Cómics imprescindibles: Bugs Bunny contra Superman

El final de los años 90 debió ser una juerga repleta de cocaína y prostitutas en las oficinas de los señores DC y Marvel. No es difícil imaginárseles a ambos sonriéndose mientras disfrutaban de malsanos placeres y aprobando todo lo que les traía algún guionista sin complejos pero con imaginación y muchos estupefacientes en el cuerpo. Los crossovers comenzaron a asediar las tiendas (Superman y Quicky, Archie y Punisher, Superman y Terminator…) en un maquiavélico plan para que la gente dejara de comprar cómics. Pero aun quedaba el plato fuerte. Ese cómic que nadie se ha leído pero todo el que hace el típico post de portadas graciosas de Superman debe poner en su blog: Bugs Bunny contra Superman. Escrito por Mark Evanier, otrora guionista de Hanna-Barbera (hay episodios suyos de series tan poco repetitivas y tan apasionantes como Richie Rich, Scooby Doo o Dragones y mazmorras) y de cómics como Groo (¡todos queremos a Groo!) o DNAgents (¡todos queremos a….uh…Groo!), y dibujado por Joe Staton, que comenzó realizando las historias de un superhéroe que me atrae mucho, E-man (¡¡por favor, mátenme!! ¿No ven que se lo pido a gritos?) y terminó con la JLA y Green lantern. Y Bugs, vaya. Imaginaos el cachondeo en la oficina de DC. Ahí uno haciendo Batman, allí otro currándose el Superman mensual, un par de personas discutiendo sobre Green lantern y, al fondo, el pobre Staton dibujando a Bugs Bunny, Elmer y compañía como podía, con un guión tan poco divertido como absurdo. Es imposible no pensar en Frank Miller diciendo: “¡¡Parece que a Superman le van mucho los conejos!!”. Ay, este Frank. ¿Creíais que el mago del tiempo y Chairman eran lo peor entre lo peor? ¡¡Preparaos para conocer a Mxyzptlk!! No, el gato no ha pasado por encima del teclado. Empezamos potentes.

Por el bien de todos, espero que no. Lex Luthor te crujiría en menos que canta un gallo, Bugs. Que a ti se te da bien escapar de Elmer y bromear con el pato Lucas, pero son unos superpoderes, digamos, cuestionables. En fin, ya desde el principio te avisan, en la primera página: “Hay mundos que nunca se deberían conocer”. Efectivamente. Os lo podíais haber planteado en la primera reunión, pero claro, era más divertido estar con cocaína y prostitutas. Tsk. Maldito señor DC. En esta primera imagen ya damos por hecho muchas, muchas cosas que no servirán para entender el cómic mejor pero que nos hace ver por donde va el asunto…(Click para agrandar, claro)

 

¿Tan pobres son en la Liga de la Justicia Americana que tienen que compartir un maldito tebeo? Que eso ocurra en el mundo de los Looney Tunes, vale, lo comprendo perfectamente: Se habrán encontrado el tebeo por ahí tirado y habrán empezado a disfrutar. Bueno, Piolín no, que mira no se sabe muy bien a donde con mirada frenopática y apoyado en un sólo pie. ¿Puede dar un pájaro peor rollo? Ni el Ketekasko, oigan. Por otra parte, algo falla cuando los amigos de la Looney se ríen más con los cómics de la JLA que los de la JLA con los de la Looney. ¿No se supone que unos son de risión y otros de acción y aventuras? De hecho, a Batman no le hace ni puta gracia. Quizá es porque se hinchó de batcroissants en el batdesayuno, pero el pobre está irreconocible. Señor Michael Moore, salga del traje de Batman, por favor. Tenga un poco de decencia. En fin, a Wonder woman también se la suda bastante el cómic de la Looney y se dedica a mirar a la izquierda. No a Plastic man (que por otra parte tiene una sonrisa la mar de malrollista) sino a la izquierda, a un punto indeterminado lejano. ¿Quizá a algún enemigo? Porque igual es cosa mía, pero yo creía que la JLA se dedicaba a luchar contra enemigos y malosos, y no a leer cómics malos basados en series míticas. ¿Quién se imagina a Superman llegando por la mañana al despacho del supergrupo y soltando un “Bueno, chicos. He comprado un cómic de los Looney Tunes, así que el plan de hoy es leernoslo completo una y otra vez en lugar de luchar contra el mal. Hoy, el Joker tendrá que esperar”? No tiene ningún maldito sentido, deberían preparar planes contra el mal, no dedicarse a leer cómics de los Looney tunes con anuncios de monos de mar en la contraportada (algún día hay que hablar de ellos). En fin. Ya ni pregunto por qué Elmer no aprovecha para disparar a Bugs. Si en el fondo son amiguitos.

