«La central»: Jovencitos asesinables en películas deplorables (y 2)

Bien, amigos. ¿Os acordais? Un asesino entra en una casa donde hay un grupo de adolescentes borrachos que queremos que mueran. Sí, Hitchcock tuvo un argumento parecido en un par de pelis, pero luego las desechó por ser demasiado crípticas e inteligentes. Dejamos al prota y a una chica marchándose en coche con otra chica ensangrentada en el asiento de atrás (sin Flipper, que al final se queda en casa), a dos borrachos haciendo el idiota en el corral y exigiendo ser asesinados de inmediato, a una tipa corriendo por ahí en sujetador (algo que todos agradecemos) y al grupo chachi yendo a la piscina como si no acabaran de matar a un par de amiguetes suyos. Ante este derroche de buenos modos, veamos que nos depara ahora la segunda parte de La central. Espero que estéis preparados para, entre otras cosas, la mejor frase de la historia de las películas de miedo.

Bueno, cuando el grupito llega a la piscina descubre que los dos borrachos ya estaban nadando a oscuras. Sí, los dos solitos. Ejem. Por mucho “Venga, al agua, maricones” (yuhu, la juventud española está a salvo) que digan, les hemos pillado hasta el fondo. En fin, mientras ellos niegan su sexualidad el grupo del coche se pierde y el chino se dedica a intentar tirarse a una chica de bañador rosa, por mucho que ella le de largas y le obligue a ir a prepararla la comida (si es que todas son unas manipuladoras). El asesino, como podemos ver, es un tanto inútil. Teniendo una posibilidad de oro de acabar con el chino y el fumeta, se dedica a dejarles decir diálogos sin trascendencia alguna en la trama, pero altamente inteligentes. ¿Qué decís? ¿Que son diálogos tópicos y estereotipados? ¡No sabéis lo que decís! Menos mal que el guionista es capaz de escribir maravillas como esta y callar la boca de la gente.

 

Eh, bueno, ¡más suerte la próxima vez! Mira que es difícil conseguir que el típico fumeta de película caiga mal, ¿eh? ¡Animo! ¡Animo! Ya hemos dicho que el asesino es un tipo especialito. En vez de cargarse al chino y el fumeta a golpe de machete se dedica a, atención, preparar una copa con alcohol, mezclarla con veneno y esperar a que alguien se la tome y muera. Ya os digo, especialito el muchacho. Que porque estos son unos inútiles y Flipper un alcohólico, que si no, no tenemos muerto. Sí, amigos. Flipper muere mientas sangra mucho por la boca. ¡Oh, no! ¡Oh, qué desgracia! ¡Oh, qué mal actor! Y ojo, porque después de esta muerte viene el que, sin duda, es el mejor diálogo no sólo de esta película, sino de la historia del cine. Si sabéis lo que es bueno, no pareis el video antes del final.

 

Si ahora viniese un millonario y me diese todo su dinero, ¿dejaría de ser yo? … … Nah, por lo visto sólo cuela cuando tienes un psicópata detrás y estás en una película con el guión más putrido jamás realizado. No sólo la conversación del sandwich da vergüenza ajena, es que la mera idea de que el asesino esté esperando la frase de turno para entrar a matar provoca más risa que miedo, espanto y terror. Que ojo, es casi mejor que lo de Flipper. ¿A este chaval no le enseñaron a no beber de las copas ajenas por si un psicópata les había metido un extraño veneno que te hace echar sangre por la boca y revolverte de manera artificial y sin ganas en el suelo? De segundo de primaria, tío. En fin, chica asustada, Flipper y sus amiguitos se montan en el coche que queda, que está inundado. En este momento, el director miró lo que llevaban y pensó que quizá había metido demasiados personajes. Por suerte, eso se soluciona rápido.

Ale, ya está. Cinco menos. Desde luego, este psicópata es un chungo y sus planes raros de narices. Seguro que en cuanto el fumeta llegue a casa tiene un extraño plan preparado exclusivamente para él. Ríete del tipo de Saw. Fijaos también en lo bien que mueren. Si es que da gusto, esto son actores de calidad y no lo que hay ahora. ¡Qué bien se agitan como peces recién pescados! ¡Qué buenos efectos especiales de rayos y centellas! Ah, qué gozada. Esto si que es una peli de miedo.

