma un hechizo mágico que le hace ser guapa” o el inenarrable “Betty cree que está embarazada y va a ser mamá”, digno de ver y no creer. Su doblaje grabado dentro de una gruta, su animación salida del peor programa imitador de Flash, sus diseños y planos imposibles… Betty Toons es todo lo que un fan de Betty, La Fea con un severo problema mental podría desear. Oh, como simple curiosidad: ¿Sabíais que el único personaje que faltaba era el director de Ecomoda, ya que, según sus creadores, la homosexualidad de éste podía resultar un problema a la hora de explicársela a los niños? Si es que dan ganas de tragarse episodio tras episodio. Pero no otra cosa, eh, que estamos bien enseñados, señor McPésez (obviamente, la versión latinoamericana de nuestro productor).

¡Y hasta aquí el repaso! Dudo mucho que nadie haya llegado hasta este último párrafo habiendo leído los anteriores, pero de ser así… Amigo, de verdad, gracias por sufrir todo este rollazo. ¡Piensa que ahora podrás ser la envidia de tu gimnasio cuando les cuentes todo lo que sabes sobre la serie secuela animada de Betty La Fea! Porque de eso es de lo que se habla en los gimnasios, ¿no?

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24 respuestas to “Los 10 peores spin-off infantiles”

  1. Exiles Says:

    En los Picapiedras falta una de las chorradas mas grandes: Pedro y Pablo conocen a La Cosa

    • Superlayo Says:

      La transformación del chiquillo en cosa «Ring thing, do your thing!» ha sido tan absurda que la han recordado recientemente con un guiño en esa delirante colección pop que es ahora el FF de Matt Fraction y Mike Allred.

      • Viruete.com (@joseviruete) Says:

        En español era «anillo, de cosa la piedra quiero ser»…. lo comentábamos en el podcast de Hanna-Barbera, uno de los «worst offenders» en esta historia.

        Aprovecho para decir que La pequeña Lulú no es tanto por lo que cuenta sino por cómo lo cuenta. El cómic tiene su encanto.

  2. Thanos Says:

    Dios, algunas de estas adaptaciones las conocía (los pequeños Picapiedra, por supuesto. ¿Como se puede nacer en el 84 y no conocerlos?) pero… ¿una serie de animación basada en Betty la Fea, en SERIO? ¿Nadie pensó que era un crimen contra la humanidad?

    Y alucinado también estoy con la serie de Roxane, en fin…

    (Por cierto, por haberse leido esto de un tirón, ¿no dan un logro en la PS3 o algo?)

  3. Superlayo Says:

    Con lo de los Rugrats me he acordado de Quack Pack!, aquel (teóricamente) spin-off de Patoaventuras con estilo noventero ad nauseam, en donde el tío Gilito no aparecía, Jorgito, Juanito y Jaimito eran tres insoportables adolescentes (con personalidades, gustos y estilos de ropa diferenciados, claro), Daisy era periodista y Donald llevaba una camisa hawaiana porque… No sé, ¿era un juerguista obeso? De las cosas más infames que llegué a ver yo en el Club Disney (en mi ranking de cosas inaguantables junto con La tropa Goofy, que aun no comprendo cómo llegó a dar un proyecto de tanta calidad como Goofy e hijo).

  4. Txarko Says:

    Pues yo me he clavado el post entero y diré un par de cosas que me afectan sobre la versión patria de «Betty la fea»: curré allí. Mucho tiempo. Salgo en un episodio como extra, puse voz a varios contestadores de teléfono Y A UN FURBY y en mi ficha de IMDB figuro como sonidista en UN SOLO CAPÍTULO (me incluyeron en los títulos de crédito un viernes y al lunes siguiente me cambiaron de serie) cuando hice casi doscientos entre sonido directo y postproducción. Y ahora me enfado y no respiro.

  5. Fosforo Says:

    El viejo Randy hubiera metido solo los 5 primeros y la parte algida del Top nos la hubiera colado el Viernes… Que mejor para nosotros, y peor para usted.

    Al margen de la hiper-extensión, yo recuerdo la de los picapiedra con verdadero odio, la de los Rugrats muy lajanamente (quizá vi un episodio, me dio cáncer y ya no vi más) y los Baby Toons con el mismo pasmo y horror que cualquier persona que no sea idiota.
    Pero el que me ha dejado picueto es el Inspector Gadget. ¿Qué demonios?

