Monográfico Barbie (4): Barbie y las doce princesas bailarinas (DS)

Si digo que los juegos basados en películas son pus, no creo que salga nadie a decirme lo contrario entre gritos airados. Más que nada porque fans de Super Mario Galaxy habrá miles, pero dudo que exista uno sólo encandilado por Ratatouille para Wii o Transformers para DS (¡En dos versiones! ¡Elige ser decepticon o autobot! ¡Podíamos meter los dos en un cartucho pero entonces no picaríais como pardillos!). Ojo, que todos hemos picado alguna vez con un pseudojuego cutre basado en película, pero es que en su día aun tenían su aquel (el mítico juego de Aladdin, el de El rey león…). Hoy por hoy la cosa es rayante en la desidia. Y no es sólo porque la calidad sea ínfima, sino porque estamos hartos de la peliculita de turno. Estamos comiendo cereales de Iron man, viendo los anuncios de Iron man, los carteles de Iron man, estamos hasta la masa testicular de Iron man, ¿qué demonios les hace pensar que queremos comprar el videojuego del hombre de hierro? Que vale, que lo entiendo. Que un juego de La historia del camello que llora (¿Camelloz?) no es comercial ni nada por el estilo, pero demonios. Parad ya. Pues bien, lo mismo que nos ocurre al común de los mortales con Iron man le debe pasar a las niñas de ocho años con la película de Barbie de turno: El DVD, la muñeca, los anuncios…y el maldito videojuego. La diferencia es que ellas están como locas por jugar con su heroína de rosa favorita en vez de despotricar contra ella en un blog. Estas niñas de ocho años no tienen clase ni nada, psé. Después de jugar Barbie y las doce princesas bailarinas para Nintendo DS, sólo puedo decir dos cosas: La primera, jamás se ha hecho una adaptación tan libre de una película. La segunda…¡¡Por favor, dadme el juego de Transformers y dejad que me desintoxique de tanto rosa!! ¡¡Dadle todos los juegos a las niñas de ocho años…y luego exterminadlas!!

Nada más encender la consola y meter el juego, un mundo se nos abre ante nosotros. Cuatro productoras (¡¡Cuatro!!) realizaron el juego, como se te anuncia mientras suena la horrorosa canción de la película por detrás una y otra vez, taladrando tus oídos hasta llegar al cerebro. Por si eso fuera poco, en uno de los logotipos de productoras, aparece el gato persiguiendo al mono. Buf, va a ser duro. Va a ser duro. Bien, juego nuevo, elección de nivel. ¿Fácil o normal? Vaya, se ve que no tuvieron lo que había que tener para poner nivel “difícil” en el juego. Es normal, vaya. La única cosa más fácil que este juego es jugar a dejar morir a tu Tamagotchi…y eso que jugué en nivel normal. No me quiero imaginar el nivel fácil. ¿Qué demonios hacen? ¿Quitarte a los enemigos y simplemente saltar de plataforma en plataforma?

¡Para todos los públicos significa «para tontos»!

Oh, hola, Barbie. En fin, recordaréis que en la película Barbie y sus hermanas se quedaban encerradas en su habitación mientras la malvada señora Doubtfire (hoy Rowena, que soy bueno, por muy tentado que esté de llamarla Rowenta) envenenaba a su padre y ellas descubrían un mundo mágico de color al que la malvada Rowena no tenía acceso. Aquí la cosa es, si cabe, más simple. O sea: vas a donde tu padre y descubres que está echando una cabezada. Como no sabes muy bien qué está pasando, tu gato te habla, te dice que está envenenado y que sólo tú le puedes salvar rescatando a tus hermanas. No sé cómo puede ayudar a alguien envenenado el que yo rescate princesas o no, pero si acepto que un gato me habla, acepto todo. Total, que le haces caso y huyes mediante unas pantallas repetitivas hasta la extenuación (uno termina por preguntarse si no será que el juego tiene un bucle) y en las que sólo puedes saltar. Sí. Saltar. Pero no creais que me refiero a saltar encima de los enemigos al mejor estilo Super Mario, no. Si saltas encima de un enemigo, te haces daño. Lo único que puedes hacer es evitar a tus enemigos. Total, ¿quién quiere luchar contra las, er, HORMIGAS enemigas? ¡Nadie! Pero por si acaso, tampoco puedes, no vayas a tener tentaciones. Por no poder, ni siquiera puedes agacharte cuando un adorable pajarito azul que parece PARTE DEL FONDO te pega ¡Venga ya, ni siquiera puedes pisar a las cucarachas asesinas! Sigh. ¿Qué tienen en contra de los insectos en los juegos de Barbie? Por favor, que algún implicado en el juego me lo explique.

