Monográfico blogs (2): Los 11 tipos de comentaristas (1)

No os dejéis engañar. Todo el que empieza a escribir un blog se espera fama instantánea, riquezas, oro, estar todo el día pegado a su nuevo móvil 3G de la leche con cientos de proyectos y revistas que quieren contratarle por un cheque en blanco. Libros escritos (¡Algo habrá por aquí! ¡Sigan sintonizando!), sillones en la RAE, el premio Nobel al mejor blog sobre rudos conductores de motos vestidos con trajes de noche, la dominación mundial, veinte millones de referencias en el Google… Aproximadamente un mes después, uno se da cuenta de que el mayor reconocimiento que va a tener en el mundo va a ser el de Pepito35, que opina que tu blog es chachi pistachi y le alegra las mañanas. Y, con el tiempo, uno se da cuenta de que los comentarios es como un “A ver quien la tiene más larga” continuo en Internet. Digamos que si los blogueros fueran raperos malotes estarían todos los días intentando hacer rimas con “comentarios” o “comments”. Que si “Mientras me acabo una botella de Larios/miro mis 97 nuevos comentarios/porque yo de la mediocridad no soy sicario/tener los comments que tú me daría mal fario”, que si “¨Tronco, ¿pero de qué coño hablas?/Vete a darle a otro la brasa/Seré sincero, tus comments/y los que te leen me la comen/yo tengo 123 comentaristas/y me quieren, y me adoran/y me alegran la vista”… Ya sabéis, los que nacimos para guionistas no nacimos para raperos. Así, no importa que de los 50 comentarios que tienes, 45 sean de tu primo el del pueblo y 5 de tu madre diciendo que vayas a cenar que se te quema el conejo: Siempre habrá gente que te tenga respeto y crea que eres uno de los grandes por tener una cantidad X de comentaristas. Qué absurdo, tú. Ni por tenerla más larga eres mejor amante ni la has metido más veces (a no ser que seas actor porno, vaya), ni por tener más comentarios eres más conocido y tienes más visitas que el blog de al lado. Pero es otro de los absurdos de la blogosfera mundial, y no solo lo tenemos más que aceptado, sino que, en el fondo, nos encanta. ¡Con ustedes, los 11 tipos de comentaristas más habituales! Aunque, conste, falte un tipo: Los fabulosos. O sea, ustedes. Awww.

Cuando crees que no hay nada más patético que el típico bloguero que pide que le comentes siempre, Internet te vuelve a sorprender.

1-El tipo que va deprisa: No hay tiempo que perder en estos días de hoy. Te has leído a toda prisa el post del día y estás deseando ir a ver videos de tipos explotándose granos en Youtube, pero, por otra parte, es justo felicitar a tu bloguero favorito por el post del día. Suspiras, ves el cursor moverse en el recuadro vacío de abajo, tomas aire y dudas sobre si escribir el poderoso “Mola XD” (nunca he entendido el emoticono descojonándose cuando alguien te dice algo bueno. ¿Significa que dice lo que dice en coña y el texto le ha parecido una mierda? ¿Que se ha reído con el post? ¿O es simplemente que hay gente que lo usa para todo en esta vida por pura rutina, en plan “Mi abuela ha muerto de una enfermedad terminal que me contagió y mi madre ha sido violada XD”?), el alarmantemente novedoso “Buen post” (se agradece, sí, pero dan ganas de contestar “mal comentario”) o el eterno “¡Muy bueno!” (que, si tiene después el link a un blog, es uno de los spam más obvios de la historia de Internet). Rápido, maldita sea. Esos videos de granos no estarán en Internet para siempre. Si quieres decir algo extra, cuídate muy mucho de poner faltas de ortografía y abreviaturas aquí y allá. Vivimos en un mundo violento y rápido, no hay tiempo que perder preocupándose por la RAE. Total, seguro que el autor del artículo se da por enterado y satisfecho al leer un comentario de la misma longitud y calidad que un mensaje SMS. ¡Es el futuro, amigos! ¡La E-girl lo dijo!