A partir de este momento el cómic se divide en dos. Por un lado, la vida en Metrópolis. Por otro, la vida en Looneylandia. La de arriba no tiene sentido, pero la de debajo tiene gracia tirando a limitada. En fin. Mientras Bugs tiene el enésimo encontronazo sin gracia con Elmer (“¿Cuantos lleva? ¿10.000 intentos? Ah, no, sólo 9.993. ¡Juraría que la cuenta es más, debido a las nuevas carreras!”. Yo tampoco entiendo el chiste), Lois Lane camina con Clark en busca de la noticia: un avión del tamaño de un barrio entero probablemente obra del Juguetero (se ve que no les quedaban nombres a los que se los ponen). Tras caminar un par de pasos, la muchacha se aburre y quiere ir a una cafetería (toda una profesional del periodismo, oigan), momento que aprovecha Mxyzptlk para hacer su primera aparición. Resulta que el tipo planta una cosa en el suelo y, de pronto…

¡¡Sale un Starb…Czarbuck de la nada!! Desde luego, el plan diabólico de Mxyzptlk no puede ser más estúpido. Convertir a la gente en sillas tiene su aquel, pero poner tiendas en solares abandonados es una maldad que no termino de pillar. Que seguro que es muy mala, eh, pero mi corazón es bondadoso o algo. Descubrimos, mientras, que la única manera de parar a Mxyzptlk es conseguir que diga su nombre al revés. Ya es difícil decirlo a derechas, así que seguro que Superman tiene un sofisticadísimo plan para conseguir que vuelva a decir su nombre al revés. Seguro. Confiad en ello.

En el mundo de los Looney, de pronto aparece un Do-Do y Elmer no puede disparar a Bugs porque salen flores de su escopeta. ¡Risas hippies! ¡Risas hippies! Por lo visto, el bicho viene de otra dimensión gracias a su transportador dimensional (ya a la venta en su Mediamarkt más cercano), igual que Mxyzptlk. Oh, ¿adivinais lo que va a ocurrir, astutos lectores? Pues eso. Que no ha llegado a la dimensión que quería. Pobrecico. ¡Veamos ahora cual es el sofisticado plan de Superman para hacer viajar entre dimensiones a Mxyzptlk! ¿Quizá le torture hasta que lo diga? ¿Tal vez le rete a decirlo? ¿Quizá…?

Uh…¿En serio hemos confiado en Superman para que nos proteja? Quiero decir, su plan ha sido hacer leer ingredientes a un supervillano. ¿Hará lo mismo con Lex Luthor y con Bin Laden? Es un tanto deprimente que este tipo pierda de una manera tan humillante. Empezaba a cogerle cariño a su estúpido plan de convertir Metrópolis en una, uh, metrópolis. Total, que desaparece él y todo lo que ha venido con él, mientras en Looneylandia leen el cómic de Superman en el “amigable kiosko del barrio”. Que no se yo cómo un kiosko puede ser amigable. Por lo menos el kioskero amigable precisamente no parece, no. Mientras, al fin tenemos algo de decencia y saber estar en este cómic.