  6. Daerun Says:

    ¡Protesto! ¡¿Cómo está La Pequeá Rosie en esta lista?! La recuerdo como una serie francamente entretenida, en la que Rosie vivia sus aventuras a base de imaginación, un poco en plan Hora de Aventuras (salvando las obvias diferencias, por supeusto), cosa que a mí siempre me ha encantado.

  7. Toni T. Morro (@tonitmorro) Says:

    Si nos ponemos a hacer la lista de «Spin offs con personajes hechos pequeños» de la Hanna Barbera la lista sería muchiiiiiiisimo más larga…

  8. Neyebur Says:

    Era más feliz antes de saber que hubo una serie de Lulu adolescente. Ahora temo que un estudio de Hollywood quiera adaptarla y hacer una saga de películas basada en ese spinoff y los otros de aquí

  9. Roberto González Says:

    Duck Dodgers mola. Sólo quería decir esto.

  10. Paradox Says:

    Serie animada de Betty la Fea, ¿POR QUÉ? O sea, en la versión animada del Chavo del Ocho al menos se ve esfuerzo más allá de las ganas de tener parlé.

    Y lo mismo pregunto respecto al hecho de que existe una Pequeña Lulú adolescente. ¿Era necesario? No sé, al menos un Blog de Randy: College Years suena a concepto más intrigante

  11. Ximi (@ximicomix) Says:

    James Bond Jr, hijos de puta!

  12. Thanos Says:

    ¡Ah! Y tambien vi los 4 capitulos que echaron aqui de Loonatics (Lunaticos, una serie con los Looney Toons de superheroes futuristas). La verdad es que si se la hubieran currado un poco mas, habria podido ser algo mejor

  13. Lograi el Luciérnago Says:

    Así que el gordo de Lulú acaba siendo Spider Jerusalem…
    Por cierto, la de los Baby toons le parece empalagosa hasta a mi sobrina de dos años.

  14. Chuck Draug Says:

    Lo peor de todo es que muchos de estos los he visto, sea de pasada o de forma habitual. Me ha parecido interesante, eso sí, que hayas empezado con el rey de los spin-offs, Archie, el eterno adolescentes bienintencionado de los EE.UU. No se puede ser más repelente que Archie… bueno, sí, pero los más repelentes los tengo olvidados.

    Y los Pequeñecos no estaban mal, las referencias a las películas que metían sí que desentonaban algo, pero era una serie entretenida… y nunca supimos qué cara tenía la niñera, al menos que yo recuerde.

    Sobre los spin-offs que se comentan:

    – El de Jack Sparrow no lo he leído. Tampoco es que tenga ganas. De hecho, en la tercera película de Piratas del Caribe (bueno, antes: con Kingdom Hearts 2) acabé harto de Jack Sparrow. En serio, me saturé, no podía ya más con el personaje. Y han pasado años y aun así, no consigo que vuelva a gustarme. Leyendo las pequeñas sinopsis que has dejado aquí, no me anima tampoco a intentar de nuevo encontrarle la gracia a Sparrow, aunque sea adolescente.

    – Gadget Boy le quitaba la gracia a la serie original: un policía torpe al que le hacían el trabajo su sobrina y su perro y él ni se enteraba. Que sí, que no es que Inspector Gadget haya envejecido muy bien, pero los capítulos siguen siendo entretenidos, al menos. Pero Gadget Boy le quitaba la gracia, intentaba ser «más molón» y al final quedaba en algo soso y sin personalidad. ¡Hasta los Gadgetinis eran mejores!

    – Sesame Beginnings, Sesame Origins… Lo que sea. Vale, este ni lo conocía. Lo más infantil que conocía dentro de Barrio Sésamo era Juega conmigo, Sésamo, y no estaba mal (algunas cosas de Epi y Blas eran hasta graciosas… y lo dice un tío que va a cumplir pronto los 30). Ahora, si me dices que le quitan el componente «tratar a los niños como personas», entonces ¿qué queda de Barrio Sésamo? Y lo que cuentas, solo empeora la sensación.

