Esas tiras cómicas sin gracia: El paraíso gafapasta

El mundo del humor es inabarcable, eso está bastante claro. Los hay que se descojonan con los Monty Python (y sólo con los Monty, eh, no les vayas a servir algo de menor calidad que son gourmets de la risa, de esos que miran por encima del hombro mientras se toman un canapé), los hay que se parten en cuatro de risa con Aida (y, por tanto, tambien con Aquí no hay quien viva y sus extensiones de humor ejpañol, de ese de mucha gracia porque salen putas y gangosos), los hay que si no les pones tiras de cuatro viñetas japonesas no se ríen (a pesar de que el diálogo de la tira sea “Hace frío”-“Sí” al más puro y odioso estilo Azumanga Daioh), y los hay gafapastas. Mis favoritos. Amo con locura a los gafapastas y su afición a reírse de lo que jamás tiene gracia, a despreciar el humor mundano de cacharrazo y golpe con la escoba, a decir que el humor ruso neosoviético con chistes conceptuales es mucho más gracioso que el ¡Para ti, que eres joven!. A dónde vas con eso, chaval. Eso se entiende a la primera, eso no tiene gracia.

Y es que de un tiempo a esta parte, las tiras artístico-cool se han ido llevando cada vez más, contagiando al resto de las tiras de humor. Por ejemplo. Un duende frente a otro. En la primera viñeta uno dice “La vida es la soledad del alma”. Silencio durante dos viñetas. En la última, el otro duende dice “Indudablemente”. Vaya puta mierda. Y oye, sin embargo nadie se atreve a decirlo en voz alta. TODOS creemos que debe ser humor inteligente, ya que es una tira cómica y no la entendemos. Y te pasas horas pensando: “La vida es la soledad del alma…luego el alma vive en soledad con la vida…la vida…ajá…”. Y aun es peor si vas donde un tipo que dice haberla entendido. Prepárate para la frase «Oh, quizá es demasiado difícil si no has leído a Proust». Escalofrío. Eres mucho más inteligente si te gusta Liniers que si te gusta el clásico Calvin y Hobbes, ganas carisma, ganas puntos entre los acólitos de La cárcel de papel (con cariño al gran Alvaro Pons, que es un gran fan del niño y el tigre de peluche). Hablando de Liniers, hace meses el gran Starsky me vino con un cómic que se había comprado: Macanudo. El cómic en cuestión, con una tira semigraciosa cada dos páginas, consistía en viñetas sin gracia una tras otra, pero el chaval insistió en ir a una firma en FNAC del portentoso maestro argentino. Después de aguantar media hora de gafapastadas en plan “¿El hecho de que se dibuje a sí mismo como un conejo es debido a la pluscuamperfectualidad de su isometría?”, cogí el micrófono y me atreví a preguntarlo, sintiendo los tornillos de doscientas gafas de pasta clavados en mi sien. “¿Por qué no me he reído ni una vez con ninguna de tus tiras? No tienen gracia”. Liniers me miró serio y respondió algo así como “¡¡Es que no tienen ninguna gracia!! Aun me sorprendo de que venga gente a decirme que la tira del señor marrón es graciosa. ¡¡NO ES GRACIOSA!! Sólo es un señor paseando, déjate de pavadas”. Por un momento creí que la horda gafapasta iba a matar al propio autor de sus sueños más húmedos, pero eso me dio otro enfoque del asunto. ¿Y si el autor se está descojonando de todos nosotros haciéndonos creer que algo aburrido es cachondísimo? ¿O es simplemente que los gafapastas se obligan a creer que algo es gracioso sólo porque es raruno? Mirad, por ejemplo:

Ajá. Sopla un viento misterioso que si te agarra te transforma. Uh, vale. Y hay un señor con capa y sombrero. Los sombreros de copa siempre son divertidos. Y un árbol deshojado. No, en serio, ¿por qué demonios hay alguien en este mundo que lee esta tira y se ríe? ¿Dónde está el humor en el hombre con el sombrero y la capa? ¿Alguien, por favor? Sí, por favor…sí, el señor que escupe en un Spiderman.
-Es humor poético.
Y un cojón de patofuá. Vamos, que te da vergüenza decir que no lo has entendido, como el resto de los humanos. Y es que, en el momento en que dices que no has comprendido la viñeta del viento misterioso, te expones a que cientos de personas inteligentísimas salten sobre ti hablándote de metalenguaje y de segundas capas de sensibilidad. Que no, joder. Que probablemente el autor estuviera triste ese día e hizo una tira sobre lo triste que estaba, no le busqueis cuatro pies al gato. Sigh. Pero bueno, peor es cuando intenta hacerse el gracioso (click para verla bien).