El prota y la chica siguen en el coche camino a ninguna parte cuando se les acaba la gasolina. Hay que ver. La chica, Sara (por lo visto), aprovecha para volver atrás a pedir ayuda y el chico se queda con la medio muerta pensando que su táctica para ligar está fallando clamorosamente. Te llevas a una chica en un coche con una tía muriéndose a tu lado y ni por esas consigues rollo. Tsk. Algo falla. En fin, Sara se encuentra con otra muchacha que aun anda jugando al escondite (la que va en sujetador no, la otra. La del sujetador se ve que ha muerto o se han olvidado de ella) y le explica la situación. Y por si es poco shock, se encuentran con el coche y sus amiguitos electrificados y muy muertos dentro. Mientras, el prota y la chica medio muerta tienen un apasionante encuentro con el psicópata. Tan apasionante que parece que el video le hayamos grabado nosotros con el móvil para enseñárselo a los colegas en plan “Ja ja, vestimos a Pepe de psicópata y le hicimos correr tras Marta. ¡Mira con qué pocas ganas lo hacen, mira!”. 

 

Uy, mira como corro, a que te pillo. Ay, vaya, el asesino me pilla. Qué artrosis tengo. Desde luego, como hicieran la peli con las mismas ganas con las que corrían, ahora me empiezo a explicar muchas cosas. Lo dicho, esta chica muere y el prota queda ahí medio vivo, que para algo es el prota (¿por qué el asesino no le da un hachazo en la cabeza y santaspascuas? ¿Es que le conviene tener a un tipo gritando mientras se carga a la gente?).

Bueno, la chica del escondite se encuentra una pistola (¿quien no guarda una pistola en el cajón de las sábanas?), escucha ruidos y empieza a gritar ella sola en medio de la casa, algo muy útil cuando un asesino con hipervelocidad (tiene que tenerla si quiere estar en tantos sitios a la vez) está acabando con tu superpandilla. Obviamente, el tipo que hacía ruidos era el fumeta. Qué risa, tía Felisa. Entre tanto, a Sara le empiezan a dar espasmos entre frases del rollo “Oh, nadie nos rescatará”. Ojalá no, Sara. Ojalá no. El prota llega a tiempo para caerse redondo (tambien es mala suerte, oye) y explicar que hay un asesino ahí fuera. Todos se sorprenden y deciden matarle. Que también manda cojones, después de ver como tus amigos van cayendo uno tras otro, que te sorprendas si te dicen que hay un asesino. No, ¿en serio? ¿Un asesino? Yo creía que morían por hacer la gracia, oye. Ji ji, nos hemos electrificado. De pronto, de la nada aparece…¡¡Alex!! Sí, quienes recordeis la primera parte del artículo recordaréis que este tipo era el primero en morir y desaparecer. ¡¡Vaya, vaya!! ¡¡Me pregunto quién será el asesino!! Espero que por lo menos tenga una buena coartada y no vaya mirando mal a quien cuestione su inocencia.

Uo. El Alex este debe ser de la misma escuela de actuación que Michael Scofield. Sabe cómo conseguir que poner cara de pan se parezca a poner cara de maloso. Vaya, hay muchas dudas sobre quién será el asesino final. Contando que todos ellos le han visto matar menos Alex, que además ha desaparecido al principio de la película y ha podido planear el resto de asesinatos…Algo me dice que el final de la sorpresa no va a ser tan sorpresivo, a no ser que acabe en una sexy pelea en el barro. Que todo puede ser. Mantengo la esperanza.