    – La Pequeña Lulú… ah, recuerdo que hace años echaban una serie de Lulú. La canción decía «Lulú no crezcas, no cambies jamás», y vista esa portada ya veo por qué decían eso. Es decir, han pillado un personaje infantil genérico y lo han convertido en un personaje adolescente genérico. Me dices que esto es parte de Archie Comics en vez de un spin-off brasileño (algún día deberías indagar un poco sobre un cómic de Megaman, con licencia de Capcom, basado en mostrar a Roll en paños menores) y me lo creo.

    – Los Pequeños Picapiedra no la recuerdo como una serie especialmente mala. De hecho, de niño era de mis programas de cabecera… bueno, esa serie y cualquiera que echaran por la tarde o los findes por la mañana. Sí, tiene nula continuidad y la parte del Capitán Cavernícola es un insulto al personaje (no, no le hacía falta tener un hijo), pero bueno, al menos entretenía en sus genéricos episodios. Ya lo de Yo-Yogui, y todas las series relacionadas con el oso de Jellystone, eso sí que no, ¡qué horrores! Y encima fue capaz de tomar el concepto de los Autos Locos y hacerlo ABURRIDO.

    – Little Rossey me suena, pero ahora mismo no puedo ubicarla. Así que paso.

    – Baby Looney Tunes… No voy a decir nada porque suscribo todo lo que dices, excepto lo del redoblaje español, pero solo en una cosa: el Pato Lucas sale ganando con su nueva voz. Venga, estoy listo para recibir tu ira.

    – Lo de los Rugrats es de esas cosas que uno no entiende. Ni su éxito ni su spin-off de adolescentes. No sé si la serie es infantil, adulta, no sé si es comedia o es ‘slice of life’… No lo sé. Rugrats siempre será una incógnita para mí.

    – Y no voy a reproducir el vídeo de la serie animada de Betty la fea. Con la imagen previa que sale me puedo empezar a hacer una idea de qué clase de… de… no, no tengo palabras. Vale… voy a probar a darle al play…
    *Cinco minutos después*
    AAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRGGGGGGGGGHHHHH

  15. Lograi el Luciérnago Says:

    «recuerdo que hace años echaban una serie de Lulú. La canción decía “Lulú no crezcas, no cambies jamás”, y vista esa portada ya veo por qué decían eso.»
    ¡¡Es justo lo que pensé yo xD
    Por cierto, no es extraño que un niño gordo crezca y se convierta en un macizo. Aquí estoy yo, como ejemplo, de que el caso contrario es totalmente posible =D

  16. mariods86 Says:

    Vale, tengo aquí bastante que decir:

    10: La moda de turno de convertir en novela la peli de moda es algo que ha estado presente en el marketing desde tiempos inmemoriales. Aún así no había oído hablar de este caso. Y a lo tonto, y aunque o me gusten nada las secuelas de Piratas del Caribe (no salvo ninguna, la verdad, lo máximo que me gusta son los dos minutos finales de El Cofre del Hombre Muerto) he de reconocer que me entran ganas de informarme sobre esos libros. Sí, vale, tienen pinta de aventuras ñoñas para críos, pero resulta una propuesta bastante interesante, aunque sea bastante tontucia. Pero me encantan las cosas tontucias. XD

    9: De Gadget cuesta creer en qué ha degenerado la franquicia. La serie de los Gadgetinis me resultó indiferente (Sultán había dimitido y se había ido de vacaciones, qué mierdas era eso), la serie de Gadget Boy me resultó indiferente (debo admitir que solo aguanté dos episodios cuando me animé a verla en su día) las dos pelis me parecen bastante penosillas (cada una por un motivo distinto, es curioso) y el especial en 3D… de eso mejor no hablo. Aún así, hay una «recuperación» que se hizo con el Inspector Gadget, que fue una peli de dibujos animados de Disney llamada «El último caso del Inspector Gadget» que oye, la verdad es que me gustó bastante más que las dos pelis (lo cual no es dificil) y todos los dibujos animados posteriores a la serie que le seguirían (joño, incluso creo que está mejor que los últimos episodios de la serie original, con el puto Capa Man). Es una peli infantil/juvenil sin más, con poco que aportar, pero bastante divertida, con un enfoque bastante especial al Gadgetomovil (Pero sin permitirle hablar como al de la peli en carne y hueso, dato importante) y con algunas coñas al Dr. Mad (Dr. Claw) que me parecieron bastante ingeiosas. Yo creo que se puede seguir ofreciendo un producto de calidad con el Inspector Gadget, pero falta que haya una mente pensante detrás. Y eso, al parecer, es pedir demasiado.