2-Talibanes de la ortografía: Los conocéis perfectamente. Son los tipos que en toda fiesta de amigotes repleta de alcohol y sustancias ilegales habla sobre los peligros del vodka y sobre lo mal que está meterse cosas feas porque destroza a las familias. Vale, lo más cerca que he estado de la situación anterior es haberme bebido una vez tres litros de Coca-cola, pero supongo que será así. El talibán de la ortografía, creyendo que hace el bien por la ciberesfera, lo que hace es aguar la fiesta al más pintado. O sea: Llevas cuatro días currándote tu post de 19 folios que removerá Internet desde sus cimientos y hará que todo el mundo tenga que ponerse gafas de sol al mirarte por la calle. Llega el momento de postearlo, con una sonrisa de satisfacción. Imaginad la cara que se pone al leer, como primer comentario “En el quinto párrafo has acentuado mal una palabra esdrújula”. Sí, vale, gracias. Cabrón. Los talibanes ortográficos son una especie de Clippo (ese molesto clip de Office que inspiró un gag de Padre de familia, miles de minijuegos y al que se ha hecho referencia mil y una veces en Internet. Si no saben de qué hablo, vuelvan al bloque de hielo donde han pasado los últimos diez años, por favor): Escanean de arriba abajo el documento –comentarios incluídos- en busca de fallos, moviendo la colita esperando haber ayudado. Si esperan conseguir un sillón en la RAE, un puesto de corrector en alguna editorial o simplemente es el típico hobby de los informáticos o matemáticos (SIEMPRE son informáticos o matemáticos: Se ve que echan de menos escribir letras o algo así), es una incógnita. En el fondo son un encanto, hasta que se enzarzan en batallas con personas que creen que “Ac muxo tiemp n1galxia mu, mu ljana” es la manera en la que Cervantes empezó El quijote. Déjenles solos, por cristo. Déjenles solos. Que se maten entre ellos.

Su propio nombre lo dice: «Orto-grafia»: «Escribir con el culo». El chiste malo de hoy viene patrocinado por leche Pascual.

3-Spameros: Hay un día muy especial en la vida de todo bloguero. Quiero decir, aparte de la primera comunión, el hipotético día en que pierdan la virginidad y en el que ven el último episodio de Galáctica. Me refiero al día en que borran por primera vez un comentario por spam. Los spam son como los teleñecos: Entrañables y asquerosamente irritantes a la vez. Podemos distinguir tres tipos básicos: 1) El que deja simplemente un link, por lo general acompañado por un “Chequea mi blog, está lleno de cosas que te gustarán” o similar. ¿Adivinan? ¡Nunca te gustan, al igual que a él no le gusta tu blog ni se lo ha leído en la vida! Es más, el suyo suele ser el típico blog que copia y pega las cosas de sus e-mails. Si te atreves a borrar el comentario, volverá todas las semanas a dar guerra, sin fijarse en que el resto de comentaristas se están burlando de él. ¡No es fácil pararse a pensar cuando estás escribiendo tu dirección una y otra vez en cinco blogs diferentes a la vez! Un día se pregunta si su vida vale la pena y para de mandar spam. O se suicida. 2) El que opina que un post que escribió hace dos años tiene mucha relación con lo que tú has escrito. No es como si tu fueras pidiendo “Eh, por favor, ¿alguien sabe algo sobre Fray Perico y su borrico?” y alguien saliera en tu ayuda te pasara un link de su blog hablando sobre el tema, no. Más bien tú hablas de Fray Perico y su borrico y el tipo en cuestión aparece diciendo “¡Me encanta este libro, casi tanto como éste otro que comente en mi blog!” (o el blog de su amigo, su ídolo o un tipo que conoce: El spam ajeno es aun más incomprensible que el spam propio y todo un universo que explorar). Y toma linkazo hablando de Canción de hielo y de fuego. Gracias, hombre. Tu link me ha gustado casi tanto como este martillo. Y toma golpetazo en la cabeza. Idiota. 3) El que te propone intercambiar enlaces: A todos nos ha pasado más de una y de dos y de mil veces. Te llega un e-mail de un perfecto desconocido y te propone, misteriosamente, “intercambiar enlaces”. Dice, de manera seria, que ayudará a subir las visitas de ambos blogs y que nos ayudaremos el uno al otro. Tú rascas mi espalda, yo rasco la tuya, guiño, guiño. Hombre, la verdad. Yo en la barrita esa de la derecha procuro poner blogs que interesen a priori a la gente que se pasa por aquí. Dudo que cochesdeferrarienminiatura.blogspot.com pueda interesarle a nadie un carajo, la verdad, pero menos aún al que acabe de salir de ADLO! dispuesto a encontrar más risas y diversión. Si picas, prepárate para linkar a un tipo que nunca te linkará. Si no, hazlo para la marginación de ese tipo que te ha mandado un mail. Si antes nunca había visitado tu “magnífico blog” (una vez más, se guía por los comentarios porque no ha leído una palabra), ahora menos. Qué penita, oigan. Ni que les pagaran por tener quince visitas de más al mes o algo así. Qué requetepenita.

