Odio a los frikis

Pues sí, amigos. Odio a los frikis. ¡Vaya inesperado giro de guión! ¡Esperen, esperen! ¡No se anuden la hachimaki (molo mazo, uso palabras japonesas que nadie conoce) a la cabeza aun! ¡Dejen que me explique! ¡Piedad! Y es que, después de tantos años juntándome con gente de esa que se autoproclama friki para diferenciarse del resto de la humanidad entrando en un grupo totalmente integrado dentro de ella, he descubierto algo inaudito, algo en lo que nadie se había fijado antes (lease con ironía, por favor): Hay dos tipos de friki, el que mola y el que no. El que mola, basicamente ve y hace lo que le da la gana, ironiza continuamente sobre sí mismo (“Y es como el episodio de Clone high en el que…oh, matenme, ¿por qué demonios sé esto?”), le da lo mismo si compartes sus gustos o no, la cosa es encontrar un punto común sobre el que hablar, es divertido, creativo e inteligente. Supongo que en este momento todo el que esté leyendo este artículo estará asintiendo con la cabeza y pensando “Sí, así soy yo”. Y no lo niego, ojo. Pero los frikis pesados tienen que esconderse en algún sitio. Y como me vuelva a encontrar con uno, juro que sacaré la Uzi (sí, ya, como si tuviera una) y montaré una escabechina. En serio, ¿cuántas veces nos quedamos con las ganas de gritar “No, no me interesa qué pasa con Kyuba en el episodio 398 del anime de Naruto, déjame en paz de una vez”? ¿O de pegarle a alguien que se toma el mundillo demasiado en serio con un mazo en la cabeza por no suicidarnos nosotros mismos? Los frikis que no molan son esos que parecen sentirse en la necesidad de decir la frase “Jo, qué friki soy” cada medio minuto. ¿Qué pasa? ¿Quieres que te aplaudamos? ¿Que te demos un premio por lo superfriki que eres? ¿Que te hagamos una estatua y luego la demolamos? Por dios. Qué pesadez de tipos. Si queréis saber como ignorarles y no tener que aguantar veinte horas seguidas sobre los parabienes de Full metal alchemist, tranquilos, es fácil. Si escuchais cualquiera de estas frases viniendo de una persona, huid como gacelas lejos y agazaparos hasta que pase el peligro. Aviso desde ahora, en el último párrafo me voy a poner serio y todo. Pero antes, no lo negueis: TODOS las hemos dicho en algún momento de nuestras vidas. Todos hemos sido frikis odiosos. Todos.

“Si echaran anime subtitulado por la tele, lo vería todo el mundo”. Me hace muchísima gracia la gente que cree que lo japonés mola ochocientas veces más que el resto de las cosas del universo universal. Y ya va siendo hora de decir un sonoro “¡¡NO!!”, demonios. Ni el sushi está más rico que un buen chuletón (de hecho está soso y comerse el alga da asquito), ni las películas de miedo japonesas son de “terror psicológico”, ni los mangas de lucha son mejores que el Spiderman de turno. Y, por supuesto, el anime en versión original no tiene público más allá de Internet. De hecho, las personas que más se quejan de que no emiten suficiente anime en la televisión son aquellas que tienen miles de torretas llenas de series que jamás se rebajarían a ver algo fuera del ordenador. Y ya doblado, ni te cuento. Que sí, que los doblajes de anime dan grima y parecen doblados por el Instituto de Problemas Psíquicos de Alcalá de Henares, pero intenta explicarle a tu primo de seis años que no puede ver Digimon doblada y que tiene que ponerse a leer esas molestas letras bajo la pantalla. Ah, el odio hacia los frikis puede comenzar a edades muy tempranas.

