Monográfico foros (3): Tu amigo el troll II

Y seguimos clasificando a nuestros coleguitas, los trolls, personajes que tienen la convicción moral de que seguimos pensando en ellos todo el día y preocupándonos por sus chorradas, cuando la verdad es que en el mismo momento que cerramos la tapa de nuestro ordenador (los que lo tenemos portátil, al menos) ya nos hemos olvidado de que existen. Hay que reconocer, de todas maneras, que hay gente que aun tiene que aprender mucho de cómo dominar los instintos frente a un alborotador. Quiero decir, si un nudista aparece en la fiesta de cumpleaños de tu hijo de cuatro años y empieza a follarse al pastel, no te plantas delante suyo e intentas razonar sobre los motivos por las que follarse un pastel delante de niños está mal. Más bien le pegas un bofetón e intentas sacarle de la fiesta arrastrándolo de ahí. Sí, de ahí. Pues lo mismo se debería aplicar en los foros. Veamos cuáles son las reacciones más habituales ante la llegada de un troll furibundo a un foro cualquiera:

1-Comprensión: El usuario buenrrollista siempre intentará razonar con los trolls, intentando hacerles ver que detrás de su dura coraza hay un corazón que late y que realmente no quiere hacer lo que hace. En el colmo de su estup generosidad, le da su messenger para que puedan chatear como buenos amigos e indagar en su pasado. Curiosamente, cinco minutos después le empiezan a llegar suscripciones a webs de zoofilia, necrofilia y sexo duro con peces de colores brasileños, pero no lo asocia inmediatamente al troll como cualquier persona normal, sino que sigue intentando colaborar psicológicamente con una sonrisa para solventar sus, sin duda, traumas causados por represiones infantiles. Cuando el troll abre su enésimo hilo titulado “Cómo hackear cuentas de correo de pedantes”, nuestro amigo buenrrollista empieza a sospechar algo, pero nunca dejará de intentar que el troll se convierta en un ser humano positivo para el foro.

Pongo esta imagen sólo porque me la pidieron ayer. Conste. Yo también les odio.

2-Pasar de él: …Y contarlo en todos y cada uno de los hilos en los que el muchacho participe. Diga lo que diga, el tipo que pasa de él es el primero en citarle y contestar “Paso de ti”, “No alimentéis al troll”, “Troll”, “Maldición, cállate”, “Nadie te quiere aquí”, etcétera. Todo con imágenes sacadas de google o de wikipedia, indicaciones sobre cómo no hay que hacer caso a los trolls… Curiosamente, termina siendo el único que le hace caso y convirtiéndose en un troll él mismo. El troll antitroll, probablemente la especie más triste de Internet. No lo neguéis, todos conocemos a alguno, también en la vida real: El típico tipo que odia tanto a alguien que no puede dejar de hablar de él. En el fondo, seguro que está enamorado. Oh, qué bonito.

3-Tomárselo en serio: Cuando el troll ataque con datos totalmente inventados que hace pasar como serios (ya sabéis: “La revista rusa Da Järstruck ha dicho que la homosexualidad es una enfermedad”), lo suyo es ignorarle por completo y esperar a que se canse de decir estupideces. Pero no. El listillo tiene que demostrar por activa y por pasiva que es más listo que todos nosotros, y no se le ocurre una mejor idea para hacerlo que rebatiendo las ideas del troll con datos reales. Lo curioso es que tarda cuarenta minutos en preparar un post kilométrico con declaraciones reales de doctores, empresas, revistas y demás que nadie se leerá jamás exclusivamente para señalar al troll y decir “¡Ja! ¡Te lo has inventado todo!”. Como si no nos hubiéramos dado cuenta.

4-Iniciar una flamewar: Una flamewar, para quien no lo sepa, es la variante internetera del “Eres tonto”-“Pues tú más”-“Feo”-“Gordo”. Como Escenas de matrimonio, pero entre usuarios que no se conocen de nada. Un troll nunca despreciará una guerra de insultos, sobre todo porque por lo general se consideran a sí mismos genios humoristas incomprendidos (mira, como Arévalo) y saben contestar con ironía y dejando a sus contricantes por los suelos (los mad scientists, claro. Los trolls abrazables sólo saben decir “Tu si k no sabes naaaaaa tonto”, mostrando su gran nivel). Las primeras dos veces tiene gracia, la décima quieres asesinar al troll y al tipo que aun le hace maldito caso, así que les mandas un privado diciendo que se callen de una vez. ¿Preparado para una flamewar doble que no va a leer nadie más que tú? ¡¡Uauh!!