Y luego dicen que Toriyama era el genio de la fotocopia. En fin, a ver si he entendido bien el chiste. Vale, es un pingüino hablando con una ballena. La ballena tira agua porque respira así, y el pingüino cree que está constipada y no termina de entender que no es eso. ¿Ya está? ¿Ese es el chiste? ¿El pingüino es tonto? Porque, por mucho que nos lo hagan pasar por humor inteligente, la cosa no se diferencia demasiado del “Claro, es que el Luisma es tonto”, que quereis que os diga. Pero atrévete a decirle esto a alguien de esos que se compran los cómics por lo mal dibujados que están, ya que así tienen un toque mucho más underground que esos malditos estadounidenses del mainstream, que hasta ponen color y poses guays a sus personajes. A quién se le habrá ocurrido pensar que la gente prefiere leer a un superhéroe pegándose contra un supervillano antes que una dura historia de pseudoamor entre un yonqui adicto al rock clásico y una ex consejera matrimonial sueca con doble personalidad que tienen largas conversaciones metafísicas por la noche antes de dormir. Pues ésto, lo mismo. Pero no todo es culpa de Liniers. Tomemos como ejemplo a otro referente gafapasta: Gurewitch.

“Tiene gracia porque no tiene gracia”. La otra gran excusa para defender estas aberraciones contra el humor y la vida en general. Si no tiene gracia, no tiene gracia, ya está. Que el autor se dediqué al dominó, que no va a pasar nada tampoco. Si los fans enseguida encontrarán a otro que suplante su peculiar humor. Yo mismo, oye, que no es tan difícil hacer humor sin gracia. O sea, ¡es un tío volándose los sesos delante de un topo! Yo reconozco que puede que no sea el mejor humorista del mundo, que a veces los guiones no pasen de “Zapatero pega a Rajoy mientras le dice feo”, pero tambien sé que ningún gafapasta vendrá a adorarme por ello. Y sin embargo, sí a Gurewitch. No solo no lo comprendo, sino que además, el síndrome “No hace falta entender el chiste para que sea bueno” se está extendiendo peligrosamente. En España mismo (y es lo único que hablaré de humor español, por si acaso) tenemos a Jorge Arévalo, no el que hacía chistes de gangosos, sino un diseñador (hizo las caricaturas que en su día salían en Cuatro) muy inteligente (no me atrevo a decir otra cosa), aplaudido por los listillos. Y con un humor de qualitè, de nivel, con varios subsentidos y en el que hay que rebuscar mucho para encontrar gracia. Luego debe de ser bueno.

Es que me parto en dos de la risa. Como decían en su día Monteys y Fontdevila, la diferencia entre el humor inteligente y el humor normal es que con el humor normal te ríes, con el inteligente te pones una mano en la barbilla, sonríes y miras con magnificencia al resto del mundo como diciendo “Ey, tíos, lo he pillado”. Basicamente, ¿qué quiere decir Arévalo? ¿que pensamos cosas simples y las decimos de manera complicada? ¿Y eso hace gracia? ¿No puede hacerlo de una manera más simplista y cachonda? De hecho, ¿no puede hacerlo de una manera ALGO simplista y cachonda? Que parece que le pagan por viñeta y tiene que dibujar quince en una hora, venga ya. Que es una viñeta digna de la portada de Quo. En fin. Lo peor es que todo ésto ha llegado a las tiras normales. Sí, amigos, ¿recordais que hubo un tiempo donde las tiras cómicas tenían gracia? Calvin y Hobbes, Mafalda, Zits, Vida en el infierno…ahora se han visto sustituidas por clones a los que les han extirpado el ganglio necesario para que al final haya algo que nos haga saltar y recordar “eh, en la última viñeta hay que soltar una carcajada”. Y el ejemplo más claro es Garfield.

