Momias, Frankensteins y hombres lobo: Drácula versus Ash

Cuando una película hecha con cuatro duros y muchas ganas pasa a ser todo un icono pop, eso significa que vamos a terminar llenos de ira y asco homicida hacia ella por culpa de un montón de monguitos que elevan a la categoría de mito lo que no es mas que una saga entretenida. Pasa con El equipo A, pasa con Chuck Norris, pasa con Elmo Cosquillas, y sobre todo pasa con el maldito Ejército de las tinieblas: De tanto verlos en camisetas, escuchar a frikitos de palo hablar de ellos sin saber por qué son tan supuestamente importantes y de que siempre se hable de ellos cuando sale la palabra “nostalgia”, acabamos odiando lo que no merece ser odiado. A ver si me explico: Bruce Campbell mola. Eso es un hecho irrefutable en la historia de la humanidad. No existe un ser con más ratio de molamiento/carisma desde los tiempos de Alejandro Magno. Ahí estamos todos de acuerdo. Lo que no puede ser es que su aparición en una película convierta a esta en la obra maestra que no es. Si Bruce Campbell sale en mitad de Spiderman 3 y dice cuatro gracietas, por mucho que los monguitos salgan del cine en plan zombie diciendo “Es dios, es dios” (apelativo que, por cierto, debe hacer que en el cielo estén bastante apretados) la peli no pasa del 6. Para los monguitos, si en medio de Spiceworld Bruce Campbell saliera diciendo “Hola, dadme mi cheque” ya sería dios y una obra maestra sobre la faz de la tierra. Y quien no lo sepa ver, es que no ha visto Posesión infernal. Y si la has visto y te gusta pero no idolatras a Bruce Campbell sobre todas las cosas, es que eres estúpido y no mereces seguir viviendo. A lo que voy es a que todos estos superfans de Posesión infernal y Bruce Campbell probablemente correrán a su librería más cercana en cuanto los cómics de El ejército de las tinieblas salgan a la luz, por mucho que se les intente advertir de que bodrios como Freddy versus Jason versus Ash no son aptos para el consumo humano (ni deadite, todo sea dicho). Tras este rollazo, debo decir que el cómic de hoy gustará a todos los supermonguitos del mundo. Todos esos que orinan de gusto cada vez que Leslie Nielsen o el propio Campbell aparecen en pantalla, independientemente de que lo que digan o hagan tenga maldita gracia. Son dios y punto. Y más aun si se enfrentan a Drácula, Frankenstein, el hombre lobo y un montón de momias. ¿Cómo que no tiene ningún sentido? ¡A callar! ¡Es dios! ¡Lo que pasa es que no entendisteis ni un pijo de Posesión infernal! Bienvenidos a Drácula contra Ash. Yeks.

Bien, bien, vamos preparándonos para lo que va a venir después. Un Ash mirando no se sabe muy bien a donde y poniendo morritos siempre alegra cualquier cómic. Más aún si tenemos la motosierra en primer plano (dato para futuros guionistas de cómic: Las motosierras siempre molan. Poned a Spiderman con una y preparaos para firmar la nueva gran idea del señor Marvel) y un montón de monstruos mirando cabreados por detrás. A esto se le llama preparar a la gente, coño. Dudo mucho que alguien fuera capaz de comprarse el cómic después de mirar esta portada, pero de todo tiene que haber en este mundo, oigan. Es dios y todo eso.

Ash está en Nueva York, dando su coche para arreglar a unos mecánicos con acento paleto (risas, risas) y diciendo que no le importa si nos creemos lo que nos va a contar o no. Que es verdad y punto. La verdad, qué queréis que os diga, si un tipo viene y empieza una historia diciendo que no le importa si me creo lo que me cuenta o no, automáticamente pienso que es mentira. Cosas mías. Ash exige que su coche esté arreglado en una hora y paga con, atención, una reluciente moneda. Por si los paletos no hablaran ya suficientemente mal, imaginároslos charlando con una moneda en la boca.

