Mortadelo y Filemón: ¡Bajo el bramido del trueno! ¡¡Qué risión!! (1)

Hay ocasiones en los que los personajes de ficción deberían morir antes de hacerles sufrir más. Quiero decir, Astérix debe ser asesinado urgentemente para impedir otro El cielo se nos cae encima, Naruto merece que le claven un kunai en mitad del ojo, Hugo no merece sacar más juegos mediocres, Los Serrano deberían morir en el infierno entre canciones de Fran Perea (como si oirle no fuera ya suficientemente infernal). Ya me entendéis. No pasa nada por acabar con un personaje si ves que va a terminar flaqueando. Quino lo hizo con Mafalda, Bill Waterson con Calvin y Hobbes, supuestamente Spielberg con Indy (antes de que la máquina de hacer dinero diese otra vuelta más)… Morir de éxito es una de las cosas más patéticas que pueden ocurrir. Ningún personaje sigue siendo excelente después de treinta años. Mira a Garfield, por ejemplo (bueno, en realidad nunca ha ido más allá del “mèh, no está mal”), o los Rugrats, que empezaron siendo bebés y terminaron viviendo loooocas y divertidas aventuras adolescentes, o, sin ir más lejos, Los Simpson, de los que hablamos el otro día. No pasa nada por matar a la gallina de los huevos de oro. Hay más personajes en el mundo. Y digo todo este rollazo con una esperanza, una meta en mi vida de esas que sé perfectamente que serán ignoradas. Francisco Ibáñez, por favor, mata a Mortadelo. Haz un cómic especial, no saques más, sustitúyeles por un par de morsas parlantes, ponles pelo, lo que quieras, pero no nos hagas sufrir más a los que, en su día, nos despiporrábamos con obras maestras como Contra el gang del Chicharrón, Valor…¡y al toro! o Concurso oposición. Por favor. No es ya por los títulos con la misma gracia que un debate del estado de la nación (El carnet al punto, ¡qué ingenioso juego de palabras!, El dopaje, ¡qué potaje!, ¡tiene gracia porque rima!), sino porque estos no son ya los Mortadelo y Filemón que todos amamos. Conste que me intenté resistir a la horrible verdad una y otra vez, cerrando los ojos ante una decadencia cada vez más clara. Leí todos los álbumes, pero ya no puedo más. Lo siento. Bajo el bramido del Trueno me ha dejado noqueado, K.O técnico. Es increíble como en 48 páginas se puede conseguir de una manera tan increíblemente sórdida que Mortadelo y Filemón parezcan Ortega y Pacheco. Y no sólo por sus chistes verdes jo-ja-jajota, sino porque Ibáñez también practica el arte de Vera, ese de Copiar-Pegar de otros sitios. Ya verán, ya.

Recordarán que el año pasado fue el 50 aniversario del valiente Capitán Trueno, la gran obra de Víctor Mora, bla bla bla. En Wikipedia tienen información sobre el evento, aquí vamos a lo que vamos. La cosa es que Ibáñez decidió hacer un homenaje al Capitán Trueno de la mejor manera que sabía: ¿Creando un álbum homenaje respetuoso? ¡¡Claro que no!! ¡¡Creando un álbum sin gracia, repleto de chistes guarros y en el que Mortadelo termina jincándose a Sigrid!! Claro, que tampoco podemos esperar mucho de un cómic que empieza así:

Una vez vi un juego de palabras más forzado, pero se replegó sobre sí mismo y murió. O sea, ¿quién habla de un sujetador llamándole “cruzado” y por qué se supone que tiene gracia? ¿Realmente alguien se cree que esto lo ha guionizado Ibáñez? Por si había algún atisbo de duda, las siguientes cuatro viñetas con bromas hechas relacionadas con que Ofelia tiene las tetash grandes. Ah, la sutilidad e infantilidad de Mortadelo, siempre tan al día.