¿Recordais que hace algún tiempo Garfield tenía cierta gracia? Le gustaba la lasaña, se metía con Jon, Odie se caía de la mesa…y al final el gato decía algo gracioso, carismático e irónico que nos hacía decir “este gato mola” y salir corriendo a comprar cientos de posavasos de Garfield. Ahora, su frase irónica se ha quedado en un “Dije fa cuando debí decir la”. ¡¿Dónde está la gracia?! ¿¿Dónde está la maldita gracia?? ¿O es que ya simplemente es “A Garfield le tiran un pastel porque canta por la noche, luego debemos reírnos mucho”? Seguro que al colectivo gafapastil le hace gracia por aquello de que ya nos la ha dejado de hacer al resto de la humanidad, pero manda narices. Y pensar que era uno de mis grandes ídolos. Por suerte, siempre nos quedarán las tiras que NUNCA JAMAS tuvieron gracia, pero que por alguna razón llevan publicándose treinta años. Como Family Circus.

¡¡Jajajajajajajajaja!! ¡¡Es genial!! El niño le pregunta al padre “¿con qué juguetes jugaré en el instituto?”. ¡Y se lo pregunta porque es un niño y tiene inocencia infantil! ¿Y el otro? ¿Qué me decís del otro? La madre quiere a su hija y…oh, venga ya. ¿Por qué se sigue publicando ésto? ¿Es que nos hemos vuelto todos locos? O sea, ¿me estáis diciendo que la maldad congénita de Calvin no cambió nada en esta tira, que es igual en 1960 que ahora? Y no me vale que vayan dirigidas a sectores diferentes de la población, coño, que es que esto no tiene ni un ápice de maldad. Hasta los Teletubbies dejaban de sonreir en algún momento. Aquí están todos felices, alegres. Nuestro es hijo es un niño y haremos bromas con ello durante páginas y páginas. Creedme: Estos dos son los dos mejores chistes de la tira que he encontrado. No querais ver los peores, vuestros ojos explotarían y luego para quitar la retina de la pared hace falta espátula. Como veis, cada vez se lleva más la moda “Club de la comedia” pero en vago. O sea, donde los monólogos cogen una situación de la realidad y bromean mucho sobre ella, las tiras cómicas actuales se dedican, bueno, a exponerla. Y que alguien se ría después pensando “ay, pues igual tienen razón”.

Claro, porque deja la barbacoa y se va a preparar el árbol, supongo que para no sacarlo más adelante…ah, espera…que el chiste es ése, que la navidad se acerca cada vez más…ah…Si a la gracia que de por sí tiene el gag le sumas que la tira se llama That’s life, se puede llegar facil a la conclusión de que el autor quiere enseñar la vida tal y como es y que nos riamos mucho con ello. Yo propongo para futuras tiras que saque a una señora recogiendo la caca de su perro y otro en el que un señor haga una tortilla y nada le salga mal. Risas aseguradas para los incondicionales (él, su esposa quizá). Será que no comprendo el humor costumbrista.

En fin, ya veis lo que hay. Coged una escopeta e id exterminando gafapastas por la calle, o nos quedamos sin tiras cómicas que de verdad hagan gracia, con un remate final, con algo que nos haga decir “¡Eh, nunca lo había pensado!”. O peor: pronto sólo veremos tiras con dos personajes en silencio (a poder ser, como el horroroso Cuttlas, de palo) hasta que uno de los dos eructe y se acabe la tira. De hecho, después de escribir el tocho de hoy, Aida me ha dejado de parecer mala. Qué coño, es una obra maestra. Por lo menos se entiende.

Para el pensamiento general, reflexionad sobre estas dos tiras (click para verlas mas grandes). Si alguno le encuentra gracia, sentido, ALGO más allá del “me pagan por hacer esto luego no hace falta ni que me esfuerce”, que no dude en comentarlo. Por favor. Se lo agradezco con un ciberbeso y una felicitación navideña. Que ya hay que irse preparando. ¡¡Hey, como en la tira de That’s life!! ¡¡Qué agudeza sin igual!!