¡Son feos y huelen mal, como los chicos aparte de Ken!

Uh, gracias, creo.

 

Bueno, ya a punto de salir del bosque, el mono malvado te ataca. Por suerte, tu gato hablador ha prometido ayudarte cada vez que él se acerque (“¡Te ayudaré y luego podrás jugar conmigo un minijuego de bonificación!”.Si un gato me dice eso tal cual juro que no vuelvo a comer setas alucinógenas). Sigh. Dios santo. Alguien debió pensar que poner un minijuego doscientas veces más retante e incontrolable que el juego en sí era una gran idea. Para que os hagais una idea, se trata del gato persiguiendo al mono (supuestamente, porque el mono no sale más que huyendo), pegando saltos ocho veces más largos de lo normal y con una pantalla que te impide ver hacia donde saltas, por lo que la mitad de las veces caes al vacío. Cuando, por fin, llegas al final del minijuego, descubres que Barbie te está esperando y que da lo mismo que te lo pases que no. Ni siquiera ganas puntos. Que alguien destroce a ese  alguien.

Tocas las doce baldosas (sin bailar ni nada, eh, simplemente pasas por encima, que esto es un juego el 2D porteado de Game boy advance) y llegas al mundo mágico de color, donde hay una puerta abierta y otra cerrada. Barbie se pregunta en voz alta: “¿A donde llevarán estas puertas? Voy a probar una a ver donde me lleva”. No, no vas a probar una. Vas a probar la ÚNICA que hay abierta, coño. Si hubiera cientos de puertas lo entendería, vas a probar y que el azar decida, pero tampoco costaba tanto poner “voy a entrar por la única puerta que hay abierta a pesar de que estoy segura de que luego “magicamente” empezarán a abrirse el resto de ellas». Te metes por ella y llega el gran momento del juego. Y es que Barbie y las doce princesas bailarinas es un juego que desafía a la industria, explora los límites, va más allá de lo que nadie nunca pensó. ¿Recordáis aquellos juegos de Super Nintendo en los que, al pasarte un nivel, te daban una contraseña larguísima imposible de aprender del rollo X10SD SDKGI A9OIK? Ah, los buenos tiempos en que la sección “Notas” de los libretos aun servía para algo. Bueno, por suerte eso se perdió al activar puntos de guardado en el propio cartucho. El juego de Barbie reniega de los cambios de la industria, es un juego duro, para nostálgicos. Es por eso, y por nada más que eso, que podemos disfrutar de PASSWORDS cada vez que nos pasamos un nivel. “Barbie-Loro-Gato-Hermana mayor”. Toma ya. Cuando nadie se esperaba un juego con contraseñas en pleno 2008, ahí va Barbie rompiendo los esquemas. Liberal, más que liberal.