4-Los monotemáticos: Comentan en veinte blogs, y en los veinte hablan de lo mismo diciendo las mismas chorradas. No importa que el blog hable de una cosa completamente distinta a su especialidad, ellos cambiarán rápidamente de tema para poder hablar de lo suyo. Por ejemplo, si el monotemático de turno es fan de Watchmen, que es la moda, y se encuentra en un blog que habla de la crisis, el tipo dirá “Sí, pero la crisis no afectará a Watchmen. ¿Quién más tiene ganas de ver a Espectro de seda?”. Si el blog trata de penes pequeños, “Todo lo contrario que el del doctor Manhattan en Watchmen. ¡Qué pito, señores! ¡Qué pito! ¡Como el de Alan Moore, por lo menos!”. Si trata de enanos de feria montados en llamativas pelotas rojas, “¡Esto no tiene nada que ver con Watchmen! ¡Próximo estreno, dentro de nada!”. La cosa es hacer como que sabe mucho de un tema a fuerza de repetirlo. Cuando se encuentra con un verdadero experto, se acobarda y vuelve a su reducto de mediocridad, hablando sobre su supuesto tema favorito con desconocidos que le consideran pesado de narices e ignoran todos y cada uno de los comentarios que postea. Pobre tipo monotemático, pobre. Un día se abre su propio blog y se queja de lo pesados que son sus comentaristas. ¡Karma, amigos!

¿Que si han hecho cambios en la peli? Tú compara, compara…

5-El filósofo: ¿Sabéis el típico pesado que empieza a hablar y no calla si no es a golpe de escopeta y perdigón? Pues es el mismo, pero en su versión cibernética. Has escrito un párrafo en tu blog antes de irte a comer, más que nada porque llevaba dos semanas sin actualizarse y siempre está bien poner algo. En este caso has copypasteado una frase de Pepe Rubianes, que nunca te ha hecho demasiada gracia pero ahora que está muerto es el más grande de los comediantes españoles de toda la historia. Hala, conciencia tranquila. Cuando vuelves una hora después, descubres que un tipo que está más aburrido –y más en el paro- que tú ha leído el párrafo, ha abierto el Word y se ha puesto a desgranar punto por punto todas y cada una de las palabras de Rubianes hasta llegar a los veinte folios. Después de conseguir cerrar los ojos de la impresión, piensas que ya lo leerá su abuela. Y, efectivamente, ella debe hacerlo, porque nunca, nadie, jamás, ha conseguido terminarse un comentario tan asquerosamente largo (si nadie se acaba un artículo o un post tan largo, va a acabarse un comentario. Ya). Que sí, hombre, que sí. Que eres muy listo y sabes mucho de Rubianes, pero déjame en paz. Finalmente, se abre un blog y deja en paz al resto de la humanidad o se compra un loro que le haga compañía. Si no se escapa antes, vaya. Requiem por el loro del filósofo. Un héroe del día a día.

¡La semana que viene, tras este post tan soso, los otros seis tipos de comentaristas! Porque no solo de comentarios agradables vive el hombre, maldita sea. Y el viernes, las noticias habituales. También os recuerdo, en esta retahíla de recordatorios y obviedades, que podéis seguir mandando las cabeceras y los fanarts a elblogderandy@gmail.com. ¡Estupendos premios y fama os esperan! ¡O algo!