    8: Siendo como soy un gran fan de Barrio Sésamo, me resulta TERRIBLE ver algo así. Es peor aún que esos episodios de «Juega Conmigo Sésamo» que hicieron por Tele5 hace un tiempo, al parecer hay otras formas de infierno. Valga decir que estoy totalmente de acuerdo con el artículo. Si Barrio Sésamo sobrevivió tanto tiempo tratando a los niños con inteligencia, ¿por qué rayos de repente es imperante la necesidad de educar a los niños menores (que como bien dices, practicamente actuarán indiferentes ante cualquier cosa que vean en la tele) con este tipo de programas con subnormalizada nivel semi-dios teletubbiesca? Yo lo llamo embolsarse dinero a consta de padres que creen que un crío va a traumatizarse si empieza viendo Las Tortugas Ninja cuando tiene solo dos años. Y lo peor es que se extiende este tipo de «entretenimiento» en otros programas, y no me gusta nada… Sigh. Realmente le fue muy mal a la factoría de Jim Henson después de que su creador falleciera. Ese tío debió rozar el palo místico de la inmortalidad o algo, es uno de los pocos artistas cinematográficos a los que hubiese considerado dignos de ello. El mundo sería mejor.

    7: Lo de este cómic me ha rayado sobre manera. Resulta que yo de pequeño era un fanático incansable de unos cómics brasileños llamados «Mónica y sus amigos» (una especie de versión gamberra de La Pequeña Lulú en la que solía haber desnudos y hostias aún por su temática claramente infantil) y curiosamente me enteré de que también sufrieron esta especie de «revisión adolescente» que destrozó en gran parte el encanto de los personajes, aunque bueno, supongo que leídas de seguido si eres el tipo de público dirigido no estarán tan mal – o al menos quiero creer eso – y qué curioso, el estilo de dibujo me suena TERRIBLEMENTE al de la portada que has enlazado. ¿Mismo equipo técnico del infierno? Estos malditos brasileños no tienen suficiente con estropear su propio producto nacional, también van a por el resto, qué puto horror. o_O

    6: He de admitir que aquí discrepo un poco, porque de pequeño me gustaba bastante esta serie. Sí, entendía que era bastante flojilla con su humor bastante poco arriesgado y sus guiones totalmente manidos, pero aún así creo que tenía sus detalles simpáticos. Ciertos gags estaban bastante mejor que los de otros remakes de los Picapiedra (Pedro y Pablo policias, Dino-Scooby persiguiendo a la rata cavernícola, la familia Monster pero prehistórica, que era sencillamente igual que la familia Monster pero descalzos)… De todos modos, sí, si nos ponemos a pensar en la continuidad picapedresca nos revienta la cabeza. Yo siempre tuve en mente la mierda de «¿cómo coño se conocen de niños si Pedro conoció a Wilma en un servidio de comida rápida?» En fin, cosas así. Y ojo, que yo conocí al Capitán Cavernícola gracias a esta serie. Luego ya me dí cuenta de que la serie original era bastante mejor, pero aún así este fue mi primer acercamiento al personaje, y en el fondo no estuvo demasiado mal. ¿Niño ahostiable? Quizás, pero para mí no está demasiado alto en el «odiómetro» coronado por Scrappy Doo (y un poco más abajo por el primo tonto de Scooby). Quizás porque era un tanto más inteligente, una especie de BooBoo humanizado.

    5: Vale, lo de Spider-man me ha matao. XDDDDDD Y sobre Yo, Yogui, pues yo solo pude ver un par de episodios, y no, no llegó a calar en mí tanto como los Pequeños Picapiedra. Eso sí, a mí persoalmente me gustaban los diseños (el de Pierre Nodoyuna chiquitajo a mí me parece muy divertido, por ejemplo) pero para mí no supera para nada a «La búsqueda del tesoro de Yogui» (yo fuí un enamorado de esa serie, y de hecho ví algunos episodios hace poco y me siguió molando, aún por el rollo trash y evidentemente cutrón). No se, creo que esa serie (la del tesoro) tenía una magia muy especial.