¡Nuestra contraseña favorita es “AMOR”! ^___^

Pasando de apuntar la secuencia de guardado (manda narices, de verdad), y al poco de empezar en el nuevo y apasionante nivel donde saltar de nuevo entre plataforma y plataforma y esquivar a los bichos, encuentras a un par de hermanas: “¡Nos has encontrado! ¡Eso significa que Rowena nos secuestró y nos encerró aquí!” ¿En serio significa eso? ¿Por qué? ¿Si os he encontrado significa que os han secuestrado? ¿No puede ser que os habéis perdido? Y además, ¿cómo os ha encerrado en el mundo mágico de color si se supone que sólo nosotras tenemos acceso a él? Algo falla. Pero siguen: “¡Debes detenerla! ¡Toma! ¡Mis zapatillas de baile! ¡Y nuestro cazamariposas!”. Oh, gracias por darme nunchakus, hijas de puta. Armas buenas no me dareis, no. Vale, ahora puedo pegar hostias con el cazamariposas (¡Chupaos esa, hormigas!) y, por alguna razón, mi vestido ha pasado de rojo a verde. Este juego es demasiado complejo. Si le das a R puedes pasar de no tener nada mas que un cursi vestido rojo a tener un cazamariposas y un excitante traje verde. Uauh. La técnica, como avanza. Por otra parte, gracias por las zapatillas de baile. No veo nada más útil cuando se trata de saltar de plataforma en plataforma.

Mientras sigues andando en pantallas clónicas, los enemigos siguen apareciendo. ¡Plantas carnívoras que no intentan comerte sino que se agachan cuando pasas a su lado! ¡Arañas gigantes que no puedes aplastar con el cazamariposas! ¡Increíble! Barbie, de pronto, vuelve a reflexionar en voz alta. “¡Oh, cielos! Hay algunos fuegos en este nivel”. ¿Ya sabes que hay fuegos en la lejanía? ¿Sabes que estás dentro de un videojuego que va por niveles? ¡Qué precupante! En fin, los fuegos soplando el micrófono de DS y dejandote sin aliento como ningún juego antes. En serio. Rojo sangre y soplando un micrófono para pasarte una pantalla de un juego de Barbie. No se puede caer más bajo. En fin, ¿dónde está la indicación de que los enfermos con problemas respiratorios no pueden usarlos? ¡Cabrones! ¡Cuando el fuego es pequeño, si lo soplas, lo avivas de nuevo! ¡Esto no se hace, leches!

¡Mi cazamariposas mata ratas!

Pues sí, Barbie, mejor no pregunto por qué. En fin, vamos a un nuevo nivel: En una mansión (la nuestra, se supone) nos enfrentamos a TETERAS VOLANTES que nos tirán un líquido verdoso. Y a arañas (junto al dato de lo poco que se ha pasado la escoba por las baldosas, llegamos a la conclusión de que nadie limpia ese maldito castillo). Uh. Sí, señores. Dejen de fumarse eso, por favor. Matar ratas con cazamariposas aun pase, pero lo de las teteras volantes es…especial, digamos. En la línea de la saga.

Al final del camino te encuentras con más hermanas, secuestradas pero felices, que te regalan algo tan vital como unos zapatos y unos zancos. Qué manía con regalarme los zapatos, coño, que ni siquiera sirven para nada. ¿Parezco descalza o algo así? Ale, cambiamos a color azul, pues por lo visto con los zapatos nos dan también un vestido escondido y a seguir luchando. Ale hop. El uso de los zancos es sencillamente genial. No tenemos ni que activarlos, simplemente aparecen cuando son necesarios y se van cuando no. Por si acaso, te avisan con cartelitos de que van a salirte zancos de las piernas cual garras de Lobezno. Genial. ¿Pueden hacer el juego para encefalogramas más planos, por favor?

¡Siempre!