Quiero mi hanime gratix

 

Por supuesto, la gran mayoría de los que defienden el anime subtitulado por la televisión a la hora de comer (ya puestos a defender causas así de creíbles, yo propongo la paz mundial, que quedas mejor con las visitas) van a ver películas dobladas, las series no las tragan si no hablan en cristiano y se pillan un rebote del quince si no doblan su videojuego favorito. Siempre que su idioma original sea el inglés, claro. Si tiene doblaje japonés y no lo respetan, es que no entienden de culturas extranjeras debido a su etnocentrismo. Además, es que no tenemos ni idea, tú. Pregúntale a alguno de estos tipos por qué defienden tanto el doblaje japonés y prepárate para reir. “No, es que le ponen mucha más emoción y realismo que los americanos y los españoles”. ¿Sabes esos gritos exagerados y estridentes que pega Machuhiko porque siente que se ha enamorado? Son emocionantes y realistas. Que no te enteras, so cenutrio. De hecho, probablemente estas personas disfrutarían hasta las películas de Chiquito de la Calzada si vinieran dobladas al japonés. Fistro no jutsu, ya sabéis. En fin, como alguno de estos llegue a programador de televisión, espero que esté preparado para ver cómo su canal se hunde en la miseria. Por dios. Entre ver anime vanguardista subtitulado después de comer y Los Simpson (por quincuagésima vez, sea el episodio que sea), la victoria está marcada sin necesidad de combatir.

“Los que leemos cómics somos más listos que el resto de la gente”. Claro, hombre. Einstein estaba todo el día ahí dale que te pego, entre Marvel y DC. Cuánto daño hizo la publicidad de Panini, madre. Decir así por las buenas que por leer cómics eres más listo que uno que ve películas es, cuando poco, arriesgado. Más que nada porque no veo cuál es la relación directa entre leerse Los pitufos y tener más capacidad encefálica. Vamos, que si queréis autojustificaros por leer tebeos hay mil maneras de hacerlo: Que si ayuda a la imaginación, que si os hace más creativos, que si están de moda, que si ayudan a ligar (no probado en seres humanos), que si os ayudarían a resistir un ataque zombie… Pero, ¿más listos? De toda la vida se ha considerado que la gente que leía era más inteligente, y realmente lo creo (que quien lee es inteligente, no que leer te haga inteligente). Simplemente, no es lo mismo zamparse a Stevenson, Orwell, Dumas o Tolkien que a Straczinsky, Romita, Tite Kubo y Jeff Smith. Y mira que los he cogido buenos, pero si alguien me compara 1984 con Death note le clavo los ojos en un punzón. En fin, si alguien te suelta una perla del estilo, lo normal es darle unos golpecitos en la espalda (con un bate de beisbol no, por favor, seamos pacifistas) y decirle que sí. Más listos, más guapos, más majos y con mucha mucha conversación. ¿Quién vencería en un combate limpio: Spiderman o Batman? Y déjale pensando. Con lo listo que es, algún día dará con la respuesta. Eso sí, no creo que sea precisamente en un libro de historia. Que si tan listo es, se los leerá a puñados.

…Y la tenemos más larga

“¿Os acordais de ese episodio de Los Simpson de…?”: Sí, por el amor de Groening, sí. Nos acordamos. Nos sabemos de memoria todas las malditas bromas de la maldita serie, nos sabemos cada chiste, cada gag, cada frase de Homer, cada canción, cada gag del sofá, cada argumento descabellado. Lo sabemos todo de Los Simpson, y lo último que nadie quiere es una de esas conversaciones basadas en gags de Los Simpson. Todos las hemos tenido, todos sabemos que son terribles, al final pierden toda coherencia y son simplemente recordatorios de frases que ya conocemos acompañados de una mínima sonrisa. Como un partido de tenis que nunca terminará. “Me llamo Woodrow. ¡Ah, sí! Y odio los yo-yos con toda mi alma. Je”-“¡No conquistas nada con una ensalada! ¡No conquistas nada con una ensalada! Je”-“Je”. En fin, por lo menos es mejor que las personas que usan frases de Los Simpson para cualquier evento que ocurra en su vida. Imaginad. “¡Vamos a emborracharnos para superar la pérdida de nuestro hermano!”-“¡Sí! ¡Por el alcohol, causa y a la vez solución de todos los problemas de la vida!”. “Mi padre ha muerto”-“¡Estúpido padre, ten más gracia!”. Juro que esta última fue real. No me digan que no merece un asesinato en masa de todos los guionistas de la serie para que no vuelvan a escribir ingeniosas lineas que den lugar a nada ingeniosas repeticiones por parte de los fans. Muéranse, fans. Muéranse.