¡Gracias por pensar en los que sabemos inglés de forma correcta gracias a Muzzy y sus amigos! O sea, ¿qué demonios quiere decir “Dang!” y “Deblooms”? ¿Tanto costaba no poner a paletos sino a gente normal y corriente charlando con Ash? Y, sobre todo, si pones a paletos que hablan con cosas como “Dats”… ¿es realmente necesario hacer que muerdan una moneda mientras hablan dios sabe como? En fin. Debo ser yo el raro. Por cierto, que si a mi me pagaran mis trabajos con una reluciente moneda, por muy deadite que sea, le iba a arreglar el coche su madre.

Ash, que está con una chica (por lo visto, en los cómics cada vez acaba con una distinta. ¿Recordáis la chica de Freddy versus Jason versus Ash? Yo tampoco. Es lo bueno de los personajes reemplazables) mientras piensa que ya no habrá más muertos, deadites ni monstruos. Pero como un cómic de Ash tomando café no es lo que se dice emocionante, enseguida vemos a Drácula expectante, dislocándose los dedos apoyado en una cornisa. En el fondo agradecería que ya estuviera el lío montado, si no fuera porque nuestro murcielaguito favorito dice más tonterías que Sánchez-Dragó con veinte litros de sangría encima. Y tampoco se puede decir que sea mucho más digno. Mientras anuncia que va a resucitar un montón de monstruos sin ningún motivo, Drácula, el rey de los no-muertos, decide que poner cara de pastillero de discoteca es una gran idea.

Esa mandíbula desencajada, esos oros al cuello a lo cani, esa mirada de “te voy a comer tó menos lo que te esperas”… No es lo que yo entiendo por clase, no. Por no hablar del pelo semi-engominado y la perillita cutre. Coño, que hasta yo tengo más gusto por la estética y mi ropa se basa en “camisetas grandes y pantalones cómodos”.

Drácula aparece en Rumanía habiendo esquivado a todos los cazadores furtivos de murciélagos, si es que existe tal cosa, y entra en una cueva plagada de hombres lobo (sí, hombre, la famosa cueva de los hombres lobo de Rumanía. Quién no la conoce), dispuesto a zurrar al primero que se le ponga delante casi sin decirle Buenos días. Después se dirige a saludar al monstruo de Frankenstein (este Drácula, que tiene unos contactos cojonudos, oye) y, finalmente, a Egipto, a resucitar a unas momias gracias a un antiguo conjuro. Y ojo, algo hay que agradecerle a este cómic: Sus inteligentes y chispeantes diálogos, repletos de momentos míticos y chistes que permanecerán en nuestra memoria por siempre.

¡¡Es genial!! ¡¡Eeeerrkknn!! Simplemente tronchante la momia. Y Drácula contando la historia en el idioma natal de su tío abuelo egipcio, ni te cuento. Se nota que esto lo han escrito guionistas de nivel. “Oye, que no me apetece escribir nada hoy”-“Pues nada, oye, invéntate un idioma y escribe gemidos par alas momias”-“¡Estupendo! ¡A ver la tele!”.

Una semana antes… Sí, amigos. De pronto, un flashback injustificado nos enseña que Ash y su novia (que, por cierto, aun no ha abierto la boca en todo lo que llevamos de cómic) van a Nueva York porque -¿lo adivináis?- es posible que un “virus vampírico” tenga que ver con el Necronomicon. Uauh, que inesperado. Por favor, tanta originalidad me está matando. De vuelta a la normalidad (sí, ese flashback no se podía explicar de otra manera que no fuera con un flashback, por supuesto. Ash diciendo “Sí, es posible que esto sea cosa del Necronomicon” no tiene la misma carga sentimental que tres putas páginas de Ash montado en un coche hablando de absolutamente nada), Drácula invoca a los murciélagos, que toman Nueva York por completo (donde, por cierto, todos hablan con acento paleto) mientras Ash se come una hamburguesa. Ahí, épico total. La lucha contra el mal y todo eso. En ese momento, de la nada aparecer un personaje que los no angloparlantes agradecemos cosa mala. A todos nos encanta un tipo con monóculo y ridículo bastoncillo que cambia las eses por zetas.