¡¡De pronto, de la nada aparece el primer jefe final!! Podría ser una tetera gigante, una mariposa que te mira mal, un frisbee de aquellos que traumatizaban a Barbie en SNES, pero no. ¡¡Es UN TIPO QUE TE LANZA FRASCOS ROJOS!! ¡Dios mío, qué miedo! ¡Igual tienen colorante rojo! ¡Huyamos! Uh, espera. Esto no salía en la película. Por mucho que le deis con el cazamariposas el tío pasa de vosotros (¿cómo? ¿Pasa de Barbie con un arma tan mortífera en las manos? No puedo creerlo). Lo que hay que hacer es romper una de sus pócimas rojas para que caiga el suelo y se tropiece al correr por la habitación. Este tío es tonto. Si ve que su pócima anda por el suelo, ¿no le basta con no correr por ahí? Si es que van como locos. En fin, después de vencerle, el tipo te dice que la Rowena le ha dicho que fuera a envenenar al rey. También podría negarlo todo y escapar, pero en fin, tampoco es tema de pedirle más a este juego. ¡Por suerte, Barbie va a evitarlo! (¿Por suerte? ¿Eso significa que tengo que seguir jugando? ¡Oh, cielos!)

En el siguiente mundo, se cansaron de crear enemigos (aparece de cuando en cuando un tipo que se pone en guardia y al que no podemos hacer nada, tan fácil de evitar como el amor hacia Hitler), asi que seguimos con arañas, pájaros, mariquitas y demás mundo animal. Ale, a seguir saltando por plataformas clónicas hasta que nos encontramos con las hermanas de turno. “¿Qué tal estáis?”-“Un poco sucias”. Vale, er, no es a lo que me refería, sino a vuestro estado físico, per…”Esta torre es un asco, necesita un toque de color rosa”. Eh, ¿perdón? ¿Habeis estado hablando con el padre de Hannah Montana o qué demonios os pasa? ¿Y desde cuando estais en una torre y no en el mundo mágico? En fin, nos dan sus zapatillas y cintas para llegar a lugares altos (avisados siempre por un cartelito que nos indica dónde deben usarse, para que no nos perdamos). ¡Qué bien! ¿Que si me importa que os quedeis con el lanzallamas? ¡Claro que no, hombre! ¡Tengo mi cinta para llegar a lugares altos! ¡Para qué quiero más!

¡Con mi cinta puedo llegar a lugares altos!

Gracias a nuestras fabulosas y utilísimas cintas llegamos a un lugar plagado de columnas (al que, probablemente, habrán llegado otras dos hermanas tuyas sin necesidad de cinta ni nada) que nos impide ver tanto a nuestros enemigos como a nosotros mismos, así que tienes que saltar de manera intuitiva y azarosa para evitar a los malosos, en caso de que los haya (que no los hay). Muy útil, ya te digo. La próxima vez no cojan como diseñador de escenarios al primer mendigo con brick de Don Simon que encuentren por la calle, gracias. Más que nada porque se trata de un nivel en el que saltar de plataforma en plataforma sin problema alguno de caerte y sin enemigos cerca (si acaso, alguna rata molestando por aparentar y porque el castillo está hecho una guarrada). ¿Dónde están las teteras siniestras? ¿Y las mariposas asesinas? ¿Por qué Barbie, por cierto, siempre se la pega contra mariposas en sus juegos si son parte de su logotipo? ¿Qué nos ocultan en Mattel?

Y de nuevo ves a tus hermanas. Joder, qué pesaditas. No te podían llamar al móvil, no. Espero que estas me regalen una escopeta y cargármelas así como sin querer. Pum, uy, se me ha escapado. Pues no. Las zapatillitas de turno y unos mazos para jugar a croquet. “Te irán de perlas para dar a los interruptores y abrir puertas”. Chachi, oye. Yo quería usarlo para romper la cabeza de los malos, pero por lo visto si hago eso soy una brutota, así que nada. Vaya invento. Con el mazo golpeas una pelota en la dirección que elijas. Uh, qué útil. Supongo que teniendo un cazamariposas no necesito para nada un mazo. Tiene sentido, supongo.

¡Estoy en el bosque y soy muy feliz!