El caso es que no, ja, ja, qué cabestro es Mortadelo, nos referíamos a las cruzadas de las de verdad, del Capitán Trueno y eso. Y es que Ibáñez ha optado por algo muy bonito, que es coger las imágenes de Ambrós, el principal dibujante de Trueno, recortarlas y ponerlas en su cómic tal cual (¿para ahorrarse el dibujarle de una manera que quede bien en el tebeo? ¡Qué decís, hombre! ¡Qué va! ¡Apenas!). Y, la verdad, bien no queda, pero ya lo veremos más adelante. De momento quedémonos con la primera gran viñeta. Sin duda, ideal para que la lea un niño, oigan. I-de-al.

¡¡Toma ya!! ¡¡Sexo anal, proposiciones de sexo oral y referencia a las grandes tetash de Ofelia (otra vez)!! ¿Recuerdan cuando esta serie iba de perseguir a los cacos y decirle a Ofelia que está gorda? Ay, qué tiempos. La cosa es que nos remontamos a los tiempos de Trueno, que “además de aguerrido era agarrado, el tío” (¡¡Otro juego de palabras!! ¿Es que no parará Ibáñez de desencajarnos la mandíbula de la risión?), donde se saca de la manga que tenía como enemigos a (atención al sutil cambio de nombre) Mortdefham, Filemoncio, Bofelia (“llamada así por tener el bofe, o sea el tetamen, harto dilatado”. Eh, ¿os habéis enterado? La Ofelia tiene las tetash gordas y grandes. Yo os informo porque quizá no os hayáis dado cuenta, quiero decir, tres chistes iguales en tres páginas igual no eran pista suficiente), Bacterius V y, ay, el capitán Super-Repelente (¿cómo se le ocurrirán estos nombres?). El caso es que a Ibáñez, que no le apetecía trabajar demasiado, no se le ocurrió una mejor idea que coger los cuerpos originales de las aventuras de Trueno y ponerles encima la cara de sus personajes con photoshop. Y cómo decirlo. Bien, lo que se dice bien, no queda precisamente.

Creo que tendré pesadillas durante meses con esta especie de bicho recién salido del Pressing catch que habla de colgar a Trueno por la pirula. En serio, entre cataplines, tetámenes y pirulas esto empieza a parecer un cómic de El víbora. Por favor, que alguien le de sexo a Ibáñez –o a sus negros- urgentemente. Lo necesita. En fin, Mortadefham, Filemoncio y compañía son atrapados por Trueno y se beben un brebaje para ir al pasado, por lo que Trueno, Goliat, Crispin y, por alguna razón, Sigrid, también se lo toman y ponen caras raras (que da mucha risa) mientras desaparecen para ir a parar…sí, es muy inesperado…¡¡al cuartel general de la TIA!! Y claro está, allí se encuentran con nuestros héroes Mortadelo y Filemón, que les dan para el pelo. El problema es que Ibáñez no tiene muy claro como dibujar a Trueno, y claro. El pobrecito cambia más de aspecto que Yola Berrocal en época de rebajas de cirugía estética.

Yo entiendo que copiar y pegar es más fácil que hacer algo por tí mismo (si lo sabré, que todo el artículo se lo estoy copiando a Viruete), pero coño, si eliges no dibujarlo, no lo dibujes nunca, no hagas esta especie de batiburrillo que no es ni bonito ni nada. Es más bien cutre, zarrapastroso y malo de narices. ¿No se dio cuenta Ibáñez mientras estaba dibujándólo, si es que tocó un lápiz mientras los becarios hacían el cómic, quiero pensar, en venganza hacia Víctor Mora? Aunque vaya, siempre será mejor dibujarle entero diferente a dibujar sólo las increíbles manos mutantes. Ibáñez, con su GENIALIDAD! es capaz de conseguir crear manos el doble de grandes que una cabeza sin importarle las leyes de la proporción. Es más. Consigue convertir al Capitán Trueno en Spiderman sin despeinarse. Todo en una misma viñeta.

Uauh. Que alguien me explique cómo se está adhiriendo a la superficie exactamente, por favor. O por lo menos cómo ha conseguido esas supermanazas de repente, coño. Que te pega un bofetón y te deja tieso. Y no, por favor, que nadie piense en las largas noches sin Sigrid en alta mar. Por favor.