A todo esto, nadie le pregunta a Alex cómo se salvó de la caída del barranco, ni le piden explicaciones, ni nada. Total, no teneis coches para escapar, no podeis llamar por teléfono…¿cómo vais a sospechar del tipo más sospechoso de la historia? Pues no. Mucho mejor sospechar del fumeta, que es el tipo más tranquilo de toda la película y no tiene motivaciones para matar a nadie. Toma ya. “Oye, que cuando tú no estabas han muerto siete personas”-“Pues a mi me parece muy sospechoso que tú no hayas muerto”-“Euh…”. El holandés fumeta es noqueado y esposado y Alex ríe malvadamente mientras se le nota la culpabilidad en los ojos. Vamos, que le falta un letrero en el que diga “Sí, todas las pruebas me apuntan a mí”. Para cuidarle, la chica del escondite con un cenicero en la mano. Uau, está armada. Ten cuidado, Holandés.

Náh, déjalo. No tengas cuidado, que todos sabemos que el poder letal de una llave inglesa y una gallina (una gallina, ¿pero qué clase de planes hace el Alex este?) superan al de un cenicero. Ya ni se preocupan en disimular quien es. Hasta los gestos y la voz son las mismas que las de Alex. Ay, que tristeza. Con lo majete que era el chaval. Sara encuentra el cuerpo, llora durante dos tediosos minutos de reloj que podemos aprovechar para realizar nuestros quehaceres diarios, y va a por el Holandés, que, oh sorpresa, se ha liberado. Desde luego, el director se esfuerza para que pensemos que es el asesino, uy, sí. Atención, que ahora llega el giro argumental. Yo ya estoy sudando de terror y miedo. ¿Quién será el asesino? ¿Qué motivaciones tendrá? ¿Por qué nadie disuadió al director de hacer esta peli?

Oh, caray, qué inesperado. Fijaos que hasta tiene su frase guay preparada para el momento en que le pillen, en plan psicópata enfermo sin motivación alguna para cargarse a todos sus coleguitas (aparte del de estar en una de las peores películas que he tenido oportunidad de tragarme ultimamente). Hablar de la actuación de ella sería hablar de la actuación esquizoide de una actriz en decadencia antes de empezar a ser una joven promesa, así que mejor me lo callo para no herir sensibilidades. Ups.

Ahora que Alex es el malo oficial (y aun no he hecho el chiste “Alexsino” por demasiado malo hasta para este blog), los siguientes cinco –y últimos- minutos serán la persecución entre la llorona de Sara y él. ¿Interesante? Tanto como el debate de ayer por la noche o el último disco de los Pitufos. ¡Bravo! Los dos corren sin ganas en vez de dispararse y matarse de una vez. Bueno, dispararse…él tiene una pistola, ella tiene una rama caída de un árbol. Esta es una peli mala. Está claro quién gana. Ahora, de pronto, llega el momento de las motivaciones, del por qué. No puede haber una razón más cutre de matar a alguien. Pese a todo, oye, qué fácil es identificarse con él.

Hay tantas cosas que comentar, que no sabría por donde empezar: El “Pija asquerosa” (insultar a alguien que tiene una pistola no es una buena idea), el hecho de que haya estado en un manicomio y no lo sepamos hasta ese momento, echarle la culpa a los padres y a la sociedad, “El asesinato en serie es una pasada”, el plano del disparo y la muerte de casualidad, la rama seca que no haría daño a nadie excepto a Alex…Estos cinco minutos conforman una de las mayores obras maestras del cine español. ¿No querías motivos? ¡Toma motivos! La sociedad, los padres, un manicomio. Vamos, no le ha echado la culpa también a los videojuegos y al rol por falta de tiempo. Total, que amanece y Sara baja del monte…¡¡justo para encontrarse con Alex, que, sí, SIGUE VIVO!! Pero vivo y feliz, vamos. Sin un rasguño. Por suerte el prota anda por ahí y le dispara del todo. Final finaloso. Espero. O sea, le han disparado dos veces.

Por dios. Si esperaban hacer una segunda parte, me temo que andaban un tanto equivocados con la recepción que iba a tener. Por supuesto, ninguno de los actores presentes en esta aberración volvió a trabajar jamás (ni ganas, claro), el director volvió a lo suyo, que era producir pelis malas pero menos y el guionista se encerró en su despacho de El terrat para no volver a salir jamás de él por purita vergüenza ajena. Luego nos quejamos de Física o química.