Y llegamos así al segundo malo: Un tipo con una armadura (que, obviamente, sale tanto en la película como el ZAPATERO en el juego, lo que prueba que este personaje nunca fue importante) que dice que no quiere hacernos daño pero nada más vernos nos ataca. Como para fiarnos de los hombres, oyx. Todos tontos y mentirosos. Tú le dices que Rowena quiere hacerte daño y el Iron man de turno te salta que lo único que quiere es un poco de orden en el castillo. Lo que es normal, vaya, a la vista de las ratas, las teteras volantes y demás. Tú, como buena chica que no quiere pasar la aspiradora, le pegas una paliza colosal (no es demasiado difícil aunque no te dejen usar el cazamariposas. Que digo yo que si puede contra las teteras, puede contra las armaduras, maldita sea) y corres hacia otra puerta más.

Y de ahí a otro mundo, rollo palacio celestial (en serio, ¿es que todos los mundos son iguales? O palacios o bosques) en el que hacer lo mismo que hasta ahora: Esquivar enemigos, pegar a otros, saltar entre plataformas mientras tu mente se evade hacia playas paradisiacas, mejores momentos o, simplemente, hacia tí mismo jugando a otro videojuego. Ah, el placer. El lujo. En fin, aquí saltamos sobre armarios repletos de libros (lo que todos debemos hacer en nuestras bibliotecas, amigos) y buscamos a nuestras hermanas de nuevo. Que ya las podían haber escondido a todas juntas, a las jodías. O haber sido secuestrada yo también (por cierto, ¿por qué yo no he sido secuestrada? ¿Me han visto cara de panoli que nunca salvará al mundo y eso, o tan inaguantable soy que no merezco la pena ni como secuestrada? Snif). Probablemente un juego de estar parado en un sitio esperando a que venga mi hermana a decirme Hola (porque esa es otra: tus hermanas no están encerradas ni nada, campan por sus anchas en el lugar donde te las encuentras) sea infinitamente más divertido que saltar entre plataformas de manera monótona.

¡Lo monótono es bonito! Hit mi beibi uan mor taim!

En fin, nuestra siguiente hermana nos regala libros. Oh, vaya. al fin podremos culturizarnos, cultivar nuestra mente, sabía que este juego escondía grandes momentos de…”¡Con ellos podrás escalar pequeños obstáculos!”. Ouch. Quizá en el siguiente juego. Continuamos saltando entre librerías, ahora incendiadas (¿Referencia a Fahrenheit 451? ¿Pura casualidad? ¿No había otro sitio donde poner incendios y ya tocaba?), con la ayuda de nuestro libro, nuestro mazo de croquet y demás.

No preguntéis cómo, llegamos a la anteúltima pantalla del juego (o eso se deduce de que sólo nos quede un objeto abajo: Una hermanita más y el monstruo final. Si es que hay mayor muestro que el director del juego), un pueblecito rollo medieval aderezado con la música de El jorobado de Notre Dame, versión MIDI chunga-chunguísima. Por supuesto, el hecho de que vayas entre casas no cambia nada: Los enemigos siguen siendo hormigas, pájaros y arañas y sigues usando los mismos trucos cutres de siempre mientras la música penetra en tus oídos causándote futura sordera. Ay, mis pobres orejas.

Y, efectivamente, nuestra última hermana sale a la luz. Ey, Brianna, qué pasa. “¡Me han secuestrado!”. No, si ya. A estas alturas ya lo he pillado, ya. A ver qué me das tú. Supongo que pedir a estas alturas algo guay es una utopía. “Toma mis zapatillas de baile. Te enseñaré a correr más rápido que mi caballo”. Joder, vaya comparación, tú. No me podías comparar con algo más rápido y bonito, no. Toma, un caballo. Ja-ja, Barbie es un caballo. En fin, pues nada, gracias por las zapatillas, supongo. Dicho y hecho, Barbie corriendo es digno de ver: Con el codo en alto cual Superman y ocupando el doble de lo que suele ocupar con cara de velocidad. Tremendo.

¡A mi amigo el mapachito también le gusta correr! ¡Qué travieso es!

