Cómics imprescindibles: ¡¡El planeta de los 1000 Olsen!!

Jimmy Olsen, el eterno secundario. El tipo que si se fuera por tabaco para no volver nadie echaría de menos, el tipo al que nadie quiere ver pululando por el Daily Planet. Y que sin embargo por ahí anda, cabizbajo, deseando ser más de lo que es. Y no será porque DC no le dio oportunidades. En cuanto vieron que el personaje causaba furor entre algunas personas que no han querido ser identificadas, corrieron a sacar su propia línea de productos al mejor estilo Lois Lane: Superman’s girfriend. Así, en 1954 surgió la cabecera Jimmy Olsen: Superman’s pal (como los DVD), que duró unos sorprendentes veinte años en los cuales Olsen se casaba cada mes con un gorila, le robaba la novia a Superman o se transformaba en un lagarto que intentaba destrozar Metropolis. Todo ello, por supuesto, con la continuidad típica de DC: Si te he visto no me acuerdo.

En 1967, al poco de empezar la colección, Jimmy ya había tenido varias transformaciones, entre las que se cuentan el hombre elástico, el hombre godzilla…pero a Jimmy no le interesaban esas menudencias: Nada puede compararse al poder de la amistad que le unía a Superman y que le salvaba cuando había algún problema. ¿Que Jimmy se había casado con un gorila por error? Superman pasaba por ahí y le pegaba un toque. ¿Que Jimmy no se acordaba de cómo se ataban las zapatillas? Superman le enseñaba a hacer una lazada. ¿Que Jimmy había quedado con una chica de verdad y no resultaba ser ni extraterrestre ni gorila? Bueno, nunca sabremos lo que podría haber ocurrido. Más que nada porque las aventuras de Jimmy no solían incluir a nada que no tratara de sí mismo. Así, en 1967, surgió la idea de juntar todas las transformaciones del amigo y hacerle un tour de force, un cómic que no podría olvidar en mucho tiempo, exactamente hasta Jimmy Olsen #106. Estamos hablando de Jimmy Olsen #105: ¡¡El planeta de los Olsen!!

 

Cuidado con los gritos, que vais a despertar a los vecinos. Es cierto, Jimmy Olsen apesta, y por partida milenaria más. Y es que no se me ocurre nada más horroroso que imaginarme a mil Jimmy Olsens juntos viniendo a por mí, todos con su cámara de fotos, su pajarita y su cara de mascota de MAD Magazine. Eso sí, la premisa argumental mola: Un montón de seres odiosos matando al más odioso de todos. A eso se le llamaría, si el cómic fuese bueno y no una mamarrachada, una inteligente reinvención del personaje. Lástima que no sea sino una bizarrada de ésas que nos gustan por aquí.

Todo empieza cuando el profesor (sí, hombre, ese famoso profesor que aparece en Superman, ese mismo), mira que te mira por su telescopio, encuentra un planeta al que llama el Planeta Olsen. Curiosamente, Jimmy Olsen, que pasa por allí, le escucha decir algo sobre dicho planeta y se lanza a la aventura: ¿De qué se tratara? ¿Un planeta llamado como yo? Y esas cosas que se pregunta alguien que ha sido transformado en un reptil gigantesco y ha estado a punto de destruir Metrópolis. Todo te sorprende. Pero justo cuando va a mirar por el telescopio…

¡¡Oh no!! ¡¡El telescopio se ha fundido!! Menos mal que el previsor supercientífico ha guardado una foto del planeta para, uh, uso personal. Eks. Todo tipo de Jimmys tan campantes: Los dos cabreados en primer plano, los gays al estilo años 60 (o sea, mano en la cadera y la otra ladeada) en segundo plano…¿No empezais a sentir auténtico terror por el planeta? Tranquilos, no habéis visto nada. Aun queda una oleada de horror y pánico. Y es que Jimmy empieza a preguntarse en voz alta en la habitación (algo que hacemos mucho todos, si) qué misterio se ocultará tras el planeta Olsen, cuando un helicóptero llega y le dice que suba. Como a Jimmy no le enseñaron lo de no ir con los señores que te dan caramelos, se monta y, en un tiempo record (y tan record), llegan al planetita en cuestión.