“¡Los frikis pirateamos porque no somos tontos! ¿Tú no? ¿Quieres que te enseñe?”. No, gracias, no hace falta que me enseñes. Sólo dime cómo hago para que no se encasquille el percutor. ¿Ah, así? Gracias, hombre. Bang. Uno empieza a estar hasta las pelotas de sentirse idiota por pretender dar dinero a la gente que se lo ha currado. O sea, si necesito un clavo y lo compro, no me siento idiota por comprar el clavo. Si me lo ofrecieran gratis por Internet, puede que cogiera un par de clavos que no encontrara en otro sitio, pero me parecería idiota a mí mismo por conseguir toneladas de clavos gratis que no voy a poder clavar. Lo mismo pasa con la gente que se baja cosas compulsivamente. Que no me vengan con que se ven los estrenos de la semana “pero sin pagar, guiño, guiño, qué friki soy, guiño”. Si no te has visto La jungla 4.0 en cines, no has visto la jodida jungla. Si vas a ver la nueva de Indiana Jones en screener saltándote el sistema de sonido del cine, la pantalla grande y la emoción de escuchar la partitura de John Williams sonar por los altavoces por primera vez en décadas, es que no vas a ver la nueva de Indy. Probablemente ni te guste el cine. Y es que una cosa es ver películas y otra cosa es comerse todo lo que pillas sin masticarlo siquiera.

Todo porno

¿Que hay mucha mierda en la cartelera? Es obvio. ¿Que no merece la pena pagar por la mitad de lo que hay? También es obvio. Pero la gente cada vez le da menos oportunidades a ver las cosas pagando (“komo las tngo gratis lol”), y así no hay manera de que los creadores cobren su dinero por lo que hacen. No voy a entrar en el rollo de que si pirateas robas, porque soy el primero que se baja cada semana las series de turno, las películas que no me interesan mas que para ver y olvidar y los videojuegos malos. Lo que no se puede hacer es lo que hacen los fans a muerte de algo (cine, videojuegos, lo que sea): Defender la bajada de películas pero no la de juegos. Defender la bajada de música (sí, hay discos por 18 €, pero eh, también por 3 €. ¿Cuando fue la última vez que os comprasteis un original?) pero no de software. Cada cual mira su culo, y empieza a ser preocupante. El colmo es reírse de quien se compra DVDs originales y va al cine porque le gusta ver las cosas con el máximo de calidad y ver la película con su carátula en su DVDteca. Me dan igual los comentarios negativos y demás, coño. Ya va siendo hora de decirlo: A la gente le das la mano y te cogen el brazo, la cabeza, el intestino, te comen, te degluten y aun se quejan porque no tenías más tripas dentro. ¿Bajar con moderación? Cosa del pasado. Si no te bajas todo lo bajable en este universo, eres gay. Y punto. Pregúntale a tu amigo el de las 15.000 películas (de las que se ha visto dos un día que se aburría). Ya verás. Si no pirateas, eres imbécil. ¿Premiar con dinero a la gente que se lo curra? Hay que ver qué ideas tienen estos viejales. Si es que andan como locos.

Os odio, frikis del nuevo milenio. Os odio. Y por favor, que alguien haga que dejen de repetir la frasecita «Yo es que soy muy friki». Por favor. No lo eres. Si lo fueras no lo dirías tanto, leches ya.

¡Y mañana, recuperado del aluvión de “Bajarse cosas no es ilegal” (que claro que no lo es, eso ya lo sé) y «El cine está muy caro y tengo otras prioridades», noticias y tetash! ¡Si es que alguien sigue por ahí!