El Súper, después de zurrarles un par de veces (ya saben, garantía Mortadelo: Si no hay dos aplastamientos por página, ¡¡no es divertido!!) les explica la situación. Oh, sorpresa, resulta que hay gente vestida a lo antiguo en el exterior de la TIA y, atención, han recibido un anónimo amenazante en el que pone que van a “barrer la TIA hasta el último palmo”. Joder. Antes se curraban más los chistes de equivocaciones (“¿Un muerto? ¡¡Claro que no!! ¡¡Dije que iba a esconder un tuerto!! ¡¡A mi primo el tuerto!!”), ahora ya ni siquiera disimulan. Vamos, que si no se refieren a un barrendero me tiro por la ventana ahora mismo. A partir de aquí, ya saben, risas mil con golpes y demás. Y persecuciones. Ay, qué persecuciones. Qué bien puestas, oigan. Cada una en su sitio, los pies perfectamente conjuntados…

¡¡Apenas parece que estén bailando en vez de correr ni nada!! ¿Os habeis fijado bien en las piernas de Goliat? ¿Cómo demonios se supone que corre? ¡¡Es absurdamente imposible!! Por no hablar de Trueno, que se va a caer en cualquier momento como siga andando arrastrando las rodillas. Del chistecito prefiero ni hablar. Bastante vergüenza ajena da ya mirar los pies de Goliat.

Entre tanto, las referencias políticas anti-PP se suceden una y otra vez, como si esto fuera El jueves (“¡Hay que hacer que hable más que el Rajoy!”, “¿Tipos raros? No, era otra manifestación del PP contra el estatuto ese que…”) y hablar de la “pilula” de Mortadelo empieza a ser algo normal cada dos viñetas (que si te cuelgo de la pilula, que si nos va a dejar la pilula hecha añicos. Que digo yo que ya puestos a hacer un cómic así, llámalo polla y crea doble diversión). Es algo que nunca queríamos haber imaginado. Sigrid sí. Les digo esto porque intento ponerles sobre aviso antes de que vean la viñeta que más les va a traumatizar de cuantas hayan visto en la historia de los cómics. Pero eso será luego. Y es que en un cómic hecho con respeto, el Capitán Trueno sería tratado como un héroe, como un ayudante de los héroes, como un…

…¿Como una rana? Hombre, es una manera peculiar de demostrar respeto, sobre todo teniendo en cuenta que medio minuto después se mete en un inodoro a buscar agua y que poco después se transforme en vaca. Uh. Nada, la próxima vez que quiera hacer un homenaje haré algo parecido. Meto a Mickey Mouse en mis dibujos y hago que el prota de mi serie se tire a Minnie mientras a él le joden una y otra vez la existencia. ¡Jo, qué divertido! ¡Para partirse!

Mientras en la TIA tienen los problemas en cuestión, Sigrid y Crispín siguen fuera de la TIA, Crispin recibiendo tollinas y Sigrid dejándose querer por un montón de obreros en plan ninfómana. Ay, Trueno, que te va a haber salido más avispada de lo que creías. Total, que la muchacha se encuentra con Mortadelo y le fascina su calva (¡?), por lo que, de pronto, se lían. Así, porque sí, un rollo Física o química increíble. No le valía con destrozar al héroe de la infancia de nuestros padres, no. Ibáñez quiere hacer la regla 34 y hasta que no lo consigue no descansa. Y es que, entre lío y lío, sucede. LA viñeta. Os la he querido hacer evitar ver, pero lo mejor es pasar el trago cuanto antes. El momento en el que todos nosotros queremos asesinar a Ibáñez a sangre fría. Y es que se habrán puesto muchas cosas por aquí, pero no son oficiales y tienen su gracia. Esto es oficial. No tiene su gracia. Es un ataque directo a las neuronas. Prepárense para el horror. Y no lo digo sólo por la diferencia de tamaños entre los dos tipos de dibujo, no.

Dios. Santo. Comprendan que no me sienta con fuerzas para seguir. El lunes que viene, terminamos el resumen de este clásico de Mortadelo, que si hubieran sido comerciales hubieran llamado Mortadelo vs. Captain Thunder infinite crossover crisis, pero ya les adelanto que el final es una de las cosas más terribles que se hayan visto nunca. Eso sí, por lo menos a la Sigrid se la ve contenta. Me alegra ver que alguien disfrutó al comprar esta cosa.