¡Gatos sufriendo! Dos cabezas mías y una de Superman…escarbadas en la montaña. ¡Como los presidentes en el Monte Rushmore en Dakota del Norte! Joder. Sólo esta frase merecería un artículo entero. Sobre todo por los gatos sufriendo, que es una expresión muy de allí (espero). Cada vez que estás emocionado por algo, los gatos sufriendo llegan a tu mente. Y ya lo de dar explicaciones innecesarias sobre el monte Rushmore me mata. Le falta decir la dirección postal, las coordenadas geográficas y enseñar un mapa con sus fotos para comparar. Que sí, macho, que sí. Que eres tú dos veces al lado de Superman. La foto de la página anterior, el ver a dos tíos iguales que tu pero con mejor gusto al vestir y ésto te podría empezar a dar pistas sobre lo que ocurre. En fin. Que al Olsen todavía no le pueden explicar qué es lo que pasa, algo sobre lo que por lo visto nos quieren mantener en tensión. Total, que van en helicóptero cuando…

¡¡Santo Toledo!! ¡Pero qué feo es Jimmy Olsen, ya por lo general, y más transformado en una tortuga gigantesca de varios metros de altura! Con calzoncillos, eso sí, no vaya a ser que alguna asociación en defensa de las tortugas desnudas nos denuncie. Bueno, pues eso, ya veis. El tipo rompe el helicóptero y Jimmy cae en su propia espiral de autocompasión. Y, aunque todos deseamos que se parta las piernas al caer y el cómic se acabe, la diversión sólo acaba de empezar.

Madre mía de mi vida. Mientras cae al vacío, a pocos metros de la tierra, aun le da tiempo a tener una conversación con su Yo del pasado (“Eh, ¿qué tal?”-“Nah, a punto de morirme”-“Vaya, eso es malo”-“Ya ves”), a ocurrírsele una idea para salvarse y a que Elastic Lad se ate no se como a cuatro árboles estrategicamente colocados y no se parta la cabeza. Toma ya. La concepción del tiempo de DC, así nos va. Total, que Elastic Lad le salva (por lo que todos odiamos a Elastic lad, por eso y por lo innecesario de que su cuello haga ese giro al estirarse) y Jimmy Olsen, que es un desagradecido, en vez de invitarle a unas cañas le pregunta por donde queda la ciudad y se pira.

¡Sssh! ¡Cuidado, Jimmy! ¡Es una mujer! ¡Me han dicho que muerden! ¡Y encima se parece a ti! Mira que estoy necesitado, pero eso de salir con una mujer-Jimmy Olsen se me antoja lo más patético a lo que una persona puede caer, por muy policía que sea. Bueno, éso y dejarse bigote con ese careto como el tipo de la tercera viñeta. Obviamente, intentaba que no le reconociéramos que se parecía a nuestro tipejo favorito, pero no lo ha conseguido. También me fascina que Jimmy Olsen crea que la solución al problema de por qué todos son como él lo tendrá una agente de policía que simplemente está moderando el tráfico. Claro, Jimmy, claro. La policía siempre tiene razón.

La agente le pide una “tarjeta de identificación asteroidal”, que obviamente no tiene (¿a quien demonios se le ocurrió el nombre?), por lo que acaba en la cárcel. Jimmy se excusa diciendo que es amigo de Superman, y la agente le acusa de mentir, bla, bla, bla. Total, que Jimmy acaba en la cárcel. Riámonos de Jimmy mientras se pregunta “¿Por qué aman a Superman pero me odian?”. Una pregunta con sencilla solución. Aquí acaba la primera parte, y una página después comienza…”¡¡Jimmy contra las Olsen!!” (o así debería haberse titulado, la única pelea en la que no tendría claro quien debería morir antes).

