Fotonovelas impactantes: Blue demon en…¡Dos fieras para un demonio azul! (y 2)

En el episodio anterior de Dos fieras para un demonio azul (¿lo pillan? Blue demon, Demonio azul… ¡genios! ¡genios!), un intrépido luchador de wrestling en cuyo contrato se establece que nunca jamás se quitará la máscara (que,  por cierto, debe desprender un pestazo tremendo después de media vida con ella puesta), se enfrenta a la organización conocida como MAL y al doctor Infierno, el tipo que está organizando la rama local junto a su follamiga e hija –lo cortés no quita lo valiente- Satanela. Dejamos a Blue luchando contra una chacha en plena intentona por liberar a una azafata secuestrada por el MAL –que, como veis, no tiene demasiadas ambiciones-.

La azafata, literalmente, “pedía que venciese el enmascarado a quien presentía amigo”. Hombre, no hay mucho que presentir. Si entra un tío y se pone a sacudir de lo lindo a los malosos, o es bueno o es un tío definitivamente raro. Después de machacar a los secuaces del doctor Infierno a base de patadas craneales, llega la hora de escapar. Y, como todos sabemos, la mejor manera de escapar de una base del MAL es por las azoteas. Por eso de que tener más posibilidades de abrirse la crisma, supongo. Mientras tanto, en el lugar más recóndito del MAL, el Doctor Infierno observa…

…Observa y tira cosas al suelo gritando un intento de frase, vaya. Esto es, si Bugs Bunny tiene el “¿Qué hay de nuevo, viejo?”, Blanka el “AROOOOOO” y Superman el chorizo con pan, Infierno tiene su “¡Diablos y demonios infernales!”. Bueno. Lo ha intentado. Es lo mejor que se puede decir. Pero es normal que se ponga nervioso (¿mi frase gustará al gran público? ¿Quedaré como un panoli delante de mi follahija?) y se equivoqué, cual Yoda, en la viñeta siguiente. Eso más me enfurece. Ideal, por cierto, para cuando estamos a punto de pegar a alguien. No encontraréis una frase con más sentimiento. ¿Que has sacado un cero injustamente en un examen de ocho? ¡Eso más me enfurece! ¿Que alguien ha manoseado a tu chica y se ríe de ti en tu cara? ¡Eso más me enfurece! ¿Que no te pagan a final de mes por la crisis? ¡Eso más me enfurece! Ya os digo, ideal. Sobre el invento camuflajónico, sólo cabe decir que el doctor Ex es el inventor con menos maña para poner nombres de la historia. Sobre todo si se puso el nombre a sí mismo y luego al camuflajónico. Supongo que todos le señalarán con el dedo y se reirán en las oficinas de MAL.

Mientras preparan su nuevo y malvado plan, en las oficinas de Interseg, Blue y la chica que salió al principio y a la que no han dado ninguna importancia hasta ahora deciden que hay que ir a la fiesta de disfraces sin ningún motivo aparente. Ya sabéis, lo típico. Que estemos en plena crisis con el MAL, una organización que quiere dominar el mundo, no es motivo para no ir a una hilarante fiesta de disfraces. Claro, que el disfraz de Blue ya está puesto de fábrica. Listo él. Total, que a las once llega Blue…¡y a las once y un minuto Satanela y sus pinches compinches, uno de ellos con la misma máscara que Blue! ¡Eso más me enfurece! Ya en la fiesta, nuestro protagonista intenta beneficiarse a Satanela (este tío es tonto. Definitivamente tonto. ¿Es que no tenía fotos de ella? ¿Archivos secretos? ¿Algo?), pero lo más que consigue es un piquito a la luz de la luna. Y ahora, atención, porque las cosas no es que pasen con una rapidez inusitada. Es que, para mí, que se han olvidado de una viñeta.

Euh, vale. Ahora imaginaos que hay una viñeta en medio donde pone “Cuidadosamente, Satanela disparó el dardo misterioso que tenía realmente dentro de su boquilla, dando a Blue Demon”. Eh, ahora todo tiene sentido. Además, en esta parte nos hemos enterado de que Infierno tirársela se la tirará, pero besitos ni uno. Que manda narices también ser una mujer, tener ya 24 años, ser sierva del MAL y no haber dado ni un piquito antes. Bueno, las cosas como son. Su cara tampoco es precisamente de placer. Más bien es la misma que se pone cuando quieres hacerte el ofendido. Oyx, un beso. Desgraciado. No me beses más, que me aturdes. Tonto, tonto y tonto. Ahora iré a casa para que el doctor Infierno me enseñe su cosita de hacer pis. Hala.

Blue es raptado -¡oh, no!- y el sicario con su máscara ocupa su lugar en la fiesta. Sin motivo aparente, la chica que iba con nuestro héroe (héroe que, por cierto, se deja engañar por una malosa de segunda. Que piensen qué tipo de héroe es este) se da cuenta inmediatamente. ¡Han raptado a Blue Demon! En el cuartel del MAL, Satanela va a ser premiada por su padre (ejem, ejem), pero Blue la engaña como a una…bueno, como a una sicaria del MAL. Con un simple “Ay, que me muero, que la dosis de narcótico era muy grande”, Satanela le libera sin pensárselo dos veces. Ay, mi pobre Blue, voy a soltarle. Seguro que el hombre que escapa de mil batallas y que tiene un cuerpo como para aguantar cientos de dardos narcotizantes seguidos no prepara alguna ingeniosa treta. Obviamente, Satanela es atada (después de que Blue la bese. Qué canalla es nuestro chico) y Blue escapa, sólo para aparecer en las oficinas de Interseg segundos después haciendo divertidos chistecitos. Así, sin efectos secundarios del narcótico ni nada. Muérete de envidia, Jack Bauer. Deciden, entre todos, encontrar a Infierno y matarle (son un rato pesados, sí) y el jefe advierte a Blue. ¡En nuestro oficio, no puede darse el lujo de enamorarse! Introduzcan música de emoción. Satanela, mientras tanto, discute con su padre. Que no está enamorada (normal, si se han conocido de una noche y encima ella es supervillana y él es superhéroe, vaya) y que la próxima vez que le vea. Ay, la próxima vez que le vea. Le va a dejar para criar malvas. Y en ese preciso momento, con las espadas en alto y la emoción a flor de piel…

¡Se acabó! ¡La historia ya ha terminado aunque no lo parezca! Santanela (¿Santanela? ¿Tantas cosas buenas ha hecho que la han canonizado? Ah, el humor) promete asesinar al demonio azul –tres a uno a que no lo consigue- y nos enteramos de que el MAL tiene laboratorios, oficinas y hasta ordenadores. Pues qué bien, oigan. Y ya está. Nunca jamás volveremos sobre las aventuras de Blue Demon, que nos ha dejado en pleno coitus interruptus. ¡Eso más me enfurece! ¿O no? Calla, que no. Que esto de mi cara es una sonrisa.

Y ustedes no sean demasiado malos, que este fue el primer artículo real de El blog de Randy 2.5 tras meses sin escribir. Para la semana que viene, algo de más risa. Y mañana, Miguel nos recuerda una bochornosa anécdota sacada directamente de mi estancia catalana.