Cine de calidad: Ratatoing

Cuenta la leyenda que, cuando Video Brinquedo se fundó en Brasil, lo hizo llena de ilusión y ganas de comerse el mundo de la animación, de demostrar lo que se puede hacer en Brasil con un par de ordenadores aparte de bailar la samba con ellos. Con la única intención de hacer pasar un rato divertido a los niños, realizaron sus primeras cintas, versiones de fábulas directas al mercado del video, llenas de bondad, cariño y animación de la que quema ojos. Así, El patito feo, Pedro y el lobo y El lobo y el cordero fueron anunciadas en las teletiendas de madrugada de cadenas locales alrededor del planeta. Y, con una base de clientes ya establecida (o sea, las abuelas que compran deuvedeses guachimonguis a sus nietos y se los ponen por las tardes junto al bocata Nocilla, por mucho que ellos quieran ver South park), se lanzaron a realizar su primera película original. En 3D, con dos cojones y un animador recién salido del instituto (el primo del director, que se manejaba en el After Effects que daba gusto, oye).

Cuentan también que la reunión en la que se hizo el primer brainstorming fue mítica. Las ideas iban y venían, la creatividad volaba por el ambiente de manera inusitada. De las ideas apuntadas esa tarde, tres resaltaron sobre todas las demás. Una, la historia de unos coches con ojos que hablaban entre ellos y sólo pensaban en competir. Y, en el momento en que sacaron a la venta Os carrinhos en: A grande corrida (mente limpia, mente limpia, mente limpia) se dieron cuenta de la desfachatez: Disney les había plagiado con una película muy inferior a Os carrinhos. Ésta tenía un guión y todo. Doloridos, se dedicaron a realizar su segundo largometraje. Nadie podría imaginarse un filme con robots gigantescos peleándose entre sí. Gladiformers iba a ser su obra maestra definitiva. Hasta que los cabrones de los americanos les plagiaron de nuevo. Finalmente, miraron la idea del tercer largometraje. Se miraron entre ellos. No, nadie les podía copiar ésta idea. Era demasiado bizarra para ser copiada. Al fin y al cabo, ¿quién iba a querer ver una película sobre una rata cocinera?

¡El ataque de los saleros flotantes!

Pixar lo volvió a hacer con su mediocre Ratatouille, pero ni por asomo consiguió llegar a la genialidad de ésta obra magna del cine, Ratatoing (con diéresis en la “g” por alguna razón que se me escapa), cuyo argumento permaneció hasta el momento de su estreno en DVD guardado bajo cinco candados para evitar filtraciones (de hecho, Pixar no consiguió mas que el argumento principal, la rata cocinera. El resto fue totalmente cambiado demostrando una pobrísima falta de ideas). A grandes rasgos, se trata de lo siguiente. Preparaos, porque tanta creatividad de repente os puede llegar a noquear.

Una rata tiene un restaurante para ratas en Brasil (no preguntéis por qué, si aceptas que una rata cocine, aceptas que tenga un restaurante), el “Ratatoing”. Por lo visto, el restaurante tiene mucho éxito. Tanto éxito tiene que el filme, que dura cuarenta y cinco minutos, se pasa los diez primeros mostrando a ratones diciendo lo deliciosa que está la comida. En serio. Diez minutos de ratones comiendo cosas de latas y diciendo Está delicioso, sazonados con hilarantes gags que harían palidecer de envidia a Billy Wilder (“Camarero, hay una mosca en mi plato”-“Es lo que ha pedido”-“¡Oh, es cierto! ¡Ja ja ja ja!”). Entre los ratones que hay en el restaurante (tampoco exageremos: Hay un total de siete, cuyas caras se repiten con otra voz para hacer ver que hay más) vemos a los protagonistas, cocinero aparte: Ratón Viejuno con su Mujer Viejuna (vitales para la historia: Al principio dicen que la comida está rica y luego, cuando empeore, dirán que está mala), el Camarero Respondón y Gordo (el típico doblado por Florentino Fernández si hubiese justicia), la Ratona Sexy y Los Malos. Los Malos, para que no se note que son los malos, van ataviados con un camuflaje la mar de inteligente y de sutil. Un disfraz de ésos que sólo pueden aparecer en una joya de la animación.

“¡No es posible! Toooodo éste disfraz para nada”

Un bigote. De todos los disfraces que un ratón puede ponerse, el malo se pone UN BIGOTE. No podía ponerse un sombrero, unas gafas de sol, no. Sin duda, lo mejor para que un ratón se camufle es algo que jamás le crecería a un ratón de forma natural (y tal y como es ese bigote, tampoco a un humano y/o extraterrestre). En fin. Con su disfraz, Los Malos, que dicen un par de veces en el restaurante que son los malos (creo, mi portugués aun no es perfecto) por si el bigote y las gafas no llaman la atención lo suficiente, comentan que tienen un restaurante rival, que se está quedando sin clientes por culpa de la sabrosa comida del Ratatoing. Un tema que nos toca a todos de cerca: El peligro de tener una PYME hoy en día en un sector monopolizado. Apasionante. ¿Quién dijo que éste era un film infantil?