    4: Mierda, de aquí no me suena ni la serie original ni el spin-off, ergo tendré que callarme en esta, me temo.

    3: Sólo voy a decir: TINY TOONS SÍ. SIEMPRE. SÍ. JODER. COLECCIÓN DE DVDS EN ESPAÑA YA. Y EDICIÓN EN CONDICIONES DEL LARGOMETRAJE DE MIS MEJORES VACACIONES. Y me voy a reafirmar en mi comentario sobre la serie de Barrio Sésamo. ¿Por qué carajos una versión infantil de un personaje animado no puede recibir hostias y ha de conformarse con… ser feliz y aprender cosas? ¿Qué coño es esto? Yo personalmente estoy muy harto de ese tipo de formas de desaprovechar premisas, esperaba la serie de los Baby Looney Tunes como algo divertido, un resurgir de los Tiny Toon… pero nada más lejos de la realidad, fue bastante frustante, la verdad. Si acaso lo mejor que hizo esta serie fue dejar luego a Baby Lucas para el tronchante especial navideño del Pato Lucas reinterpretando «Agárrame esos fantasmas». Pero ya. Y ay, Dios, esa cosa de Loonatics. FUUUUUUUUUUUUUCK

    2: Bueno, aquí he de decir que los Rugrats me gustaban, aunque solo las priemras dos temporadas si acaso, pero me gustaban. Siempre me parecieron muy ocurrentes y originales, tanto en estética como en forma de plantear los guiones (aparte de que muchos episodios jugaban con las emociones del espectador de varias formas, por lo que a mí ya me ganaron). Pero sí, la verdad es que la serie se tornó cada vez más insulsa hasta llegar a su límite en Más grandes y traviesos. Sencillamente no pude aguantar la serie. Una de las magias de los Rugrats era en no saber qué les pasaría de adultos, sencillamente imaginarlo. No lo necesitaban porque fueron concebidos con la edad que tenían, nada más, el mero hecho de la existencia de este spin-off es un error en sí mismo, y además Spyke estaba gordo, por lo que para mí, como si esta serie no hubiese existido, vaya.

    1: Creo que conocer la sola existencia de esta serie me ha MATADO tanto o más que la serie de dibujos del Chavo del Ocho. No voy a comentar mucho más porque no hay más que ver el video. Jodeeer, jodeeer. Venga, va, D´Ocon, ¿A qué estás esperando para sacar serie parecida con «Yo soy Bea»? Ah, bueno, no, que se supone que ahora D´Ocon mola. ¿NO? No.

    A todo esto, yo SÍ merendaba todos los días con colacao y galletas de Tosta Rica, y las sigo comiendo, son puto deliciosas. Y quizás no llegué a tomar tanta rebanada de nocilla como hubiese querido (mis padres me la racionaban mucho, pero sí, comí MUCHA. Y el único anuncio que recuerdo de las Tosta Rica que pudiese haberme influído a tener este pensamiento es ese en el que salían Mortadelo y Filemón «Con Morta-de-lo (voz de Pitufo), Y FI-LE-MÓN (voz de troll) regalos a mo-goollón, y Tosta Ricaaaaa».

  17. Lograi el Luciérnago Says:

    ¡Maldito seas, Mario, había olvidado al puto Capa Man!

  18. randy Says:

    Joer, cuánto habláis, qué bonito :_)

    Exiles: Lo que pasa es que esa serie era un contenedor (en muchos sentidos XD) y no había crossover entre las dos, por lo que no la he incluído. Aún así, ATERRA.

    Viru: Es posible, solo he leído un poco, pero me parece que más allá del encanto de lo clásico no tiene mucha miga que rascar.

    Thanos: Logro desbloqueado: TOCHOREADER. Y en cuanto a los Loonatics… *Escalofríos variados*

    Superlayo: Qué horror de serie, por dios. A mi La tropa Goofy no me disgustaba, pero supongo que porque cada vez que la veía recordaba Goofy e hijo. Peor que la serie fue su secuela en VHS…

    Txarko: La única persona de los que posteamos aquí que está en IMDB. NO ES POCO.