DC, hijo, DC. Podría haber hecho otro Batman: Año uno, pero prefirió hacer Bugs Bunny contra Superman. Luego se quejaban de que la industria de los cómics iba en retroceso. En fin, el Dodo vuelve a viajar entre dimensiones al igual que el bueno de Mxyzptlk mientras Supes se pregunta por el avión aquel que estaban buscando al inicio del cómic y que era tan grande como un barrio. Minucias comparado con un tipo que hace tiendas en una ciudad, obviamente. Total, que el Dodo y Mxyzptlk se encuentran entre dimensiones y empieza el lío. El Dodo le cuenta que no hay superhéroes en su mundo sino patos y cerdos y, claro está, Mxyzptlk se muere por ir allí donde no esté Superman para crear problemas. Total. Llega donde el gallo Claudio (el personaje más irritante del universo Looney junto a Pepe LePew), que le sorprende tirándole una tarta a la cara. Ja-ja, Chuck Jones no habría hecho un chiste mejor. Sólo espero que no lo redondeen. No sé, espero que el gallo Claudio no haga un chiste malo que no tenga nada que ver con nada sólo para intentar que cerremos el cómic sin arrepentirnos ni un instante de ello y…

Mira que hacemos chistes malos en este blog, pero lo del crem-osito me puede. Quizá no lo he pillado porque el gallo Claudio estaba picheando pero yo no taba cachando (¿de qué demonios está hablando y cuándo este personaje empezó a ser un estereotipo cultural cubano?). En fin, de allí pasa a encontrarse con un pato Lucas similar al del gran corto The scarlet pumpernicket, pero sin gracia y vestido de mosquetero. O con toda la gracia que puede tener “¡Todos para uno! ¡O dos para veintinueve! ¡Tres por un dolar! ¡Cuatro para Texas!”. ¿Es eso que veo por ahí un matojo y eso que oigo unos grillos? ¡Bravo! De ahí tiene un breve encontronazo con Taz (¿quien no recuerda la enorme Taz-mania? ¿Para cuándo reemisión? ¿Para nunca? Oh, porras) y cae en la cuenta de que igual lo mejor para hacer el mal es crear una idea malvada de verdad. Qué cosas. Y para que se note que este es un cómic del siglo XX, no falta la referencia cultural.

Ay, que me parto. Los talk shows dice. No, no os preguntéis por qué un Dodo conoce los talk shows, simplemente partiros de risa locamente. Total, que el plan es el siguiente. Muy inesperado para quien se haya comprado el cómic. ¡¡Juntar el universo Looney con el universo DC!! ¿A que no os lo esperabais para nada? ¡¡Pues, por si acaso no había quedado claro, aquí viene su viaje, con la referencia a la cultura pop más innecesaria de la historia!!

¿Creíais que Chico Luna hacía referencias innecesarias? ¡¡Eso es porque no conocíais al pato Lucas!! ¿Qué demonios tiene que ver el túnel amarillo este con Dawson crece? ¿Aparece algún túnel dimensional plagado de animales parlantes en la serie o ese es el chiste? Porque de ser así, sigue sin tener gracia alguna. Realmente no se parece en nada a Dawson crece, que es una serie que el pato Lucas no debería conocer si vive en un universo alternativo al de DC, pero es que aun no entiendo el comentario más allá de “el guionista quería hacerse el juvenil y guay”. Sigh. Llega el momento crossover. Green Lantern se encuentra con Marvin el marciano, Plastic Man con Pepe LePew (¡Dos personas irritantes en el mismo lugar!! ¡¡Que alguien las mate!!), Batman con el Playboy penguin (no os extrañe no conocerlo, sólo salió en dos cortos antes…¡¡y ya lidia con Batman!! Empiezo a ver graves injusticias en este cómic, por mucho que el chiste “¡Regresarás a donde perteneces…¿pingüino?!” funcione) y Flash con…¿con quien va a ser?

¡¡Andale andale!! ¡Vivan los estereotipos, los burritos, los nachos y Speedy González! Venga ya, cualquiera puede a Flash a estas alturas, tampoco es algo tan espectacular. Ahora bien. Cómo debe joder ser vencido por un ratón mejicano. En fin, el caos está causado y sólo queda esperar a que Mxyzptlk decida, porque sí, que un Looney va a reemplazar a Superman. Y va a elegir al más apropiado, oigan.

¡¡Kguipton!! Pues eso, la semana que viene, la segunda parte de este apasionante crossover. ¿Conseguirá Elmer reemplazar a Superman? ¿Volverá Mxyzptlk a leer su nombre al revés? ¿O se cambiará el nombre en el registro legal? ¿Veremos al fin en que se parecen los Looney a Dawson crece? ¡¡Todo esto y mucho más, el lunes que viene!!