Típica escena de foro. Los gordos no tenéis polla, eso está comprobado.

Hay más maneras de enfrentarse a los trolls: Con humor (ya sabéis, un ataque troll es como Bertovisión. O al menos da la misma risa), con mala leche (me imagino a un usuario tirando los objetos de la mesa de la oficina en pleno ataque de cólera ante la imposibilidad de banear a un pesado), animándole a seguir (por obligación, alguien tiene que decir la frase “¿Por qué va a irse? Es lo más divertido de este foro en meses”. Es como el que dice “¡Sacad la cámara!” en pleno anuncio antipiratería)… Pero el troll no va a sentirse ofendido o frustrado por ninguna de ellas. Como ya dije, la única manera de que un troll se vaya del foro es esperando a que se canse, a que encuentre una vida (sí, ya, claro, como si tuviéramos de eso) o a que halle nuevas víctimas a las que torturar con sus peroratas inaguantables.

Lo malo de la palabra “troll” es que se ha ido confundiendo por el camino. Es como “friki”, que todo el mundo lo es ahora. Eh, mira, un gitano, qué friki. Eh, mira, un teléfono móvil, qué friki. Eh, estamos de botellón, qué frikis. Así, me sorprendí de la noche a la mañana descubriendo que este sacrosanto blog está producido en masa por un troll. ¡¡Chan, chan!! Me lo dejó bien claro un tal Lord Freak en la entrada del odio hacia los frikis. Atención a lo que es tener la sabiduría y la convicción de este tipo, sea quien sea: “U_U pues la verdad me pareces un puto troll, ¿que el sushi es soso? ¿que las algas te dan asquillo? mira chaval todo es cuestión de gustos”. Sí, amigos. Ahora los trolls del nuevo milenio opinan en su blog sobre el sushi, las algas y las descargas ilegales intentando explicar su punto de vista. ¿Veis a lo que me refiero? Hay gente que a la mínima salta de su asiento gritando “¡¡TROLL!!” en cuanto ve algo que no le termina de convencer.

Las personas que descubren trolls hasta en los cereales del desayuno se imaginan así. No saben que se parecen más bien a Jaimito Borromeo.

“Hey, hoy hace mal día”-“¡¡TROLL!! ¡¡Hace buen día!!”. “Joder, qué mala ha sido Speed racer”-“¡¡TROLL!! ¡A mi me gustó!”. “Tengo cáncer y voy a morirme”-“¡¡TROLL!! Ya estás con tus chorradas que a nadie le importan”. Me gustaría imaginarme a esta gente en el día a día. Seguro que son de los que dicen “LOL” en vez de reirse e intentan pronunciar “RFLMAO” sin darse cuenta de que parecen estúpidos frente a sus compañeros de oficina. Ah, nuestros Dwight Schrutes particulares. Por favor, que troll vuelva a la concepción original. Por favor. O dentro de cinco años, veremos a las marujas llamar “troll” a Jaime Cantizano por decir cualquier parida en su programa. Tiempo al tiempo.

Así que ya saben: Cuiden a su troll, denle cariño y gresca a partes iguales, y no dejen que se enfade hasta el punto de irse de ese lugar. Que un foro sin troll sabihondo no vale nada, hombre. Lo mismo hasta termina cogiéndole cariño e invitando a sus amigos más anormales. ¡Convierta su foro en un hogar de acogida! ¡Descubra hasta dónde puede llegar su paciencia! ¡Conviértase también usted en un troll de buena fe! ¿No le parece una experiencia apasionante? ¡Pase de comentar si prefiere el frigodedo o el Colajet –ah, nostalgia, nostalgia- a discutir con su troll favorito sobre las tetash de Carmen de Mairena! ¡No me negarán que merece la pena intentarlo!

Digan todos a la vez: «¡¡Qué recuerdos!!»

Y mañana, un artículo escrito sin haberme quedado dormido hasta las 12 de la mañana. Con noticias. Y senos femeninos en perfecto estado de salud.