    Fósforo: 10 folios a Word. Preparaos para media página en la última semana, cuando me arrepienta de haber escrito esto en una sola parte XD La serie del Inspector Gadget niño es MUY JODIDA. Y su secuela donde enseña geografía, MÁS. Vea algo, le reto.

    Daerun: Es posible, no lo negaré. Lo que yo he visto por Youtube iba más hacia el esperpento que hacia Hora de Aventuras, pero igual mejoraba en otros episodios.

    Toni: Y tanto. Pero poner solo personajes de Hannah-Barbera sería un coñazo XD

    Neye: Ver las portadas de Luluzinha Teen es entrar en un extraño, extraño mundo alternativo. Interesante a su manera, pero alternativo. Yo tengo cierto interés por ver una serie basada en ella, en serio.

    Roberto: El corto inicial sí. En cuanto a la serie, muera en un incendio, gracias.

    Paradox: TELITA con la serie del Chavo también, ¿eh? Forma parte de mis pesadillas particulares junto con la serie de dibujos de Mr. Bean. Por otro lado, El Blog De Randy: College Years serían planos y planos de un adolescente teniendo mucho miedo de todo, todo el rato. Y haciéndose pajas, eso también.

    Ximi: ¡James Bond Jr mola!

    Lograi: Es que es tan mala que hasta los niños se dan cuenta, joder. No puedes tratar a los niños como si no tuviera cerebro, porque lo tienen.

    Chuckito Drauguito: Comentar algunas cosas. Los Pequeñecos eran, efectivamente, entretenidos. Era una serie para niños no pensada para adultos pero que no insultaba a la inteligencia de nadie. Es de agradecer. Lo de Jack Sparrow tiene que ser curioso, y de hecho tiene todo un fandom detrás. Barrio Sésamo siempre ha sido divertido, pero no necesita EN ABSOLUTO una versión AÚN MÁS para niños. Miraré lo de Megaman, suena BIEN. Y Los Pequeños Picapiedra no la recuerdo mala, pero lo de Cavernicolita era PA MATARLES. En cuanto al Pato Lucas… Bueno, estoy medio de acuerdo, es la mejor voz del redoblaje XD Siento no tener ira guardada. Y con Rugrats me pasa igual: No sé si es para adultos, para niños o qué. Está muy mal definida.

    Mario: Algunas cosas también. Sobre los libros, ya te digo, no eres el único. Tiene su fandom y lo mismo es hasta curioso XD Yo veo una futura serie televisiva de ahí. Sobre el Inspector Gadget: Se puede hacer algo bueno (¿acaso no se ha hecho son Scooby-Doo?), no me cabe duda. El problema es que no se hace ni se va a hacer en breves. Juega Conmigo Sésamo creo que estaba sacado también de Sesame Street, solo que con otro nombre, ¿no? En todo caso, es un programa para niños EDUCATIVO pero gracioso. Sesame Beginnings es para bebés y les trata como imbéciles. Muy triste. No me extrañaría lo de Luluzinha y su equipo creativo, parece sacado del peor Subcultura, y ya se sabe que mala hierba nunca muere. Y Tiny Toons SI, SIEMPRE, forma parte de una época muy dorada y original (junto con Animaniacs). Desde entonces, todo ha sido una gran caída en picado, y la serie esta para niños no es una excepción. A nadie le hace daño mental ver un yunque caer en la cabeza del Coyote, vamos. Y espero que D’Ocon no mole DE REPENTE, porque nunca jamás ha molado. NUNCA. PUTO. JAMÁS.

    ¡Gracias por estar ahí!

  19. Donhurtado Says:

    Tengo que reconocer que «Betty la Fea» es la única telenovela a la que me he enganchado en mi vida. Incluso me tragué la basura esa de Ecomoda, que fue el spinoff. Con eso puedes hacerte una idea del bombazo que fue en su momento. Y hablo de España, así que de Colombia no me quiero ni imaginar.

    Pero… ¿a qué mente enferma se le ocurrió hacer una serie de dibujos con eso? La animación es horrorosa.

    ¿Nadie se acuerda de Muppet Babies?

  20. Malleys Says:

    Ha sido leer que Bety la fea tuvo 773 episodios y me ha dado cáncer, dios cristo bendito.

  21. Los 10 peores spin-off infantiles Says:

    […] Los 10 peores spin-off infantiles […]

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