Y corriendo corriendo, llegamos al primer malo final. Desmond, el malo con nombre de personaje de Lost. “¡Desmond! ¿Por qué ayudas a Rowena?”-“Lo siento, señora, pero la duquesa sabe muy bien lo que hace”. Vamos, que este tío quiere trincársela desde la peli y aun no sabe cómo hacerlo. Pobre, pobre Desmond. En fin, la lucha contra él es impactante, o tanto como puede serla contra un malvado maloso que te tira, uh, cajas. Cajas. Hombre, es más peligroso que las mariquitas del principio de nivel, pero tampoco es la gran cosa. En fin, como dice el proverbio chino que acabo de inventarme, “combate a las cajas con cajas”. Así que ya se sabe: A tirarle cajas con el mazo de criquet a la cabeza al pobre muchacho hasta que quede noqueado.

De aquí, y como el camino hacia Rowena está muy vigilado (¿qué podemos temer con nuestro cazamariposas?), decidimos pasar por la torre del reloj. ¿Sabéis ese clásico de pasar inadvertido? Se lleva mucho, pero no mola tanto como ir por el interior de un reloj y ver, atención, PLATAFORMAS QUE SE MUEVEN. No mucho, pero SE MUEVEN. Dios santo, esto empieza a parecer un juego de verdad. Hasta tiene un puzzle resolvible por un niño de cinco años. Lágrimas de alegría salen de mis ojos. Ah, no. Es que se me están derritiendo. Cachis. Es más, el último nivel es incluso divertido. Wow. En una sala de espejos, ves las plataformas en el espejo pero no están en la realidad. Creo que está plagiado de miles de juegos, pero qué importa. Al fin algo que se sale de correr y matar hormigas. Al final me va a dejar buen sabor de boca y todo el maldito.

¡Os invito a mi fiesta para hardcore gamers!

Y llega el gran enfrentamiento final contra la tal Rowena, que es la única villana con buenas intenciones de la historia. “Yo sólo quería poner clase en este lugar. Quería enseñaros a ti y a tus hermanas a comportaros como unas señoritas”. ¿Qué? ¿Clase? ¿Enseñar? Muere, hija de puta. Por supuesto, tal y como sucedía en la película, ella te lanza hechizos y tú se los devuelves. En la película era con un abanico, que daba como cierta clase. Aquí, con un cazamariposas. Con dos ovarios. Tendrá menos clase, pero mola infinitamente más y lo sabemos. Y ya si fuera con un matamoscas, ni les cuento. La repanocha.

Después de tres pantallas sencillas de pasar y repetitivas hasta la extenuación, descubres que el hechizo que te lanzaba la pone a bailar. Si no hubiéramos visto la película, esto sería de lo más extraño, mas que nada porque en ningún momento te explican de qué es el hechizo. Coño, yo me esperaría algo del estilo “pus mortal” o similar en vez de un simple hechizo para hacer bailar a la gentuza. Aquí lo llamamos reggaeton. Y llegamos al final: Todas tus hermanas bailan de una manera que da mucho, mucho miedo, el rey, que ha despertado porque sí de su envenamiento, se alegra de que la Rowena esté bailando una buena temporada y seguís dejando el castillo hecho un asco, lleno de bolsas de Grefusitos y con las baldosas mágicas sin limpiar. Qué bello. Fin. Por suerte para todos.

¡Chicos, la broma ha sido graciosa, pero ya vale! ¡Chicos! ¿Chicos? … ¿Qué es ese olor a pollo?

Nota del jueves 2 de Abril: Sintiéndolo mucho, hoy no hay artículo debido a que, cuando estéis leyendo esto, estaré viajando a Madrid a ver a Mark Knopffler y, el resto de la semana, buscar trabajo. Como siempre que pasan estas cosas, el viernes (que sí habrá clásicas noticias y tetash) os informo de cómo queda el resto de la semana. Lo siento y eso.