Por tanto, lo que necesitan es conocer su ingrediente secreto para que el Ratatoing fracase. Por eso se llevan al restaurante una libreta en la que pone Ingredientes secretos de Ratatoing (ahí, con sutileza), pero, aun yendo todas las noches en un mes (sacando el dinero de la prostitución, supongo) aun no han adivinado ni uno. Y cuando le preguntan al protagonista, dice que es “el amor”. Qué chispa tiene el jodío, tú, más que Arguiñano. ¿Y cuál es el ingrediente secreto? Os preguntareis llenos de nerviosismo. Pues ni más ni menos que comida fresca sacada de una cocina que tienen al lado. Y si pensais que eso es poco original, deberíais ver cómo se preparan para ir a la cocina. Atentos, porque esta secuencia puede hacer que vuestros ojos se autodestruyan. Avisados estais.

Si veis las pruebas que los animadores hacen en las escuelas con sus personajes, vereis cosas como estas: Personajes girando sobre sí mismos, zooms a sitios innecesarios (una boca, un pie, una mochila), los personajes corriendo sin razón aparente sobre fondo blanco… El hecho de que lo hayan insertado como parte de la película, y no sólo eso, sino que lo repitan CUATRO veces a lo largo del filme (otros seis minutos perdidos en tonterías, y vamos dieciséis) le da a éste un toque de genialidad pocas veces visto antes. Y es que, si ya terminas aborreciendo la escena la primera vez que pasa, a la cuarta ya tienes en tu mano los billetes a Brasil, dispuesto a quemar Video Brinquedo.

Total, que los Buenos cogen fresas y chocolate de la cocina de los humanos y preparan postres con ellas. La Mala (o sea, la mujer del Malo) se entera en una escena que Ratatouille plagió vilmente, aquella en la que Remy se cuelga del ventilador, y se lo dice a Los Malos, que urden un plan maestro. Uno podría pensar que el plan maestro es conseguir tambien comida de verdad para hacerles la competencia limpiamente, pero entonces no podrían haber realizado la que es posiblemente la escena de animación más impactante de la historia. Sí, habeis visto muchas cosas hasta llegar aquí. El inicio de El rey león, las puertas de Monstruos S.A, los perfectos travellings de Ratatouille. Id olvidando esas escenas. Haced hueco a la que se os quedará quemada en las retinas a fuego. No podréis olvidar a Los Malos armando revuelo en el restaurante. Una vez hubo algo más impactante, pero ya nadie se acuerda.

No sólo el baile es genial (y que el Malo del Bigote siga con él puesto aunque no tenga por qué camuflarse), sino la composición de planos, la sincronía con la música, todos bailando con la boca abierta, simbolizando al espectador medio, que no puede cerrarla de asombro ante la magnificencia de Ratatoing. Y casi al final del video, cuando el Ratón Intelectual pasa en primer plano…sin palabras. Me quedo sin palabras. Toda una delicia para los cinco sentidos.

El caso es que después del revuelo, los humanos ponen cepos en la cocina, que el ratón protagonista ni siquiera huele (mas que nada porque hacer la animación del cepo probablemente cueste un pastón). De pronto, un gato le persigue (luego vereis su escena, posiblemente la mejor escena existente en el mundo de la animación mundial) y se quedan sin comida. Oh, que horror. Quedan diez minutos de peli y nuestros protagonistas están desolados. Pero como ya has comprado la película y es tarde para quejarte, la trama se resuelve en un pis pas: El prota se hace amigo del gato sin ningún tipo de razón, el gato se come a Los Malos (literal) dejando a las ratonas Malas Que No Eran Tan Malas viudas (pero contentas) y todos son felices y hacen chistes malos para acabar de rematar la función.

Si aún dudais si comprar Ratatoing (hacedlo: Es una inversión de futuro que vereis una y otra vez sin parar, y vuestros sobrinitos os lo agradecerán con palos y piedras), sólo me queda por decir que el nivel que habeis visto en los videos es el mismo durante todo el filme. Los personajes no cierran las bocas cuando están callados, los planos se repiten una y otra vez, tan sólo hay cinco escenarios en toda la película (restaurante ratuno, restaurante humano, cocina ratuna, calle, cocina humana). Total, que al final dudas de estar viendo una película sobre ratas cocineras o lo último de Lars Von Trier en plan experimental, intentando ver hasta donde llega el límite humano de aguante de un filme. Y si quereis una experiencia absolutamente psicotrópica, haced como yo: Vedla directamente en brasileño sin subtítulos. Seguro que la historia que os hagais en la cabeza es más interesante que la de ésta obra de arte que pasará a los anales (he he, culo) del cine incomprendido.

Para terminar, no puedo dejar de mencionar mi top 3 de los peores momentos de animación del filme (pero no peores a la escena del restaurante). Vamos allá.
 3-¿Por qué el protagonista no cierra la boca? ¿Y como es posible que cocine cientos de platos diferentes en esa puta lata? Y, de hecho, ¿como es posible que sea el prota teniendo esa cara de psicópata y mala persona?

2-La boca de la ratona, abierta a la altura de la entrepierna del ratón. Pornografía encubierta.

 

1-EL GATO CORRIENDO. Cualquier tipo de explicación sobra.

Y aquí se acabó hasta la semana que viene. Espero que mireis ahora a Pixar con otros ojos. A ésos malévolos copiadores de ideas de Video Brinquedo. Como diría Starsky, all hail Ratatoing.