Especial saló del cómic: ¿Qué NO comprarse ni loco?

No somos millonarios. Ésta afirmación, que sin duda ha convulsionado a las editoriales, buscando nuevas maneras de bajar el precio para hacer frente a la demanda no millonaria (“¿Cómo? ¿Que los jóvenes de hoy en día no tienen dinero? ¡¡Pero qué me estás contando!!”), nos persigue en todo recinto lleno de cómics al que entramos. De hecho, la frase “No tengo dinero” es la más repetida de todo el salón con el permiso de “No nos queda” y “¿Tienen fotocopias de Dragon ball?” (cuando a los de Planeta se les hace la gracieta por vigésima vez se vuelven verdes y matan personas. Dicen). Y por si ya estuviéramos poco arruinados, ayer nos quedamos aun peor después de los ciento y pico eurazos en cómics “imprescindibles” (no olvidéis que siempre cae algo que en un principio no queríais. Ley de vida), por lo que, de una manera u otra, necesitaremos un revulsivo. Igual que cuando nos compramos un Seat Panda y miramos por encima del hombro a los coches unipersonales que no pueden ir a más de 30 por hora, ha llegado la hora de despreciar cómics, de escupirlos, de quemarlos si los vemos en el salón. Probablemente se lo merezcan, por mucho que el librero no comprenda nuestra ira y nos la recompense con varios puñetazos y ojos morados. Vamos allá con la gran pregunta que asola la cabeza de los depravados y que molestará a decenas de otakitos: ¿Qué NO comprarse en el saló del cómic? ¡¡Prepárense para descubrir que los cómics horrorosos están más cerca de lo que todos creíamos!! ¡¡Se propagan!!

Venga, payo, comprame el hurón, que te lo dejo en diez leuros

Piel de melocotón 3: ¡Al fin sale el número 3 y final de este popular –es un decir- shojo! Después de un año sin tener noticias de su existencia, parece que Panini ha decidido sacarlo con todos los honores. Si ya al principio nadie le hacía ni puñetero caso, imaginad después de un año, con todas las muchachuelas que lo compraron en su día ahora más preocupadas por encontrar novio que por leer las divertidas aventuras de una niña cursi (no lo digo yo, eh, lo pone en la propia nota de prensa) y su hurón. Sí. Su hurón. La cosa es que Amanda, la niña (que no podía tener un nombre más feo) es una marginada de 9 años que desea una mascota con todas sus fuerzas. Así, cuando por fin le regalan una, ella elige un hurón al que llama Melocotón. Quiero pensar, sinceramente, que el guionista tenía una ruleta con miles de nombres de animales e hizo la historia sobre el primero que salió, vaya, porque no creo que nadie se despierte por la mañana y se le ocurra la idea de un hurón llamado Melocotón. En su día igual a Gloria Fuertes, pero no hacía un cómic sino una poesía para niños, coño. Total, que le dan el hurón con dos condiciones: Que Amanda debe cuidarle y que el hurón nunca debe morderla. Uy, qué terribles. Vamos, igualitas que las de los Gremlins. En el tomo 2, Amanda se hace popular en clase pero su archienemiga Kim se compra otro hurón, Pavaratty (¿quien escogió los nombres?), y empieza el lío de nuevo. En mi clase, si se compraban dos hurones, se marginaba a las dos chicas, pero en fin, tampoco se puede esperar mucho de un manga llamado Piel de melocotón. Bueno, ni manga es, de hecho se trata de un amerimanga que ganó un premio de Tokyopop. Sí, lo sé. 6 euros que podéis tirar a la basura leyendo (copio y pego) “Un divertido y encantador relato que nos enseña lo difícil que es comprender a todos nuestros amigos…¡En especial a los peludos!”. Oye, que tampoco pasa nada por no practicar la depilación masculina, cabrones. Lo dicho, huid de este cómic como de todos los que son anunciados como “divertidos y encantadores”. Suelen ser horrendos y vomitables.

Olas en el alma: Ya el título hace que nos pongamos filosóficos, o algo así. Olas en el alma. Oh, qué bello y poético. Por supuesto, tiene un dibujo que parece hecho por un niño de doce años, luego estamos ante una…¡¡gafapastada!! [ruido de rayos y truenos] Por tanto, valga esta crítica para todas las gafapastadas a este lado del Atlántico y que encuentro tan interesantes como clavarme punzones en los ojos. Resulta imprescindible leerlo aparentando interés, con gafas puestas (no importa que no las necesiten, quiten los cristales y hagan como que sí) y haciendo “ajá” de vez en cuando con la barbilla apoyada en la mano. Quedarse dormido es opcional pero muy útil. Si les despiertan, digan que estaban reflexionando sobre el cómic, las olas en el alma y todo eso. ¿Quieren saber el argumento? Muy bien. Resulta que Adolphe Hèrault (un nombre en francés da puntos de inteligencia a un cómic) no quería quedarse para siempre en su pueblecito, así que se enroló en la marina. También podía haber abierto una mercería en París, pero lo de la marina pega más con las olas en el alma. Oh, olas en el alma, qué poético y bello. Podría pasarme toda la mañana diciéndolo. En fin, que en la armada se lo pasa genial, cual campamento de verano. Y ya está. Ese es el argumento. Por supuesto, la historia la cuenta su nieto, que puede dar lugar a momentos supuestamente emotivos del rollo “Mi abuelo siempre me decía que vivía cerca del mar porque tenía olas en el alma”. Son 12 eurazos por leer anécdotas que pueden encontrar de manera más entretenida en cualquier webcomic de la red. Y de gratis.