¡¡Qué inteligente ironía!! ¡¡El Jimmy-Hombre lobo es el dueño de la barbería! ¡¡Ha ha oh wow!! Entre tanto, se sigue encontrando antiguas encarnaciones de sí mismo: El hombre puercoespín (conocido de aquí a Medellín) y El hombre pulpo, un plagio barato del Doc Ock pero en salchichero. Pues nada, se pone a trabajar mientras masculla algo del asesinato del profesor. Algo a lo que, uh, obviamente han dado mucha importancia hasta ahora en la trama, sí. De hecho la mayoría no le habíamos dado ni importancia, creíamos se había desmayado y punto. Jimmy consigue escapar gracias a “Agente doble-5”, otra encarnación pasada, se disfraza de tipo gordo y descubre quien está al mando de todo ésto, qué es lo que ocurre. Un misterio mayor que el de la isla de Lost.

¡Jupiter Saltarín! ¡El jefe es TEMPUS, el malvado relojero que una vez intentó destruir la tierra debido a su odio por Superman!. ¡Uala! ¡Un malvado relojero llamado Tempus! ¿Puedo empezar ya a temblar del terror? A ver, tíos. Un malo que ha sido ya vencido por Jimmy Olsen ni es malo ni es nada. Por lo menos El mago del tiempo tenía su cosilla de semimaldad desnatada, pero Tempus, con esa capa sacada de las cortinas de una guardería y ese gorro digno de una mala partida de rol en vivo, ni siquiera nos da un poco de respeto.

Y es que atención al plan: El tipo en su día escapó de la cárcel y se montó en un cohete experimental que había creado (toma ya), donde, con unos materiales que se llevó, creó androides de Jimmy Olsen (ya puestos, podía haberlos creado de Jessica Alba, pero vaya), que crearon otros androides y finalmente una civilización de Jimmy Olsens. ¿Y todo por qué? Porque mientras, en el fondo del planeta, el malvado relojero estaba creando una maquinaria para mover el mundo fuera de su órbita y empotrarlo contra la tierra. Uno no entiende para qué cojones necesita entonces crear un mundo lleno de dobles, pero oye, lo que él diga. Y así, con la tontería y porque esto es un cómic lleno de superheroes idiotas, empieza una pelea en la que Jimmy pide, al fin, la ayuda de Superman (el falso del planeta, el de verdad debe estar arreglando el mundo y esas tonterías), que llega lleno de odio, rabia y cabreo monumental. Fijaos en su cara de la primera viñeta, queriendo decir “putoniñoloscojones, maldita la hora que te dije que me avisaras de tus chorradas”.

El Supes se carga a Jimmygodzilla de un puñetazo, pero no a Elastic Lad. Y mientras, Tempus se hace amiguete de Jimmy y le comenta que fíjate tú, que hay gente que ni es buena ni es mala y tal. Nada, hombre, de tertulia. Cuando Jimmygodzilla cae al suelo, del golpe rompe la maquinaria del reloj (¡¡qué golpe de efecto tan poco previsible!!) y todos los androides paran de funcionar al instante. Y justo en ese momento, cuando Jimmy ya ha hecho todo el trabajo (uh, algo así)…¡¡aparece el verdadero Superman!! (a buenas horas, mangas verdes, macho) Se exculpa diciendo que no creía que estuviese en un planeta lleno de Olsens, que fallo, tío, disculpa, la próxima vez a ver si tardo un poco más y ya te has muerto, etcétera. Superman les lleva a la tierra a él y a Tempus en el cohete de éste último y el cómic acaba de una manera melancólica.

Ooooh. Qué bonito, todos los Jimmys congelados y absolutamente inservibles, listos para la Crisis en tierras infinitas y morir para siempre jamás. Apasionante. Llorando de la emoción me hallo. En el futuro, Tempus tendría su momento de gloria en la serie Lois & Clark: Las nuevas aventuras de Superman, mientras que Jimmy ahora se ha convertido en un superhéroe, Mr. Action, al que todos queremos. Todos felices, todos contentos, nunca se volvió a hablar de éste asteroide y aquí como que no ha pasado nada. Para el recuerdo, un cómic plagado de emoción, sentimiento y tantos Olsens que dudo que tu cerebro haya podido aguantar.

Próximamente: Marvel descubre éste cómic y crea ¡¡El mundo de los mil Peter Parker!! Al tiempo.