“I haf zought ju”. Toma ya. Espero que nadie intente aprender inglés gracias a los cómics de El ejército de las tinieblas, porque entre los paletos muerdemonedas y el tipo del monóculo lo llevamos claro. Bueno, traduciendo lo que dice, basicamente que Ash tiene que acabar con Drácula. No me lo puedo creer. Qué sorpresivo. Seguro que el Necronomicon está metido por el medio y todo.

La hamburguesería en la que está Ash es asediada por un puñado de vampiros, y Ash hace lo que mejor sabe hacer: Encender su motosierra cada vez con una onomatopeya distinta. Algún día, los guionistas darán con la adecuada, pero ya adelanto que “Vrooom-Enenen!” no me recuerda demasiado a una motosierra. A una lancha motora todavía, o a algo que haga “Vrooom-Enenen!”, pero no una motosierra. La pelea comienza y el dibujante decidió que se iba a dormir. Total, pudiendo fotocopiar viñetas EN LA MISMA MALDITA PÁGINA, ¿quién necesita dibujar algo nuevo?

Viene en el manual del tipo con cara dura, capítulo 8. “Coges el dibujo, le das la vuelta y después vuelves a ponerle. nadie se dará cuenta”. Vale, en este caso sí porque tiene la misma sensación de movimiento que mi abuela, pero en algo bien dibujado suele colar. En serio, me apasiona la manera en que el autor ha fotocopiado la primera y la tercera viñetas cambiando sólo el fondo. ¿Pero CÓMO se puede tener tanta cara? ¿CÓMO? ¡Es que ha repetido hasta el plato y los cubiertos volando! Este cómic es una puta obra maestra. Y punto.

En mitad de la pelea, la novia de Ash (que, por cierto, ya habla) se pone su uniforme de la cruz roja y empieza a pegar a los malosos con la cruz en sí, dejándoles noqueados. Hay que amar este absurdo recurso argumental. Ash, que sigue sin usar ni cruces, ni estacas, ni leches en vinagre (¿es que no ha visto Buffy cazavampiros?), se dedica a intentar destrozar bichos con su escopeta, sin resultado. Y, como tipo original que es, al final decide usar estacas, pero a su manera. O sea, ¿quién quiere estacas puntiagudas de esas que REALMENTE matan vampiros teniendo…

…CUCHARAS? ¡¡A dónde vamos a parar!! Para matar a un vampiro no hay nada mejor que una cuchara, vamos. Ya te lo dicen en la literatura universal, “si te encuentras con un vampiro, nada mejor que una cuchara de madera tirada desde lo lejos. Igual le das de casualidad”. Obviamente, Ash no sólo les da, sino que consigue acertar justo en el corazón y desintegrarlos. Con un par.

En el fragor de la batalla, Drácula muerde a la novia de Ash (si es que no le duran nada al pobrecico. Salen de un cómic para morir en el siguiente. Así, Ash decide ir hasta Rumanía para enfrentarse a los hombres lobo, Frankenstein, las momias, los vampiros y demás gentuza. También podía decidir hacer un funeral para su novia, pero Ash no es un sentimental. Ash mola. Es dios.

La semana que viene, la conclusión de Drácula versus Ash, Ash versus Drácula, el mundo contra los que han perpetrado esto, llamadlo como queráis. El ejército de las tinieblas como nunca lo habíais visto. Por suerte.

Mañana, volvemos a hablar de porno y nos dejamos de Necronomicones, deadites y demás.