Cabezón Jones y el arca escondida: ¡¡Hey, un nuevo trabajo de Enrique V. Vegas!! ¡¡Y va sobre cabezones!! ¡¡Wow, jamás había visto tan poco encasillamiento desde Cels Piñol y sus narizones!! ¡Y ya hay preparadas secuelas: Cabezón Jones y el templo malito y Cabezón Jones y la penúltima cruzada (no, no me los estoy inventando)! ¡Ay, que me muero de la risa! Seguro que estuvo pensando medio minuto en los títulos (lo del templo malito tiene narices, eh). Dios santo, a ver quien se atreve a publicar ésto, porque seguro que no tienen ni id… Ups. Dolmen editorial. Genial. Y yo que iba a ir a buscar trabajo ahí, casi que la tacho y me voy olvidando. O no, esperen. Siempre puedo dejarla bien por si caen en este blog de casualidad. Veamos. Ejem. Cabezón Jones y el arca escondida se trata de una aventura bestial llena de referencias nada tomadas por los pelos que cuenta con el picante humor de Vegas asolando cada viñeta. No lo duden: Es el gran imprescindible del saló, el cómic que todos queremos tener en nuestra estantería. Sí, es cierto, tiene 48 páginas y se lee en menos de cinco minutos, pero en el fondo, ¿no es eso la esencia del cómic? y…eh…¿saben qué? Lo de buscar trabajo en la Dolmen tampoco era tan importante al fin y al cabo. 5 euros más en nuestro bolsillo y la satisfacción de ser fiel a nosotros mismos. Y conste que el Vegas me cae bien, pero no puedo con sus cómics, maldición.
Lo nuestro no puede ser, tío: Como dijo Starsky al conocerlo, ¡¡que empiecen los chascarrillos!! No pueden decir que no adoran este cómic sólo por su título. Ey, colega, tío, tronco. Que lo nuestro no puede ser. Rúlame ese peta, je, je, tío. Pues no, oh, amables y prejuiciosos lectores, no va por ese sentido de “tío” (y para que los otakitos no vengan a quemar este blog en masa, diré que el título original es Ai hime. Todos queremos al traductor de Ivrea), sino por el de la parentela. ¡¡El manga, siempre contándonos nuevas y apasionantes historias!! La cosa es que un chico y una chica se conocen, se besan y se enamoran. ¿A quien no le ha pasado alguna vez? Todo en un mismo día, a poder ser. Ya saben cómo son los manga, que o se besan mucho y follan el primer día o tardan 45 tomos en cogerse de la mano, sin punto medio. Viva Japón, coño. En fin, lo que no se esperaban -¡qué cosas!- es que fuesen tío y sobrina. En Japón, que no se deben hacer comidas familiares. Por supuesto, el tío es alto y guapísimo de la muerte y la chica tímida y con graves problemas emocionales. Total, que aunque no son parientes de sangre, la sociedad les condena. Oh, sociedad hija de puta. Empezaste por Miki y Yuu cuando se descubrió que podían ser hermanos de sangre, ahora vas con los tíos y las sobrinas. ¡¡Tómame a mi, sociedad!! ¡¡Pero deja en paz al tío y la sobrina mal dibujados!! Porque, en serio, qué maldito horror de dibujo. Átenme un lápiz al pie y haré algo parecido. O algo. Total, que nos ahorramos nuestros buenos 7 tazos y medio.

«Oye, ¿importa si para poner el título juego con las fuentes de Word de manera absurda?»-«¡Somos Ivrea! ¡Te despidiríamos si no lo hicieras mal!»

El sacrificio del ángel: De nuevo, más shojo para todos nosotros, duros machos y/o dulces mujeres con cabeza y frío corazón. En este caso se trata de un tomo con cinco historias que, atención, siempre según Ivrea, mezclan amor y demonios a partes iguales. Que son dos cosas además muy típicas de juntar. Pensar en amor primero y luego en demonios es prácticamente inevitable, por lo menos en el círculo satanista. ¿Os acordais de la horrorosa colección Un manga, un romance? ¿No? Pues nos deleitó con títulos que podría haber escrito Danielle Steel, como Lovers Flowers, ¡Qué difícil es ser una chica!, Abrázame con toda tu alma, Dulce como la miel o Pétalos de nieve, todos ellos tan cursis y repelentes como creeis. Como será éste Sacrificio del ángel, que seguro que le venden a alguna otakita deseosa de leer tonterías amorosas y ver a tíos poligonales con el pecho al descubierto. Por cierto, dentro de poco tendremos por aquí un artículo sobre el shojo realizado por nuestra querida Laurielle. Sintonicen todos los días y eso. Y mientras, ahórrense el dinero de este tomo único.

Café diabólico, amor agridulce. Toma ya. Entre las olas del alma y el amor agridulce me están dejando fino a metáforas logradas. Aquí tenemos otro shojo rebuscado y sólo propio para mentes enfermas. Esto es lo que ocurre cuando una mangaka se queda sin ninguna idea, atentos. Érase una vez un chico llamado Chika que…¡¡esperen un momento!! ¿Un chico llamado Chika? ¿Realmente se han dado cuenta de las miles de bromas sobre travestismo o confusión de la sexualidad que podemos hacer en blogs judeomasones como este? Tampoco pasa nada por cambiarle el nombre al chico llamado Chika, si nadie se iba a dar cuenta, vaya. No es como cambiarle el nombre a Goku, más que nada porque Café diabólico, amor agridulce no le importa tres carajos a nadie y Dragon ball es un exitazo imperecedero. Pero sigamos con la historia. Sakura, la chica de turno, quiere tener una cita con el chico llamado Chika, del que se enamoró a primera vista (¿hay alguien que aun crea en el amor a primera vista?). Para ello tendrá que emplearse en un café donde todas las clientes son chicas. No, yo tampoco le encuentro mucho sentido, pero no me voy a poner a leer el manga para averiguarlo. ¿Hasta donde llegará Sakura por amor al chico llamado Chika? Y sobre todo, ¿a quién le importa pudiéndose ahorrar 7’5 €? ¡¡Hasta siempre, café diabólico!!

Puestos a pasar del título original, yo lo habría titulado «Tetas gigantes, amor apasionante». Seguro que vendía más.

Escenas de matrimonio: Dicen que José Luis Moreno hizo un pacto sagrado con el diablo: Si conseguía sobrevivir a un hachazo en algún momento de su vida, le regalaría el poder para atontar a las masas con series sin gracia consistentes en que hay tres parejas discutiendo metidas en la cama (cada una en la suya, claro). Y ya está montada, claro. ¡¡Después de triunfar en la televisión española con Escenas de matrimonio, llega al fin (es un decir) el cómic basado en la serie!! La verdad es que da un poco de penita por los pobres autores, Paco Cavero (que dibuja genial) y Albert Xiqués (que aun es un poco desconocido pero ha realizado cosas como Fedor Stratocuster & Hallelujah Jones), obviamente mercenarios que necesitan comer a final de mes. La cosa es que ni siquiera serán guiones originales, sino simples adaptaciones de lo que algunos ya han visto a formato cómic. Tan triste como suena. Se le quitan a uno las ganas de hacer chistes y todo. Los 9 euros que mejor nos vamos a ahorrar en toda nuestra vida, sintiéndolo por Paco y Albert.

«¡¡Ave-li-no!! ¡¡Que no salimos en el tebeo!!»-«¡¡Eso es porque estás tan gorda que no cabes en la portada, Pepa!!»-«¡¡Impotente!!»

Fuera se queda lo nuevo de Cels Piñol (Dibujando los sonidos), la segunda parte en cómic de Dentro del laberinto (oh, sí) y el cómic de Pesadilla en Elm Street, al que ya pusimos de vuelta y media por aquí. ¿Ven, ven? Si en el fondo también se puede ahorrar en el saló. Ahora a ver si puedo usar un razonamiento negativo de estos cuando esté delante de Clásicos MAD o de La muerte de Superman. Oh, un saludo a los otakitos que van a escribir cosas furiosas aquí abajo.

Y ahora, sobre la miniKDD (que siempre queda más guay que poner “quedada”): Se propone en los comentarios el sábado 19 a las 12 de la mañana en el stand de El jueves, haciendo una segunda ronda a las 13 horas para recoger a quien quede e irnos a comer (al japonés que propuso 1DBS, por ejemplo, que no me conozco la zona nada). ¡¡Anímense, personas que no comentan o no suelen comentar!! ¡¡No pierdan la oportunidad de ver a tipos tímidos intentando comunicarse entre sí!! ¡¡Bravo!!

Mañana, 50 cosas que hacer en un saló del cómic. Que parecen pocas pero no lo son.